En un mundo donde cada vez más gente chasquea los dedos al ritmo de Bad Bunny, un ícono como Raphael se atreve a lanzar su propia opinión sobre el reguetón. Y créanme, no es un comentario que se caiga del árbol fácilmente. En una reciente entrevista, el dilecto cantante y embajador de la música española ha declarado que considera al reguetón como «música para el momento del cachondeo», ¡y vaya que ha dado en el clavo!

¿Alguna vez se han preguntado por qué algunas tendencias musicales parecen aparecer y desaparecer tan rápido como las palomas en el parque? Es un fenómeno curioso, y Raphael ha propuesto una teoría: los artistas que se suben al tren del reguetón «desaparecen igual que aparecen». Pero antes de que se escuchen los gritos de indignación desde los fanáticos de este género, entremos en las entrañas de esta conversación y lo que realmente significa.

La cruda realidad del reguetón y la efervescencia musical

Raphael, a sus años de carrera, sin duda ha visto pasar por su vida musical a generaciones enteras de músicos. Concertistas, orquestas, solistas… pero el ícono de la canción española tiene un punto cuando afirma que el reguetón no «llega» de la misma forma que una balada de Piaf o Aznavour. La música de estos artistas toca el corazón, y no simplemente los pies. Recuerdo una vez en un concierto donde un amigo y yo estábamos bailando al ritmo de «Vivir así es morir de amor», y, aunque el reguetón estaba sonando en la pista de al lado, no pude evitar sentir que nuestras almas estaban conectadas a través de esa letra. ¿Es eso lo que realmente les falta a algunos géneros actuales?

Mientras disfrutábamos de esa música que parece tener la capacidad de eludir el paso del tiempo —al contrario que algunas modas musicales— Raphael lleva a cabo su homenaje a la chanson francesa en su nuevo disco «Ayer… Aún». Lo que me encanta de este álbum es cómo el artista ha decidido rendir tributo a los grandes como Édith Piaf y Jacques Brel. Hacer música que te emocione, que brote de tu ser, parece ser el enfoque primordial de Raphael, algo que, según él, “si no te gusta a ti, malamente vas a vender a la gente”.

Un legado musical que lucha por mantenerse

Me hace reflexionar: ¿qué pasará con la música dentro de 20 años? ¿Veremos que nuevos géneros pasajeran sin dejar huella? El propio Raphael menciona que, a pesar de su extensa carrera, siente que aún le queda «todo por hacer». No sé ustedes, pero esa es una declaración poderosa en un mundo donde muchos ya han colgado el sombrero después de un par de éxitos.

Consideremos el hecho de que el reguetón puede no ser “la música del alma” hoy, pero tampoco está muerto. Raphael tiene razón al decir que habrá artistas que surjan y desaparezcan, un ciclo eterno en el mundo musical. Sin embargo, ¿es esto algo negativo? ¿Existen realmente formas de música que simplemente son “momentáneas”, mientras que otras se convierten en clásicos atemporales?

El cambio climático: Una otra realidad que no se puede ignorar

Pasando de la música a la realidad que nos rodea, Raphael también ha hecho comentarios bastante significativos sobre el cambio climático. En un entorno donde cada vez escuchamos más sobre el calentamiento global y sus efectos devastadores, él está dispuesto a hablar claro. «El planeta se está destrozando», dice. Y, honestamente, no podría estar más de acuerdo con él. También he sentido esa desesperación cuando veo las imágenes de incendios forestales y riadas en diferentes partes del mundo. Pero, como Raphael, creo que aún hay esperanza.

El cambio climático no es solo una cuestión de marketing; afecta la música, nuestras emociones, y el arte en general. La manera en que interpretamos la música, o simplemente la vida, se ve influenciada por el entorno en el que estamos. En momentos de angustia, una balada puede apaciguarnos, mientras que un reguetón puede darnos energía para seguir adelante. Sin embargo, si la tierra y su bienestar no son prioridad, ¿qué música quedará para escuchar?

La conexión armoniosa entre la música y nuestra existencia

Si echamos un vistazo al legado que artistas como Raphael dejan en el mundo, notamos que su música habla más allá de lo melódico; sus letras tienen una fuerte carga emocional. Dijo en su entrevista que “creo que estamos todavía a tiempo para que la gente que sabe hacer estas cosas, inviertan la tendencia y volvamos a no estropear la base del planeta”. Y dejémoslo claro: este es un llamado a la acción que sentimos en el corazón.

¿Qué pasaría si en lugar de ignorar a los artistas que surgen en el reguetón, comenzáramos a abrazar sus letras dentro de un contexto más amplio, que incluya sus visiones sobre el mundo?

La música, como bien apunta Raphael, debe tener sus épocas y debemos vivir cada uno de sus rincones, ya sea el ritmo alegre de un reguetón o la melancólica voz de un clásico. ¿Pero creamos espacios para que esa música evolucione junto a nosotros?

¿La necesidad de un cambio en la industria musical?

Raphael ha reconocido que lo que «hace falta siempre es encontrar temas que te interesen a ti». Tal vez, como industria musical, deberíamos estar abriendo nuestras ventanas a nuevas experiencias que relacionen la música con la conciencia social. ¿Podrían los artistas de reguetón incorporar en sus letras el mensaje de cuidar el planeta? Lo mismo podemos decir de varios géneros que, de alguna manera, ignoran este aspecto vital.

Imaginemos una colaboración entre un compositor de reguetón y un artista de la canción de autor. No solo podría resultar en un gran éxito musical, sino que podría llevar un mensaje sobre la realidad que enfrentamos. Un “La vida en rosa”, pero con un giro tropical que haga danzar a la gente mientras reflexionan sobre el futuro del planeta. ¿No sería algo digno de atesorar?

El regreso de la música de calidad

Finalmente, en el horizonte se vislumbran conciertos donde Raphael sigue presentando su música. En 2024, cerrará con broche de oro, ofrecemos cuatro conciertos en Sevilla y dos en el WiZink Center de Madrid, para alegría de todos sus fans. Es un recordatorio de que, efectivamente, la música de calidad nunca desaparece; siempre podemos volver a ella, independientemente de las tendencias.

Es un claro ejemplo de cómo, aunque el panorama musical cambie, el amor y la dedicación que un artista pone en su trabajo pueden perdurar. Esa pasión que tengo por su música, sin duda me acompaña a lo largo de mi vida.

Sin embargo, me he sentido abrumado de que el mundo parece estar lleno de artistas que solo buscan el éxito instantáneo, y no el profundo impacto emocional que deja su trabajo. Siempre puede haber un espacio para las raíces de nuestra música, mientras cultivemos también las nuevas posibilidades que los artistas alternativos pueden enseñarnos.

Así que, la próxima vez que escuchen un reguetón, piensen no solo en el ritmo pegajoso, sino también en lo que hay detrás de esas letras. ¿Podría ser que está previsto un cambio positivo en la manera en que interpretamos el mundo a través de la música? ¿O seguirán teniendo vida solo en el momento del “cachondeo”?

Recuerden, la música tiene el poder de transformar, y quizás, solo quizás, pueda ayudarnos a transformar también nuestro planeta.