La situación del Valencia CF es un torbellino de emociones y desencantos. Imagínate estar en un estadio con 42,500 personas, esperando ver a tu equipo superar los malos momentos, y salir de allí con la sensación de que en lugar de un triunfo, has presenciado el último episodio de una telenovela tragicómica. Así fue la noche del reciente partido contra Las Palmas, donde el entrenador Rubén Baraja se encontró en medio de un clamor popular contra la gestión de la directiva y la desesperación de una afición que, a estas alturas, ya no sabe si su amor por el club es un acto de valentía o de locura.

¿Por qué un equipo con tanta historia está en esta situación?

La pregunta que muchos se hacen es, ¿qué ha pasado con el Valencia CF? Un club con una rica historia, doble campeón de LaLiga a principios de siglo, se encuentra ahora atrapado en el abismo. En los últimos seis meses, el equipo ha conseguido ganar solo un partido. Rubén Baraja, una leyenda de la casa, se ha visto enfrentado a la tormenta perfecta: un club en crisis, una afición desbordada y la constante presión de los medios.

Recuerdo claramente mi propia experiencia asistiendo a un partido del Valencia en el pasado. La energía en el aire, el bullicio de las gradas, el fervor palpable por cada jugada. Ahora, esa energía se ha transformado en un descontento palpable. La hinchada se ha convertido en una mezcla de frustración y decepción. Y no es para menos. ¿Cómo podemos esperar que los jugadores brinden su mejor rendimiento cuando la afición siente que ha sido traicionada por su propio club?

La figura de Rubén Baraja: ¿héroe o villano?

Baraja, al que muchos consideran un héroe, está enfrentando un dilema. Por un lado, su leyenda en el campo le confiere ciertos bonos. Pero, por otro lado, los resultados han hecho que su continuidad como entrenador sea cuestionada. No es fácil. Recuerdo cuando me encontré con un viejo amigo en una reunión y me comentó sobre el sentido de traición en la afición. “Antes, sólo teníamos que preocuparnos por los resultados. Ahora, parece que es un asunto de vida o muerte”, dijo con una mezcla de risa y tristeza.

Durante un reciente encuentro, Baraja salió a pedir apoyo a la afición mientras su equipo se hundía en el marcador. Pero ahí fue donde la cosa se tornó extraña. ¿Se puede pedir a la afición que olvide el dolor de años de malas decisiones? La respuesta en el estadio fue un eco de silbidos, un grito de desesperación que resonó por todo Mestalla.

La figura ausente de Peter Lim

Y, claro, en el centro del huracán se encuentra Peter Lim, el propietario del club. Un hombre que, aunque potente en su campo, parece haber olvidado las raíces del Valencia CF. La desconfianza hacia Lim ha crecido, como un fuego que se intensifica sin poder controlarlo. El lunes, mientras se desarrollaba el partido, cientos de aficionados se manifestaban gritando «Lim, vete a casa».

Recuerdo mientras navegaba por las redes sociales, cómo un grupo de aficionados publicaba memes sobre Lim comiendo palomitas mientras el barco se hundía. La realidad es que Lim, desde su posición, no ha mostrado interés verdadero por su equipo. Desde hace años, su voz es un eco vacío en un estadio lleno de gritos de protestas, y la situación se ha vuelto insostenible.

La situación se vuelve insostenible

Las críticas hacia Baraja han surgido no solo por los resultados, sino también por sus decisiones. Por ejemplo, tras la acusación de Rafa Mir por agresión sexual, las declaraciones del técnico sobre dar “una segunda oportunidad” no cayeron bien entre la afición. Muchos pensaban que ante la gravedad de la situación, quizás un enfoque más enérgico hacia la disciplina podría haber sido más apropiado. ¿Es esa la imagen que queremos dar como club?

La Agrupació de Penyes Valencianistes, que podría haber sido un baluarte de apoyo, ha decidido guardar silencio en estos tiempos tumultuosos. El ambiente es tan espeso que uno podría cortarlo con un cuchillo. Los aficionados, que antes llenaban las gradas con esperanza, ahora sienten que han sido olvidados.

Reformas o revolución: ¿qué necesita el Valencia?

La situación es crítica, y hay varias voces que demandan un cambio. Tente, presidente de la Peña Valencianista de Campanar, ha expresado su preocupación de que Baraja no sepa manejar la presión. Según él, la afición ha sido ejemplar y no se le puede pedir más. “Es triste que un ídolo se preste a esto”, decía con evidentemente decepcionado. ¿Acaso no debería un exjugador legendario convertirse en la voz de la razón y no del desasosiego?

Juan Sebastià, otro veterano de la afición, siente que todo es guiado desde arriba, como si Baraja estuviera bailando al son de una melodía que solo los altos mandos conocen. La pregunta es: ¿qué necesita el Valencia para salir de este espiral de desesperación?

El futuro incierto del club

La verdad es que el futuro del Valencia CF es incierto. Con cada partido que pasa, se siente más como una película de terror que un episodio normal de fútbol. Después de que Baraja suplicara apoyo y la multitud respondiese con una pitada, ¿qué pueden hacer los aficionados más que preguntarse si deberían seguir apoyando a este equipo contra viento y marea?

Ciertamente, la historia y el legado del Valencia no se pueden borrar fácilmente. Pero, ¿hasta cuándo podrán los seguidores soportar el dolor? Se siente como si el club estuviera atrapado en un juego de «piedra, papel o tijeras», donde cada elección parece llevar a una nueva calamidad. A veces me pregunto, ¿estamos atrapados en un ciclo de repetir errores?

Reflexiones finales

La historia del Valencia CF, llena de altibajos, es un espejo de la experiencia humana: esperanzas, desilusiones, lucha y resiliencia. La afición no es simplemente un grupo de personas que consume fútbol; son el alma del club. Mientras Rubén Baraja enfrenta su propia tormenta, el desafío más grande podría ser reconectar con aquellos que siempre han estado a su lado, incluso cuando la tempestad arrecia.

Así que, al final del día, ¿qué esperamos del Valencia? Más que resultados, necesitamos un sentido de pertenencia, un resquicio de esperanza en medio de la oscuridad. En este viaje, la afición debe recordar que su amor por el club no depende solo de una victoria en el campo, sino de la conexión que han forjado a lo largo de los años. ¿Y tú, seguirás apoyando al Valencia CF, sin importar cuán dura sea la tempestad?

La respuesta no es sencilla, pero lo que es seguro es que, sin duda, el viaje continuará.