El aire de anticipación se respira en cada rincón de la ciudad a medida que se acercan las festividades de diciembre. Esa misma emoción que sentimos en las vísperas de las fiestas navideñas… o cuando nos damos cuenta de que no hemos hecho la lista de regalos y queda solo una semana para encontrar el regalo perfecto. Pero, en este caso, estamos hablando de algo quizás aún más sorprendente: la procesión del 8 de diciembre. Así es, ese gran evento que combina tradición, devoción y un poco de logística (bueno, mucha logística).
En este artículo, exploraremos todos los detalles acerca de esta majestuosa procesión cuya preparación comienza días antes, la venta de sillas, la disposición de los accesos y el famoso desmontaje. Así que acomódate, sírvete un cafecito (o algo más fuerte, no te juzgamos), y vamos a zambullirnos en lo que será una de las obras de teatro más significativas de la ciudad.
La fase de montaje: inicio el 7 de diciembre
Con el montaje programado para arrancar el 7 de diciembre, todo comienza a tomar forma. Como si se tratara del enlace matrimonial de Jennifer Aniston (sí, todavía estoy dolido por no haber sido invitado), los preparativos son meticulosos. La plaza Virgen de los Reyes se transforma en el centro neurálgico de la acción. ¿Te imaginas un día entero, de sol a sol, montando cosas con cientos de personas alrededor? Como un experimento social de «¿quién puede llevar la silla más pesada?», pero con un toque de solemnidad.
A primera hora de la mañana se instalará un vallado perimetral, porque lo que se necesita cuando hay grandes multitudes es, por supuesto, un poco de control (3 accesos, para ser exactos) para asegurar que todos estén donde se supone que deben estar. Se instalarán pantallas traseras en las zonas previstas para que aquellos que no tienen la suerte de haber conseguido una silla (las ventas comienzan el 21 de noviembre) aún puedan ver el espectáculo.
Venta de sillas: una carrera contra el reloj
Ahora, hablemos de la venta de esas queridas sillas. Comenzará el 21 de noviembre a las 8:00 horas, porque, claro, nada grita «tradición» como un buen sistema de venta telemática. Las 21.591 sillas estarán distribuidas en cinco zonas cerradas, y si estás pensando que conseguir una puede ser un poco como participar en un maratón, tienes razón.
Después de todo, estás compitiendo por el objeto que determinará cuanta comodidad tendrás mientras observas el desfile de la Virgen de los Reyes. Y ya te digo, estar de pie durante varias horas no es lo ideal para nadie que haya descubierto que su cuerpo tiene un límite, generalmente alrededor de la hora de la siesta.
Las zonas, que incluyen lugares icónicos como la Puerta Jerez y el Paseo Colón, nos dan la oportunidad de ser parte del evento, incluso si no podemos ver a la Virgen de los Reyes directamente. La emoción de ser parte de la multitud, compartiendo risas, historias y esa rabia sutil hacia los que tienen mejores asientos… bueno, eso es otra historia.
¿Cuándo puede empezar la gente a buscar su lugar?
El acceso a las localidades es a partir de 90 minutos antes del inicio del desfile, que comenzará a las 16:30 horas del 8 de diciembre. ¿No sería increíble si la gente hiciera una fila como en la apertura de una tienda de Apple? Inevitablemente, algunos traen snacks, agua y, por supuesto, sus mejores historias para compartir con el grupo.
El gran día: un movimiento bien orquestado
El 8 de diciembre es un día que promete acción y alegría. A las 6:00 de la mañana, el equipo comenzará a descargar el escenario donde se ubicará la Virgen de los Reyes—sí, es más grande que tu primer departamento, con dimensiones de 20×8 metros y con una rampita y todo. La carpa, que recuerda a las que se ven en festivales de música, será el corazón de la acción.
La instalación de las sillas comenzará a las 9:00 AM y, si todo sale según lo planeado, terminará alrededor de las 12:00 PM. Pero, ¿y el tráfico? No te preocupes. Se habilitarán dos carriles que quedarán abiertos en la acera más cercana al río. ¡Pequeñas victorias para los que no están tan entusiasmados por el evento!
Desmontaje rápido: sacrificar la emoción por la eficiencia
Es fundamental no solo disfrutar del evento, sino también desmantelarlo al instante. Al igual que después de una fiesta, entramos en la fase de demolición. El desmontaje está programado para comenzar inmediatamente después de que el último paso de la procesión salga por la Puerta de Palos.
El cronograma es apretado pero efectivo. A las 19:30 horas se comenzará a retirar el vallado y, un poco después, a las 20:30, las sillas comenzarán su camino de regreso al almacén. Esperemos que los encargados no se encuentren con los mismos problemas que enfrenté el año pasado cuando intenté desmontar mi árbol de Navidad antes de Año Nuevo, solo para darme cuenta que las luces estaban enredadas y el adorno de Papá Noel había decidido comprometerse con el espacio entre los cojines del sofá—casi como si nunca quisieran salir.
Consideraciones logísticas: el costo de la diversión
Al final del día, el evento tendrá un costo aproximado de 90.000 euros, según las estimaciones del Consejo de Cofradías. Esa suma se financiará mediante la venta de sillas, que, honestamente, es una forma astuta de financiar algo tan imponente. Después de todo, ¿quién no quiere contribuir a un espectáculo así mientras se asegura un lugar privilegiado para verlo?
Hablando de consideraciones, los accesos están claramente definidos para no dejar margen a confusiones. Cuando se tiene una multitud de personas, las alianzas entre calles y accesos son esenciales. Los pasillos de acceso estarán bien delimitados, e incluso habrá estructuras para medios gráficos. Porque, claro, no es un evento religioso sin su entretenimiento y cobertura mediática adecuadas.
Reflexiones finales: comunidad en acción
Cuando llega el momento de la procesión, no es solo un desfile; es un reflejo de la comunidad. Luego de todo el montaje, la confusión de los accesos, y el pequeño caos del desmontaje, hay algo mágico en estar juntos, en la emoción compartida. Desde los que se sientan en las sillas hasta aquellos que se acomodan en las aceras, todos forman parte de esta tradición.
Por último, la pregunta que todos nos hacemos: ¿vale la pena? La respuesta es siempre sí. La oportunidad de ver la fe, la cultura y la comunidad unidas en un solo evento debe ser uno de esos momentos que hacen que todo el trabajo de detrás valga la pena. Porque al final del día, ¿no es la comunidad lo que realmente importa? ¿Y qué mejor manera de celebrarla que con tradición, cultura y unas sillas bien organizadas?
Así que, prepárate para la procesión más esperada y mantén tus ojos abiertos, porque lo que sucede en diciembre es algo digno de ser recordado. ¿Nos vemos allí?