El pasado maratón de Chicago no solo fue una carrera notable por los corredores y las cifras, sino que se convirtió en una historia trágica y motivadora, un relato de superación en el que se recordó al prodigioso Kelvin Kiptum, y se aclamó a Ruth Chepngetich, la mujer que rompió récords y expectativas. Así es, si pensabas que lo habías visto todo en el mundo del atletismo, permíteme llevarte a un viaje fascinante por esta multitudinaria carrera.
Un inicio conmovedor: recordando a Kelvin Kiptum
¡Qué ironía! El maratón se inauguró con un gesto de llevar flores a una estrella que se apagó demasiado pronto. Recuerdo que, viendo la transmisión, no pude evitar sentir una punzada en el corazón. Kiptum, quien había batido el récord mundial hace solo un año, había dejado una huella imborrable en el maratón antes de su repentino fallecimiento en un accidente de tráfico en Kenia. Es increíble lo que una carrera puede simbolizar, ¿verdad? Desde las primeras lágrimas de la mañana hasta los aplausos ensordecedores al límite de la competición, el maratón de Chicago ha sido un recorrido emocional tanto para los corredores como para los espectadores.
Sin embargo, la vida sigue y, como suele pasar, al luto le siguió la celebración, porque el evento también fue testigo de una nueva maravilla: Ruth Chepngetich. Esta formidable atleta keniana también se había transformado en un símbolo de esperanza y competitividad, logrando lo que muchos consideraban imposible:cruzar la línea de meta en 2 horas, 9 minutos y 56 segundos, convirtiéndose así en la mujer más rápida de la historia en completar un maratón.
Un nuevo récord mundial: el momento de Chepngetich
Imagina lo que sintió Ruth al abalanzarse sobre la meta, cuando los cronómetros de los aficionados aporreaban la emoción de asistir en vivo a un acontecimiento histórico. Esas zapatillas fosforito que llevaba puestas, las Nike Alphafly 3, parecían haber sido diseñadas para convertir la energía de la maratonista en pura velocidad. ¡Un verdadero espectáculo visual y emocional!
Hablemos del ritmo. Parecía que estaba en un ataque suicida de correr. En los primeros cinco kilómetros, ¡hizo 15 minutos! Con una marca así, cualquier conocedor del atletismo amenaza con impaciencia el «revienta», pero ella no se inmutó. Es un poco como cuando te lanzas a hacer churros en casa y piensas que puede salir bien… pero te prometería un desastre absoluto si lo hicieras en la cocina cada semana.
El fenómeno de la competencia femenina
Una de las cosas más emocionantes de esta nueva era del correr (más allá de los relatos de drama y gloria) es la velocidad con la que las mujeres están desafiando los récords. Desde Tigist Assefa, quien tenía el récord anterior con 2h 11m 53s, hasta Chepngetich, han estado emergiendo superatletas que están elevando el nivel de competencia. Es como si el running femenino finalmente hubiera hecho clic y comenzara a correr con unos spike de velocidad incesante.
Volviendo a la historia del maratón, la distancia entre el récord femenino y masculino se ha cerrado de forma extraordinaria: ¡a solo 9 minutos y 21 segundos! Lo que antes era un abismo entre los géneros, ahora se siente casi una conversación entre amigos. ¿No es asombroso ver cómo el atletismo femenino está finalmente teniendo su momento estelar?
La evolución de la competición: del agua a la nutrición avanzada
Recuperando el hilo de la carrera, no podemos pasar por alto cómo la nutrición y la hidratación han cambiado nuestras percepciones sobre cómo se debe correr un maratón. Sí, me refiero a esos sencillos pero poderosos 150 gramos de carbohidratos por hora que ahora se consideran esenciales. Cuando yo corría en la universidad, limitado a botellas de agua, jamás hubiese pensado que lo que más me importaría sería comedores de gel de energía.
Ruth Chepngetich no solo tomó un sorbo de agua antes de salir; se ingirió una mezcla de glucosa que le habría hecho sentir como si estuviera en un buffet gourmet. Si hubiésemos tenido estos avances en mis tiempos de corredor, ¡tal vez no me habría retirado con geles de bananita aplastados en la mochila!
Este es el tipo de cambio que podemos ver ahora en la carrera. La nutrición se ha convertido en una ciencia en sí misma, y, como cualquier amante de la cocina puede attestiguarlo, nada mejora un plato como un buen sazonador.
El legado de los récords: de ayer a hoy
Si hurgamos un poco más en la historia, descubrimos que el primer hombre en bajar de las dos horas y diez minutos fue Derek Clayton, en 1967. ¡Cincuenta y seis años han pasado desde entonces! Y cuando miramos hacia atrás, el atletismo no solo ha cambiado en técnica, sino también en filosofía. Muchos atletas parecen estar entrenando más inteligente que nunca, así como lo demuestra el exatleta español Antonio Serrano, quien reflexiona sobre la necesidad de la velocidad en la primera mitad de la carrera.
Concuerdo. La estrategias contemporáneas de maratón dan lugar a nuevas conversaciones. ¿Es momento de replantear cómo enfrentamos la distancia? ¿Deberíamos lanzar la precaución al viento y correr como si nos persiguiera un león hasta la media maratón? Mientras tanto, las mujeres han dado un paso adelante, marcando propósitos más veloces a cada kilómetro. Fíjate: la mejora del 1.5% que ha logrado Chepngetich ante anteriores récords es un avance sorprendentemente repentino.
La magia del deporte: no solo es velocidad
La historia de Chepngetich es un recordatorio poderoso de lo que el deporte puede hacer. Va más allá de alinearse en la línea de salida y correr; se trata de tener coraje, perseverancia y la disposición de seguir adelante, incluso cuando las cosas parecen cada vez más difíciles. Cuando ella cruzó la línea de meta en Chicago, no solo lo hizo con un récord mundial en la bolsa, sino también con una sonrisa que mostraba su indescriptible alegría. ¿Alguna vez has visto una sonrisa como esa? A veces, me pregunto si, en esos momentos culminantes, ella pensaba no solo en el récord, sino en su viaje hacia él.
La historia de Ruth Chepngetich es una que resonará en las décadas futuras, tal como lo hiciera tantos otros grandes nombres en el atletismo. Cada maratón es una conversación entre el pasado y el presente, una mezcla de inspiración y búsqueda personal que nos lleva a todos a querer ser mejores. Para muchos de nosotros en la audiencia, que nos preguntamos continuamente si es posible, la realidad está a un paso —y, sí, ¡puede que necesites esas zapatillas fosforitas!
Reflexiones finales: el legado es para todos
Así que, ya sea que estés entrenando para tu primer maratón, o simplemente te deleites al ver cómo los ases del atletismo adolescentes rompen nuevos récords cada año, hay un legado en cada zancada, en cada esfuerzo. Cada evento, ya sea dramático o ridículo, nos lleva a reflexionar sobre los límites y las posibilidades humanas.
Pensando en chepnetich y su impresionante hazaña, ¿te atreverías a correr un maratón algún día? Si ella ha demostrado que no todo está limitado, entonces quizás sea tiempo de que tomemos nuestras zapatillas y salgamos a las calles. ¡Empecemos a correr, reír y desafiar nuestras propias barreras! La vida es, después de todo, un maratón, y lo mejor que puedes hacer es disfrutar del viaje, ¡metas y récords incluidos!
Así que, hasta el próximo maratón y con un poco de suerte, ¡no olvides llevar contigo el espíritu de Chepngetich! 🏃♀️✨