Si alguna vez has tenido la curiosidad de saber cómo es un día típico en la vida de una periodista, estás en el lugar correcto. Pero antes de que empieces a pensar que este es un relato épico de glamour y lujo, déjame aclarar que no soy exactamente la versión moderna de Lesley Bates. Mi vida es más bien una mezcla agridulce de anécdotas cómicas, café (mucho café) y un par de mensajeros que parecen estar en una carrera de obstáculos para entregarme paquetes. Así que, ¡prepárate para acompañarme en un viaje que espero sea tan entretenido como lo es para mí!
6:45 – El despertar del caos
¿Alguna vez te has despertado con la sensación de que el mundo entero está en tu contra? Para mí, esa es la sensación que tengo cada mañana cuando escucho a Falete (sí, el cantante; he hecho de su música mi despertador) gritar amorosamente. «¿Por qué me odias tanto, Falete?» me he preguntado mientras arrastro los pies hacia la cocina en una especie de danza zombie.
Una vez en la cocina, la vida se vuelve un poco más tolerable gracias a una buena taza de café, mi mejor amigo. Mientras lo preparo, a menudo me pregunto: ¿es este el momento en el que debería reconsiderar mi vida y empezar a meditar en lugar de depender de la cafeína? Pero, honestamente, ¿quién puede meditar con la cabeza llena de pensamientos caóticos y una lista de tareas que crece más rápido que tu indecisión en el menú de un restaurante?
7:00 – La rutina de la ducha
Nada mejor que escuchar las noticias mientras me ducho. Suena como el comienzo de una historia épica, ¿verdad? Pero en realidad es más un monólogo de comedia. Mientras me enjugo el shampoo de la cabeza, escucho «¡Breaking News!» y pienso: «Oh, mira, ¿quién más está arruinando su vida hoy?». Un poco de humor negro nunca viene mal.
8:00 – La llegada a Mibardesiempre
Cuando finalmente me pongo los cascos y salgo de casa, es como si la guerra estuviera por comenzar. Entras en Mibardesiempre, el bar que se ha convertido en mi segundo hogar. Suena un poco triste, lo sé, pero es verdad. Y en los días en que realmente disfruto el café de la tarde, es más un refugio que un bar.
Llego y le doy la bienvenida a mi «camarero favorito», que con un gesto cómplice me deja un café con leche en la mesa casi antes de que yo pida. La magia de los buenos servicios. No puedo evitar hacer una foto con corazones alrededor de su rostro y mandarla a mis amigos. Mientras tanto, mis amigos se preguntan si estoy enamorada; la respuesta es clara: ¡del café!
9:30 – Entrevista con una actriz encantadora
Llamo a la representante de Clara Lago. Aquí es donde la vida real se mezcla con un poco de encanto. La conversación es tan fluida que parece que estamos en una animada charla sobre los siete pecados capitales. En un momento dado me veo deseando que esto fuera una cita, tomando una caña en un soleado día de verano, pero lo cierto es que estoy en un bar en un pueblo y ella está a kilómetros de distancia.
Después de una conversación amena, vuelvo al yugo de los mensajes de texto y las llamadas en espera, tratando de recordar si realmente tengo que entregar algo… o si es solo una ilusión.
11:45 – Delicias de café y más café
A medida que avanza la mañana, mi cabeza, sumida en pensamientos, me recuerda que en tres días tengo un vuelo a Madrid. Así que me pongo a hacer malabares con la aplicación de la aerolínea. Después de tres o cuatro intentos fallidos y un par de fotos en el camino, finalmente tengo los billetes, y con ellos, una cierta paz interior que solo el café puede proporcionar.
12:00 – El dilema del café de pastel de calabaza
La vida tiene una forma de tropezar con pequeñas sorpresas, como la llamada de mi vecina preguntando por el café de pastel de calabaza. «¿Qué café?» es lo único que puedo pensar, así que procuro salvar la situación y pido el café de pastel de calabaza. Mejor prevenir que lamentar, diría yo. ¡Quieren llegar al corazón de la gente a través de sus molinos de café!
