Recientemente, Santiago Abascal, el líder de Vox, hizo un viaje que le permitió a su partido afianzar relaciones con figuras influyentes de la política y la economía mundial. Acompañado de su equipo en la investidura del 47º presidente estadounidense, Donald Trump, Abascal ha logrado apuntalar su imagen internacional y estrechar lazos con líderes que compartan su visión en este extraño mundo de la política. En este artículo, exploraremos el impacto de este viaje, sus consecuencias y lo que realmente significa este acercamiento a un nuevo concepto de patriotismo global.


El trasfondo del viaje a Washington

¿Por qué Santiago Abascal viaja a Washington? Bueno, la respuesta es bastante simple y compleja a la vez: el mundo está cambiando y, en el ámbito político, los movimientos patrióticos parecen estar en auge. Personas como Marine Le Pen en Francia y Viktor Orbán en Hungría están demostrando que hay un espacio para la nueva derecha en el escenario global. Durante su visita a la capital estadounidense, Abascal no solo se alineó con estos líderes, sino que también tomó un papel activo al formar parte del grupo parlamentario europeo Patriots.

Como suele decirse en estos casos, «si no puedes con ellos, únete a ellos», y Vox ha decidido unir fuerzas en una comunidad que busca un futuro ‘patriótico’ frente al globalismo. ¿Era esto lo que Abascal quería? Seguro, especialmente si consideramos la urgencia de su tarea: dar una imagen de fortaleza y cohesión a su partido en medio de un clima internacional en constante cambio.

Abascal, un hombre en la escena mundial

Una de las citas más memorables de la historia, «El mundo es un pañuelo», nunca ha sido tan relevante. Abascal logró apretar la mano de figuras como Tucker Carlson, el periodista estrella que se encuentra cerca de Trump. ¡Era casi como un «estreno de Hollywood»! Los dos firmaron esa conexión que, en términos políticos, puede ser más valiosa que un contrato de película de verano.

La entrevista que Carlson realizó a Abascal alcanzó más de 11 millones de visualizaciones. Imagínense la cantidad de personas interesadas que podrían ver a un político español charlando sobre temas de actualidad. Fue tan viral que incluso Elon Musk comentó sobre el episodio. ¿Coincidencia? No creo.

Encuentros que hacen historia

Durante su estancia, Abascal tuvo la oportunidad de encontrar a Javier Milei, el presidente de Argentina. Hay algo poético en la idea de que dos líderes casados con la idea de libertad y economía se dieran la mano en el evento ‘Hispanic Inaugural Ball’. ¿Acaso no es esto lo que buscamos? Que nuestros gobernantes sean apasionados por las libertades individuales. En su discurso, Milei mencionó que «la libertad es el valor supremo» — un ideal que, seamos honestos, todos los ciudadanos deberían esperar de su liderazgo.

Y no solo eso, Abascal también saludó a personalidades de la talla de Connor McGregor. ¿Quién diría que el líder de Vox acabaría cruzando palabras con un campeón mundial de UFC? Quizá comience una nueva tendencia en las políticas internacionales: «lucha libre y lucha política». Si solo pudieran narrar los eventos en un cuadrilátero…

Cambiando el tablero político

A medida que las políticas internacionales se mueven hacia un terreno más dividido entre el patriotismo y el globalismo, Abascal se encuentra en una encrucijada crucial. Patriotismo versus globalismo ya no es solo un lema; se ha convertido en una realidad palpable. En una reciente entrevista, Abascal afirmó que después de su paso por la investidura en Washington, quedó reafirmado en su posición: “la revolución del sentido común ha ganado”.

La estrategia de Vox y sus aliados

Lo que el partido quiere hacer en España es sencillo, pero a la vez complejo. Usando la Fundación Disenso como plataforma, Abascal ha estado cultivando relaciones que no solo sirvan a su agenda interna, sino que también establezcan a su partido como un actor relevante en la política internacional. La idea es crear una red sólida que les permita discutir temas importantes fuera de las fronteras españolas.

Y con sus lazos establecidos en las potencias mundiales, la posibilidad de enviar un mensaje de unidad y resiliencia a los votantes europeos está mucho más que sobre la mesa. ¿Sabían que Vox podría estar a un paso de un sorpaso al PSOE en ciertas localidades? ¡Menuda sorpresa!

La influencia de las encuestas

Las encuestas han revelado un cambio en la percepción pública hacia Vox. Esto se traduce en una consolidación de su imagen como alternativa a los partidos más establecidos en España. La propuesta de crear una gran alianza de patriotas en Europa está ganando fuerza, pero eso también viene con su cuota de enfrentamientos. El presidente Pedro Sánchez ha denominado a Vox como “ultraderecha”, mientras que Abascal sostiene que representa la democracia.

A veces me pregunto, ¿no estamos simplemente redefiniendo los términos? Cuando el concepto de ‘ultraderecha’ se aplica a cualquier cosa que no se alinee con la norma política, ¿dónde queda el espacio para la discusión?

A las puertas del Capitolio

Un punto de interés en el viaje de Abascal fue que, a pesar de su condición de invitado a la investidura, no pudo acceder al acto en el Capitolio debido a cuestiones climáticas. Un poco irónico, ¿no? Aquí está nuestro hombre del patriotismo, dispuesto a apretar manos y estrechar lazos en uno de los eventos políticos más esperados, y ¡zas! es represado por la madre naturaleza. Algunos dicen que esto se debe a razones de seguridad, mientras que otros consideran que es simplemente un golpe de karma. Tal vez es solo un recordatorio de que, en la política, a veces las cosas no salen como uno piensa.

¿Acaso la imagen de Abascal observando la ceremonia, desde una distancia segura, es quizás una representación de cómo se siente su partido en el panorama político español?

Reflexiones finales y qué nos depara el futuro

A medida que miramos hacia el futuro, es evidente que el viaje de Santiago Abascal a Washington no fue solo un capricho político; fue una estrategia monumental que podría cambiar el rumbo de Vox. La constante lucha entre patriotismo y globalismo está lejos de concluir, y lo que hemos visto hasta ahora podría ser solo la punta del iceberg.

En un contexto donde nos enfrentamos a cambios climáticos, políticos y sociales, ¿estamos listos para lo que vendrá? La política es una danza de decisiones, y como vimos en el viaje de Abascal, es crucial mantenerse al tanto y, más aún, bailar al compás de los tiempos.

Así que, amigos, sigamos adelante mientras observamos cómo se desarrolla esta vertiginosa pieza del juego. Al final del día, la política puede ser tan entretenida como un gran evento deportivo: llena de giros inesperados y con un grupo apasionado en las gradas.

¿Y tú, qué opinas?

¿Eres del equipo patriotismo o te inclinas más hacia el globalismo? Como le dije a un amigo mientras discutíamos sobre esto, “Al final, todos buscamos lo mismo: un lugar en la mesa”. ¿No te parece?