El mundo está lleno de certezas. Al menos, eso es lo que muchas personas creen. «Debes elegir un bando y aferrarte a él», «no se puede estar en el medio», «tienes que tener una opinión fuerte» son algunas de las frases que escuchamos a diario. En este contexto, las palabras de Arturo Pérez-Reverte, un autor cuyas novelas han dado vida a personajes complejos y situaciones moralmente ambiguas, resuenan con una claridad sorprendente. A sus 73 años, el escritor y periodista español ha compartido reflexiones que nos invitan a reconsiderar no solo cómo pensamos, sino también cómo nos relacionamos con los demás. Y lo más importante, a aceptar la incertidumbre como una parte intrínseca de la vida.

La presión de tener certezas: ¿realmente es necesario elegir un bando?

Recuerdo una conversación con un amigo que se pasaba horas discutiendo en redes sociales sobre política. Era como un gladiador de la opinión, siempre listo para luchar por su equipo. Cada vez que hablábamos, me dejaba caer alguna de sus certezas, como si fueran verdades absolutas. Por supuesto, yo sabía que discutir con él era como intentar explicarle a un gato por qué no debería perseguir sombras—prácticamente inútil y un poco cómico. Pero eso nos lleva a una pregunta clave: ¿por qué sentimos esa presión de elegir un bando?

En su reciente reflexión, Pérez-Reverte menciona cómo la vida no es tan simple como «bien o mal», y ¡vaya que tiene razón! Al abordarlo desde un lugar más nuestro, podemos ver que esta dicotomía (sí, palabra de ese tipo que hace que suene como si estuviera en un debate académico) limita nuestra capacidad para aprender de los demás. El pensamiento binario se ha convertido en la norma en muchas conversaciones, lo que significa que estamos perdiendo una rica oportunidad de comprensión y diálogo.

¿Te has sentido alguna vez atrapado en esa red de certezas? ¡Yo sí! Muchas veces, nos olvidamos que en lugar de una hoja de ruta clara, la vida se parece más a un mapa del tesoro lleno de giros inesperados.

La riqueza de la incertidumbre: una perspectiva más amplia

Durante la entrevista, Pérez-Reverte reflexionó sobre su evolución personal y cómo, con la edad, ha llegado a aceptar y hasta a disfrutar del duda. «Con la edad, he descubierto que tengo muchas menos certezas», dice, y este enfoque no puede ser más liberador. Al aceptar que podemos estar equivocados, les damos la bienvenida a múltiples perspectivas.

La falta de certezas puede provocar ansiedad, ¡lo sé! Al igual que algunos de ustedes, yo también he estado en esa posición incómoda de cuestionar mis creencias. Esa incertidumbre puede ser desgastante, pero también es fértil. ¿Quién no ha dicho alguna vez «me alegra haber tenido esta conversación» después de una discusión que inicialmente parecía incómoda? Hablar con alguien que tiene una opinión diferente a la nuestra puede ser como un viaje en montaña rusa: al principio eres escéptico, pero luego te das cuenta de la maravillosa vista al final.

Además, el autor subraya una relación inteligente entre certezas y fanatismo. Cuando nos aferramos estrictamente a nuestras creencias, corremos el riesgo de convertirnos en lo que él llama «los Inquisidores del pensamiento»: personas incapaces de aceptar la diversidad de ideas. Personalmente, creo que todos hemos conocido a alguien que toma su «verdad» como la única solución. Cuando escucho casos de este tipo, me asemelo al antiguo juguete de rompecabezas: tratando de encajar piezas que claramente no encajan.

La sabiduría en la imperfección

Es curioso cómo la vida funciona, porque muchas veces, lo que consideramos imperfecciones son, de hecho, los matices que enriquecen nuestras experiencias. Para muchos de nosotros, la idea de ser ambivalentes o indecisos puede ser vista como una debilidad. Pero a medida que Pérez-Reverte comparte, reconocer defectos en nuestro bando y virtudes en el adversario es fundamental. ¡Este es uno de esos momentos AHA en la conversación!

