Las campanas suenan en la Nochevieja y, mientras brindamos con nuestras copas de cava, puede que una preocupación salga a flote en nuestra mente: ¿cómo es posible que algo tan simple como comer pueda convertirse en un posible peligro real? Si bien las fiestas son momentos para celebrar con familia y amigos, también se traen consigo riesgos inesperados. Este año, todo parece indicar que el atragantamiento se posiciona como uno de los temas más críticos, especialmente para los más vulnerables. Con 3.546 muertes por obstrucción de vías respiratorias registradas en 2022, el panorama parece sombrío. Pero, ¿realmente debemos preocuparnos o es simplemente un mito que alimenta nuestro miedo a las reuniones familiares?

La triste realidad de los atragantamientos

A medida que los platos se llenan y las risas resuenan, hay una sombra que acecha. Según Rosa Pérez, coordinadora de divulgación de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias, la Navidad no es sólo tiempo de alegría; también es «la peor época» para los atragantamientos. Y no es para menos: los canapés, los frutos secos y, por supuesto, las famosas uvas de la suerte —esas pequeñas joyas que ayudan a despedir el año— son verdaderos caprichos que pueden traer consigo peligros ocultos.

En 2022, la cifra de muertos por atragantamientos marcó un récord, un 33.6% más que en 2021. Y no solo eso, estas cifras nos sitúan seis veces más altas que en el año 2000. Para añadir más dramatismo, es importante mencionar que la mayoría de las víctimas de atragantamientos son personas mayores, en particular aquellas con problemas de deglución, que suelen aceptar una dieta menos variada y más saludable en su día a día. ¿Te imaginas el horror de un ser querido que no puede tragar? La idea es tan inquietante que nos lleva a reflexionar sobre nuestras costumbres festivas.

¿Por qué los mayores son más vulnerables?

Es esencial entender que muchos de nuestros seres queridos mayores, aquellos a quienes queremos cuidar y proteger, enfrentan un riesgo adicional al sentarse a la mesa. La edad trae consigo problemas de salud, y esto, en combinación con la variedad y la cantidad de alimentos que se ofrecen en estas festividades, puede traducirse en un mal trago, literalmente hablando. Recuerdo una Nochebuena en la que decidí preparar una comida rápida y sencilla. Sin embargo, al ver a mi abuela devorando porciones de un turrón especialmente duro, un escalofrío recorrió mi espalda. ¿Estoy haciendo lo correcto al permitirle eso?

El hecho es que un elevado porcentaje de las muertes por atragantamiento, un asombroso 90%, se produce en adultos mayores de 65 años. Rosa menciona que, en muchas ocasiones, estos adultos están acostumbrados a una dieta más blandita y controlada, pero que, a la hora de celebrar, suelen dejarse llevar por la emoción del momento. ¡Faltaría más! ¿Quién puede resistirse a un buen canapé? Pero ahí radica el peligro. La combinación de nuevos alimentos, acompañados de una ligera ingesta de alcohol, puede dejar a los más mayores atrapados entre la presión social de “¡come más!” y la realidad de que tal vez no deberían.

Las comidas más peligrosas: ¿qué tener en cuenta?

Conociendo esta información, me pregunté: si los atragantamientos son tan comunes, ¿cuáles son los alimentos que realmente representan un riesgo? Cuando pensamos en festines navideños, a menudo imaginamos bandejas repletas de deliciosos canapés, frutas frescas, y todo lo que se nos ocurra. De acuerdo con Pérez, algunos de los alimentos más peligrosos son las aceitunas, las palomitas y, claro, las uvas.

Todo alimento que sea pequeño y redondeado puede presentar un cierto grado de peligro. A lo largo de la historia, he escuchado historias de terror sobre cómo una simple aceituna podría convertirse en el villano de nuestra fiesta. Los pequeños sobresaltos, los comentarios jocosos y las risas pueden hacer que nos olvidemos de la verdadera naturaleza de esos aparentemente inofensivos bocados.

Eso me recuerda a una fiesta organizada por un amigo en la que, entre risas y anécdotas, llegó la hora de “sorprender a los invitados” con un nuevo espectáculo: ¡el karaoke! Aunque las voces resonaban, la impaciencia de algunos con las bandejas llenas fue el enigma fatal que llevó a un amigo a atragantarse con un canapé de marisco. La urgencia de disfrutar el momento opacó las advertencias sobre “masticar bien”.

Conclusiones agridulces: prevención y acción

En medio de todo este caos festivo, una de las lecciones más importantes a recordar es que la prevención es clave. Es fundamental que al rededor de la mesa, especialmente si hay personas mayores, se mantenga una vigilancia activa. Rosa menciona que “no podemos dar una uva entera a un niño pequeño”, y lleva razón. También podemos aplicar este consejo a los mayores: ¡asegurémonos de que las porciones sean aptas para ellos!

Y a la hora de actuar, ¡cuidado! La famosa maniobra de Heimlich puede ser nuestra mejor amiga en esos momentos de angustia. Pero ¿sabías que dar palmadas en la espalda no es siempre la mejor opción? Esto puede empujar aún más el alimento en la tráquea, lo que podría agravar la situación. La clave es, por tanto, mantener la calma y actuar de manera reflexiva.

Los juguetes y objetos pequeños también suelen ser los culpables de obstrucciones en niños. A veces no podemos anticipar cuándo un botón puede resultar más tentador que una galleta. La vida está llena de sorpresas, ¿no?

Una fiesta navideña más segura

Finalmente, sabiendo que el año nuevo se acerca y reforzando ese espíritu de celebración, es crucial que también nos preocupemos por la seguridad. En lugar de arriesgarlo todo a un juego de azar con uvas, ¿por qué no optamos por postres más seguros y saludables? Quizás unas fresas cortadas en trozos pequeños o incluso opciones sin frutos secos. Es el momento perfecto para mostrar creatividad y compasión. Después de todo, lo que queremos es disfrutar y reír juntos, no pasar las fiestas en una sala de emergencias.

Así que la próxima vez que nos reúna el espíritu navideño —con todas las luces, adornos y comidas—, recordemos que la risa y la alegría van de la mano con la responsabilidad. Y, por favor, tómate un momento para observar a quienes te rodean. Una fiesta puede ser memorable, pero un accidente puede convertirse en una tragedia.

Así que brindo por un 2023 lleno de buenos momentos, ¡pero con menos atragantamientos! Cheers! 🥂


Referencias:
1. Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias.
2. Instituto Nacional de Estadística (INE).
3. Observatorio de Prevención de Riesgos y Accidentes.

Espero que este artículo haya sido informativo y que ahora estemos mejor preparados para enfrentar las fiestas y los riesgos que conllevan. ¡Felices fiestas!