La situación en Cisjordania es un tema que produce opiniones encontradas y, a menudo, emociones intensas. Los eventos recientes, que incluyen la escalada de violencia entre colonos israelíes y palestinos, así como las políticas del gobierno israelí respecto a la expansión de asentamientos, han vuelto a poner la atención global sobre esta región tan compleja. En este artículo, exploraremos estos temas para entender no solo el contexto político y militar, sino también el impacto humano detrás de los titulares.
Contexto histórico: ¿de dónde venimos?
Para poder entender lo que ocurre hoy en día en Cisjordania, es esencial retroceder en el tiempo. Entre los años 1947 y 1948, el conflicto comenzó a gestarse cuando la ONU propuso un plan de partición para Palestina, que incluyó la creación de un Estado judío y uno árabe. Tras la creación del Estado de Israel, aproximadamente 750,000 palestinos fueron desplazados, dando inicio a un largo período de tensiones y enfrentamientos. Este es un tema que, como palestino, ha sido transmitido de generación en generación como una herencia de dolor y desplazamiento.
Personalmente, recuerdo a mi abuelo hablando sobre su hogar en una aldea que ahora es un asentamiento israelí. Al mirar esas tierras desde la distancia, sentía como si cada piedra le susurrara historias de un tiempo que se fue. Los relatos sobre la casa de su infancia, los aromas de su tierra, y los amigos perdidos eran narrados con una mezcla de nostalgia y rabia.
La escalada de la violencia: ¿qué está ocurriendo?
A partir del 7 de octubre de 2023, se han producido incidentes trágicos en Cisjordania. Colonos armados dispararon contra jóvenes palestinos, resultando en varias muertes. Al día siguiente, durante los funerales de las víctimas, se produjo otro tiroteo. Estos eventos han generado reacciones internacionales y una creciente preocupación por la violencia en la zona.
La situación ha sido descrita por muchos analistas como una espiral de violencia, donde cada nuevo incidente parece desencadenar otro más. Ahora bien, ¿cómo es posible que un ciclo de violencia continúe alimentándose sin fin? En momentos como estos, me pregunto: ¿dónde está el espacio para el diálogo?
El gobierno de Netanyahu ha defendido la expansión de asentamientos en Cisjordania, argumentando que se trata de una política de soberanía nacional. Bezalel Smotrich, actual Ministro de Finanzas, mencionó en un tweet la meta de 2025 como el «año de la soberanía en Judea y Samaria». Para muchos, esta declaración suena como una invitación al conflicto, y me pregunto si algún día veremos a ambos lados sentándose en la mesa de negociaciones.
Los asentamientos: un tema polémico
La presencia de asentamientos israelíes en Cisjordania ha generado controversia a lo largo de los años. La ONU y la mayoría de la comunidad internacional consideran estos asentamientos como ilegales bajo el derecho internacional, pero el gobierno israelí tiene una visión diferente. En 2024, cerca de 2,400 hectáreas han sido clasificadas como tierras estatales israelíes, lo que representa el mayor crecimiento en décadas.
En mis propias experiencias de vida, siempre he notado que las disputas territoriales no son solo una cuestión de política; son, en última instancia, una cuestión de pertenencia y hogar. Para los colonos, establecerse en Cisjordania es una forma de cumplir con un sueño ancestral; para los palestinos, esos mismos asentamientos son un recordatorio de la pérdida y el sufrimiento.
Un ciclo que se repite
El aumento de asentamientos, como se informa por Peace Now, se ha acelerado notablemente. En el último año, se establecieron al menos 43 nuevos asentamientos, en comparación con el promedio de menos de siete al año desde 1996. Este alarmante crecimiento preocupa a muchos que abogan por la solución de dos Estados, ya que hace difícil dividir el territorio de una manera que sea justa para ambas partes.
¿Qué piensan los colonos? Muchos comparten la esperanza de que figuras políticas como Donald Trump cumplan el sueño de una mayor soberanía en la región. Trump, durante su mandato, tomó decisiones como trasladar la embajada de EE. UU. a Jerusalén, lo que fue visto por algunos como un respaldo a la expansión de los asentamientos.
Es irónicamente intrigante cómo la política internacional puede cambiar el curso de un conflicto tan arraigado. ¿Es posible que los políticos piensen en sus decisiones más allá de las encuestas y elecciones, o solo buscan el favor del electorado en el momento?
La voz de la comunidad internacional
Las reacciones de la comunidad internacional frente a la violencia en Cisjordania han sido variadas. Algunos países han expresado su preocupación y han instado a Israel a frenar la expansión de asentamientos, mientras que otros permanecen en silencio, quizás por interés político o la complejidad de las alianzas geopolíticas.
A veces, me siento preguntando si la comunidad internacional realmente entiende el dolor que sienten tanto israelíes como palestinos. Imagina ser un adolescente palestino que se levanta cada mañana en una zona de conflicto. ¿Cómo se imagina su futuro?
Recordando la última vez que visité Cisjordania, un amigo me mostró un lugar donde habían pintado murales en memoria de los que habían perdido la vida. Los colores brillantes representaban una comunidad unida frente a la adversidad, pero detrás de esos murales había historias de cotidiana lucha y esperanza.
Un futuro incierto
La posibilidad de un futuro en paz parece lejana, y muchos en ambas comunidades sienten la desesperanza acumulada con cada nuevo decenio de conflicto. La presencia de más de 500,000 colonos israelíes en Cisjordania complica aún más cualquier intento de encontrar una solución viable. Las esperanzas de una solución de dos Estados se desvanecen día a día, mientras las voces de extremistas de ambos lados continúan alimentando la polarización.
Tuve una conversación hace poco con un amigo israelí que vive en Tel Aviv. Hablábamos sobre el futuro y cómo los jóvenes de ambos lados están empezando a abogar por la paz. Me dijo: «No podemos seguir estos patrones de violencia. Necesitamos un cambio, pero ¿cómo iniciarlo?» Es un dilema común, pero insisto: el aspecto más importante es la educación. Las nuevas generaciones necesitan saber que la paz no se engaña. Se construye.
Reflexiones finales
Al concluir este artículo, quiero hacer un llamado a la empatía. La violencia en Cisjordania no es solo un titular en las noticias; son vidas reales que están siendo afectadas cada día por circunstancias que a menudo están fuera de su control.
Aquí es donde entra el humor sutil, si es que debemos buscarlo entre tanto sufrimiento: Me imagino un futuro donde tanto israelíes como palestinos se reúnan a compartir un café (y quizás un falafel o un bagel, dependiendo de a quién le preguntes). En ese mundo ideal, los debates no serían sobre fronteras y asentamientos, sino sobre a quién le sale mejor el café.
Pero, seamos honestos, hasta que lleguemos a ese punto, el camino hacia la paz será largo y lleno de obstáculos. Es fundamental que todos, desde los ciudadanos hasta los líderes mundiales, trabajen juntos para encontrar una solución duradera, porque al final del día, todos merecemos vivir en paz en nuestras propias tierras. Y tú, ¿qué piensas? ¿Es muy utópico soñar con un futuro así?