Imagina si los políticos hicieran esto: «Mi oponente tiene un buen punto, aunque estoy en desacuerdo con la mayoría de sus políticas». ¡Imaginen la revolución que podríamos tener! La siguiente vez que sientas que el debate se calienta, intenta establecer un espacio seguro para explorar las ideas de los demás. Quién sabe, podrías descubrir algunos puntos en común. Y si no, al menos tendrás una nueva anécdota para contar en la próxima cena.

La importancia del diálogo y la empatía

A medida que nuestro mundo se vuelve cada vez más polarizado, la empatía y el diálogo se vuelven más necesarios. Pérez-Reverte enfatiza que es «higiénico y saludable» practicar esta habilidad. La verdad es que, si alguien te dice que tiene todas las respuestas, huye como si estuvieras en una película de terror. La vida es más interesante cuando hay misterio y espacio para la reflexión.

Recuerdo que en una cena familiar, un tío mío que no veo con frecuencia comenzó a compartir su opinión sobre un tema controvertido. La habitación se llenó de tensión, casi como si hubiera lanzado una bomba de humo. Sin embargo, en lugar de debatir, decidimos compartir anécdotas personales. A medida que compartíamos, nos dimos cuenta de que, a pesar de nuestras diferencias, teníamos valores y experiencias similares. Esa es la magia del diálogo.

No hay que subestimar el poder conocido de hacer preguntas. «¿Por qué piensas eso? ¿Qué te llevó a esa conclusión?» Estas preguntas pueden abrir puertas y allanar el camino hacia un espacio de entendimiento donde las diferencias se vuelven menos amenazantes. Al final, todos estamos tratando de averiguar cómo navegar por el mundo de la mejor manera posible, ¿verdad?

Ser equitativo en lugar de equidistante

Una de las partes más intrigantes de la reflexión de Pérez-Reverte es su conclusión sobre ser «ecuánime» y no «equidistante». Esta distinción es más importante de lo que parece. Al adoptar una postura ecuánime, reconocemos las validaciones y valores en ambas partes, sin perder nuestra identidad. Muchas personas parecen confundir este concepto y, como resultado, caen en el estrépito de la indiferencia. ¡Y ahí es donde las cosas se complican!

Tomemos como ejemplo la discusión sobre el cambio climático. Algunos argumentan que necesitamos adoptar medidas radicales de inmediato, mientras que otros piensan que deberíamos tomar un enfoque más moderado y gradual. La ecuanimidad en este debate no significa estar indiferente hacia la urgencia del problema, sino valorar y buscar un equilibrio en las diferentes perspectivas. ¿Quién dice que no podemos aprender algo de cada lado?

La realidad es que cada uno de nosotros tiene nuestras propias vivencias y perspectivas que influyen en nuestras opiniones. Cuantas más experiencias compartimos y más escuchamos a los demás, más probabilidades tenemos de forjar un camino hacia un consenso significativo.

Reflexión final: abrazando la incertidumbre

Un punto central de las reflexiones de Pérez-Reverte es la adopción de la incertidumbre como parte de nuestra vida. En un mundo donde todo parece polarizado y en conflicto, es más importante que nunca recordar que no hay respuestas fáciles. Abrir nuestras mentes y corazones a la posibilidad de que estamos equivocados en nuestras certezas no solo nos ayuda a crecer como individuos, sino que también contribuye a un tejido social más cohesionado.

Así que la próxima vez te encuentres en una encrucijada de opiniones, considera cómo puedes abordar el diálogo con humildad y curiosidad. Quien sabe, podrías generar una conversación que lleve a un entendimiento más profundo y tal vez incluso a la amistad. Y recuerda, está bien no tener todas las respuestas, porque eso es lo que hace que la vida sea interesante y apasionante.

La vida está llena de preguntas, y aunque a veces las respuestas pueden parecer evasivas, aprendamos a disfrutar de la incertidumbre. Después de todo, ¿no es en esta danza de preguntas y respuestas donde reside la verdadera sabiduría?