La vida tiene una extraña forma de sentarnos frente a las noticias, como si fuéramos espectadores de una serie dramática que nunca sabemos cuándo terminará. ¿A quién no le ha pasado que se siente atrapado entre el chisme del vecino y un titular que amenaza con sacudir su paz mental? En su regreso a La Sexta este año, Wyoming, conocido por su mordaz humor y aguda crítica, volvió a capturar nuestra atención no solo por sus chistes afilados, sino por un propósito que muchos de nosotros quisiéramos seguir: no enfadarse.

Un regreso marcado por la reflexión

Cuando Wyoming comienza su monólogo, lo hace como un viejo amigo que sabe exactamente lo que hemos vivido. «Aquí estamos de nuevo, cargados de buenos propósitos e intenciones para los doce meses que se avecinan,» afirma. Es en este momento, en plena conexión con su audiencia, que muchas personas se encuentran con sus propios objetivos personales, como comer mejor, hacer ejercicio y, por qué no, ser más pacientes. Pero en el corazón de su mensaje se encuentra esta idea que resuena: ¿es realmente posible no enfadarse en un mundo tan caótico?

El desafío de mantener la calma

Durante su intervención, Wyoming revela un deseo más profundo y complicado: «mi propósito más importante para este 2025 es no enfadarme.» ¿Quién no se ha sentido abrumado por la negatividad del mundo? Desde guerras y genocidios hasta locos en la política que prometen más locuras. A veces, parece que el universo conspira en nuestra contra, arrojándonos un cúmulo de malas noticias cada mañana. ¿Y es que acaso hay un club selecto de