Vivimos en una era donde la tecnología es nuestra mejor amiga y, a veces, nuestra peor enemiga. Se nos promete productividad instantánea y desbloqueo de nuestra creatividad con solo un clic. Pero, ¿alguna vez te has encontrado con una montaña de herramientas que, en lugar de liberarte, te dejan más atrapado que un ratón en una trampa? Bueno, yo sí, y es por eso que hoy quiero hablarte sobre una técnica que puede parecer anticuada, pero que está más fresca que nunca: la técnica de las tres sillas de Walt Disney.

Pero antes de sumergirnos en este mágico método, permitame que te cuente una pequeña anécdota sobre mi experiencia con la creatividad y la tecnología.

Una historia de distracción tecnológica

Recuerdo una noche en que intentaba escribir un artículo. Tenía lápiz, papel, ideas brillantes y, por supuesto, mi laptop. Me senté dispuesto a plasmar mis pensamientos, y en ese momento, llegó el demonio de la distracción: notificaciones de redes sociales, correos electrónicos y esa tentadora invitación a revisar «una nueva app que promete aumentar 10 veces tu productividad». Al final, la noche fue un desfile de pestañas abiertas y poca acción. Desesperante, ¿verdad?

Este tipo de situaciones son cada vez más comunes. Nos hemos convertido en criaturas de la multitarea. Pero, ¿realmente estamos siendo más productivos o sólo estamos haciendo muchas cosas a la vez y ninguna realmente bien? La simple verdad es que nuestras mentes humanas no están diseñadas para alternar entre tareas constantemente. Walt Disney, el icónico productor y creador, lo entendió hace casi un siglo, cuando ideó un método que contrastaba completamente con esta perspectiva.

La técnica de las tres sillas: tres perspectivas para una mejor creatividad

La técnica de las tres sillas de Disney puede parecer una idea sencilla, pero es un enfoque revolucionario para resolver problemas creativos. Imagínate tres sillas en un espacio físico y, cada vez que cambias de silla, cambias de rol:

  1. El soñador: Aquí es donde dejas volar tu imaginación y generas ideas sin restricciones. En esta fase, todo es posible y no hay límites. ¿Recuerdas la emoción de ser niño y pensar en las posibilidades interminables? ¡Ese es el espíritu del soñador!
  2. El realista: Esta silla es un cambio total de perspectiva. Ahora es el momento de tomar esas ideas brillantes y comenzar a planificar cómo se llevarán a cabo. Puedes sentir la emoción al convertir un sueño en una serie de pasos concretos. ¿No es genial ver cómo algo que estaba en tu mente comienza a cobrar vida?

  3. El crítico: Finalmente, llega el turno de la crítica constructiva. Aquí es donde puedes refinar tus ideas y pulir los aspectos que necesitan ser mejorados. Es sorprendente lo que se puede aprender en esta fase. Muchas veces, nuestros sueños necesitan un poco de intención para ser realizables.

Un truco psicológico para mejorar la creatividad

El método de las tres sillas de Disney no solo se basa en la lógica; tiene un trasfondo psicológico interesante. Al moverte físicamente de una silla a otra, estás forzando a tu mente a adoptar diferentes actitudes. Este cambio físico desencadena un cambio mental que se traduce en una mejor calidad de ideas. Te invito a intentar esto la próxima vez que estés atorado en un proyecto: diséñate tu propio espacio con tres «sillas» de pensamiento.

Esto también plantea una pregunta interesante: en un mundo donde la tecnología busca optimizar cada aspecto de nuestra vida, ¿no sería más efectivo adoptar métodos que se basan en la naturaleza humana?

La fricción creativa en lugar de la automatización

Con el auge de herramientas digitales que prometen optimizar la creatividad, a menudo nos encontramos abrumados por una falsa ilusión de productividad. Nos hemos convertido en prisioneros de la automación. ¿Te suena familiar? Pasamos horas organizando nuestras ideas en aplicaciones, en lugar de centrarnos en desarrrollarlas. ¡Es como tener un coche deportivo y quedarte atascado en el tráfico de tu propia mente!

En su esencia, la técnica de las tres sillas enfatiza la fuerza de la fricción. La creatividad a menudo florece en el conflicto y la tensión entre diferentes perspectivas. En lugar de suavizar esos bordes afilados, necesitamos más de ellos. Walt Disney lo entendió perfectamente: a veces, las mejores ideas surgen de la tensión entre lo que realmente queremos y lo que realmente funciona.

Un enfoque en el presente

Disney vivió en una época en la que el internet no existía, pero su técnica es increíblemente relevante ahora. En un mundo donde el trabajo remoto ha difuminado las líneas entre la vida personal y profesional, los principios de su método pueden proporcionar un ancla en medio del caos. Cuando estamos rodeados de distracciones digitales, la rápida forma de pensar que proviene de cambiar de «silla» puede resultar un respiro refrescante.

Por otro lado, no se puede despreciar los avances tecnológicos que sí ofrecen herramientas valiosas, como aplicaciones de trabajo en equipo, plataformas colaborativas, etcétera. Pero la pregunta es: ¿estamos aprovechando esas herramientas de la manera más efectiva, o solo estamos llenando nuestro espacio mental con ruido innecesario?

La tecnología como aliado

De hecho, algunas aplicaciones de productividad pueden ser aliadas en el proceso. Sin embargo, puede que necesitemos un enfoque más deliberado. En vez de confiar ciegamente en aplicaciones que prometen simplificar nuestra vida, consideremos integrar métodos como el de Disney en nuestro flujo de trabajo. Por ejemplo, puedes configurar momentos durante tu día laboral donde dediques tiempo a soñar, planificar y criticar tus ideas con consciencia. Tal vez lo que necesites no sea otra app brillante, sino simplemente un momento de claridad para reflexionar sobre lo que realmente quieres lograr.

Reflexionando sobre la sencillez del proceso

La vida es un torbellino constante de ocupaciones y tareas por hacer. En medio de ese caos, la simplicidad que propone la técnica de las tres sillas puede servir como un bálsamo. Después de todo, ¿quién quiere pasar años de su vida atrapado en el eterno ciclo de la productividad virtual? Lo que realmente anhelamos es una conexión profunda con nuestras ideas, y esa conexión surge del entendimiento entre el soñador, el realista y el crítico que todos llevamos dentro.

Además, nunca podemos subestimar lo poderosa que puede ser la empatía en el proceso creativo. Al adoptar diferentes roles, te permites apreciar no solo tu perspectiva, sino también la de los demás. ¿Qué podrían aportar otros roles a tus ideas? Esa amplia comprensión puede llevarte a innovaciones que ni siquiera habías contemplado antes.

En conclusión: el camino hacia la creatividad real

El mundo ha cambiado drásticamente desde que Disney ideó este método, pero su esencia sigue siendo válida. Nos recuerda que la creatividad no es solo una cuestión de pulsar un botón; es un ejercicio de fricción, perspectiva y un compromiso con la simplicidad genuina. Así que, la próxima vez que te enfrentes a un bloqueo creativo, no busques la solución en otro gadget o aplicación brillante. Si quieres desatar tu verdadero potencial, recuerda las tres sillas. Y si todo falla… bueno, siempre puedes redecorar tu oficina con tres sillas para recordártelo.

Como en la vida, la magia a veces se encuentra en las ideas más simples. Te dejo con una última pregunta: ¿estás listo para levantarte y cambiar de silla?