13:30 – La carga del día
Con mi mochila ya llena de cosas que, por supuesto, no voy a necesitar, comienzo a marchar hacia la puerta. Para mí, salir de casa es como estar en un juego de escape, pero el único enemigo es mi cartera y un par de llaves escurridizas. No saber dónde están mis llaves debería convertirse en un nuevo pecado capital, ¿no creen?
Finalmente consigo las llaves y estoy a punto de salir cuando mamá decide llamarme. ¡Perfecto! No hay nada mejor que hacer malabares con la vida al estilo Circo del Sol mientras escucho reproches. Pero, al final, la llamada se desliza entre las horas de la tarde, y a mí me gustaría dejar todo atrás y correr a una isla lejana cada vez que suena el teléfono.
15:45 – La épica siesta
Llego a la tarde y mis ojos empiezan a cerrarse. Es el momento de la siesta. Falete se habrá olvidado de mí uno o dos minutos, pero no hay nada que un alarma no pueda arreglar. Sin embargo, no me puedo dejar engañar. Es solo cuestión de media hora antes de que Falete exprese su odio nuevamente.
17:00 – Más llamadas que tareas
Y aquí estoy, tratando de hacer malabares una vez más cuando me llama mi madre. Desearía que tuviera un «modo de silencio» pero la realidad es que tengo que hacer malabares con la lavadora y una conversación que parece un juego de trivial sin final. Dejo en claro que tengo tareas pendientes, pero eso no impide que la llamada continúe, como si estuviera en una sitcom, esperando escuchar esa famosa risa grabada.
17:30 – ¿Es un día soleado o un día de escribir?
Después de que he navegado a través de tantas cosas y sigo intentando encontrar un momento de paz, decido que lo mejor es salir al jardín a escribir. Pero que sorpresa ha sorprendido al amor de mi vida, el wifi, y no viene a mi llamada. Tengo que activar el punto de acceso portátil de mi teléfono, en un claro acto de desesperación.
18:12 – Mensajeros y sorpresas inesperadas
Mientras estoy en un punto de acceso y tratando de concentrarme, un mensajero aparece en mi puerta. «¡¿Qué ahora?!», me quejo. Dejo mis notas, abro la puerta, y efectivamente: es otro libro. En mi mente uno podría esperar que los entregadores en vez de libros traigan pizza, pero lo tengo claro: mi vida es una comedia romántica donde los libros son los galanes.
19:00 – Reenviar colas de mensajes
Aprovechando que estoy en el supermercado, me doy cuenta de que debo re-enviar una columna que mi compañero de Opinión no ha recibido. Mientras mi amigo de WhatsApp intenta seguir su trama en la escena, solo quiero saber si es una escena tensa, o por otro lado, una de comedia.
22:10 – La cena
Luego de varias aventuras, me encuentro finalmente en casa. Ceno tortilla, que, sinceramente, no era mi mejor creación culinaria. Pero lo importante es que sobreviví a un día más.
23:15 – Encuentro con un gato
Me despierto en el sofá con un gato ronroneando encima de mí y la tele proyectando cualquier drama de la tarde. Busco el mando a distancia, pero lo único que encuentro es mi teléfono. Decido finalmente dejarlo todo y poner un pódcast sobre asesinatos, quizás la mejor opción para relajarme antes de dormir, a pesar de saber que Falete se despierta a las 6:30 de la mañana, listo para empezar el ciclo una vez más.
Reflexiones finales
Reflexionando sobre mi día lleno de café, llamadas familiares y mensajeros variopintos, entiendo que mi vida quizás no sea la de una periodista convencional, pero eso no impide que tenga mis propias aventuras. Otros se pueden encontrar en el bullicio de la ciudad, pero para mí, cada día es un nuevo capítulo en esta hilarante novela llamada vida. Y mientras me alegra pensar que el mundo sigue girando, me pregunto: ¿qué nuevo desliz o broma inesperada me depara el futuro?
Así que la próxima vez que te despiertes y sientas que Falete te odia, recuerda que no estás solo. Hay una comunidad entera de soñadores, apasionados y por qué no, cibernéticos cafés alrededor del mundo luchando con el mismo melodrama. ¡Ánimo, tú puedes!