La Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha tomado una decisión impactante que resuena hasta en los pasillos más formales de la academia: la supresión del Máster de Formación Permanente en Transformación Social Competitiva, que estaba codirigido por Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. Pero, antes de que saques conclusiones radicales sobre este asunto, déjame contarte lo que realmente está en juego aquí. ¿Realmente la UCM ha perdido su rumbo o es simplemente una medida pragmática ante un panorama complicado?
¿Por qué ahora? Contexto y decisiones
El año 2023 ha sido complicado para la UCM, cuyo nombre se ha visto empañado no solo por la baja demanda de este máster en particular, sino también por temas más serios. La decisión de cerrar este proyecto académico llega justo después de que la Universidad decidiera no renovar la cátedra extraordinaria relacionada con el máster. ¿No es irónico cómo una cátedra en la que se esperaban grandes cosas termina como un desastre reputacional?
La Comisión de Formación Permanente de la UCM ha expuesto que, a pesar de la convocatoria optimista que consideró el máster como un proyecto con «importantes posibilidades», la realidad ha sido otra. Según ellos, «las expectativas inicialmente generadas no se han visto convalidadas ni por los hechos ni por la demanda». Y aquí es donde entra el sutil humor de esta situación: a veces, nuestras mejores intenciones se esfuman como gazas en una tormenta de verano.
El peso del prestigio
Una de las razones clave por las que la UCM ha decidido cerrar este máster es la devaluación reputacional que ha sufrido. ¿Cómo se siente una universidad con cientos de años de historia al lidiar con acusaciones de tráfico de influencias? Si te estás haciendo esas preguntas, ¡bienvenido al club!
Bajo la mirada crítica del Juzgado de Instrucción 41 de Madrid, la UCM está siendo investigada por las cuestiones relacionadas con el máster en cuestión. Citando “diversos procedimientos judiciales”, la universidad se ha visto obligada a reconsiderar su posición. Aquí es donde la risa se convierte en un suspiro, ya que lo que alguna vez se pensó que sería el trampolín adecuado para las carreras de muchos, se ha convertido en una especie de agujero negro reputacional.
Un máster con poca demanda
¿De qué sirve tener un máster si ni siquiera hay alumnos interesados en asistir? La UCM ha argumentado que la baja demanda y el poco interés mostrado son factores decisivos en esta supresión. Desde 2020, se han realizado cuatro ediciones de este máster, mas solo las versiones presenciales lograron captar cierto interés. Desde las tres convocatorias online que no vieron la luz por escasez de alumnos, se impone la pregunta: ¿estamos hablando de un programa académico o de una exposición de arte moderno que nadie quiere visitar?
De las cuatro ediciones presenciales, uno de los másteres se canceló y, de las otras, a lo sumo lograron atraer aproximadamente a diez alumnos, dejando a la universidad con ingresos “muy escasos”. Dado que cada alumno paga la módica suma de 7.200 euros, y la UCM sólo recibe un 15% de ese dinero como canon, es fácil ver su punto de vista.
¿Justificación financiera o daño colateral?
Pero, hablemos claro: ¿la UCM está justificando sus decisiones en términos financieros? La universidad ha declarado que los ingresos generados no llegan a cubrir los costes asociados al máster. ¡Sorpresa! No es fácil sostener un programa académico que no suma a la masa crítica de estudiantes deseada. Aquí es cuando el humor vuelve a entrar en juego: es como intentar vender helados en el ártico.
La conclusión es clara: si no es rentable, la UCM prefiere concentrar sus recursos en áreas que traigan más alumnos. Después de todo, administrar una universidad es como dirigir una empresa; tener sentido común es crucial.
Un impacto personal: el costo emocional
Si bien es fácil hablar de estadísticas y números en un artículo como este, existe otro lado, uno que rara vez se menciona: el costo emocional. Estudiantes que soñaron con este máster y que ahora ven sus ambiciones truncadas. Aquí es donde la empatía juega un papel importante.
Piensa en esos estudiantes que se habían matriculado, listos para cambiar el mundo con sus conocimientos de transformación social. Ahora, tal vez sientan que su inversión y su devoción han sido en vano. Para ellos, esta decisión no es solo una cifra que cae en un gráfico, sino un golpe directo a su futuro académico y profesional. No deja de ser un pequeño recordatorio de lo frágiles que son los sueños.
La reacción de Begoña Gómez y el Gobierno
Ah, ¿y qué hay de Begoña Gómez? Hasta ahora, su nombre ha resonado en varias esferas desde el anuncio de esta decisión. Como mujer de un político, su conexión añade un nivel adicional de intriga a toda esta situación. Se podría decir que Begoña Gómez se ha convertido en un movimiento de ajedrez en este tablero político, y claro, parece que el resto de los jugadores están atentos a cada uno de sus movimientos.
Sin embargo, es relevante observar su respuesta. Hasta la fecha, no se ha pronunciado públicamente sobre el tema. Una figura pública que se mantiene en silencio en tiempos de crisis es como una gorra de béisbol en un partido de cricket: simplemente no encaja. ¿Está tratando de evadir el enfoque mediático o es simplemente que no hay nada que añadir en este momento?
Conclusión: Un cierre polémico o una nueva oportunidad
La supresión del Máster de Formación Permanente en Transformación Social Competitiva es, sin lugar a dudas, un cierre polémico en la historia reciente de la Universidad Complutense. En un mundo donde los rankings y la reputación son esenciales para mantener la relevancia y atraer a los mejores estudiantes, cada decisión cuenta.
Pero más allá de lo financiero y lo reputacional, es crucial reflexionar sobre las implicaciones que esto podría tener a largo plazo. ¿Estamos perdiendo oportunidades de educar y formar a futuros líderes en transformación social? O, por otro lado, ¿es este un movimiento estratégico que permitirá a la universidad consolidar su identidad y recursos en áreas más efectivas y con mayor demanda?
En resumen, la UCM ha tomado una decisión que podría considerarse tanto un naufragio como una oportunidad para navegar nuevas aguas. Como cualquier otro aspecto en la vida, hay varios prismas a través de los cuales mirar esta situación. ¿Cuál es tu interpretación? ¡Me encantaría saberlo!