¿Alguna vez has asistido a una ceremonia de premios y te has preguntado: «¿Por qué estamos aquí?» No estás solo. Los Premios del Cine Europeo de este año lo dejaron bastante claro: el desafío de mantener viva la chispa en una gala que, a veces, se siente como un intento de mezclar el arte con el marketing. Este año, la 37ª edición ha revelado tanto momentos de brillantez cultural como un ritmo cuestionable que podría hacer que hasta la mejor película de Tarantino se sintiera un poco lenta en comparación.

La peculiaridad de los premios del cine europeo

Los premios del cine europeo siempre han tenido esa extraña capacidad de hacer que incluso los más devotos del cine se estremezcan un poco. Si has estado en una gala anterior, sabes de lo que hablo. Este año, la ceremonia comenzó con un aire de solemnidad rodeado de un halo de diversidad y francamente, un poco de confusión. Los organizadores afirmaron que «las películas nacen de las riquezas de nuestros países y de su diversidad», pero luego, ¡sorpresa! La gala fue conducida casi completamente en inglés. ¿No esperaba uno un poco más de variedad, especialmente tratándose de cine europeo?

Es como si te invitaran a una fiesta de sushi y luego solo te ofrecieran pizza. ¿Es acaso tan difícil equilibrar ambos mundos? Prepárate, porque esto es solo el principio de la montaña rusa de emociones.

Jacques Audiard y su «Emilia Pérez»

Lo que realmente generó un murmullo de entusiasmo fue la película ‘Emilia Pérez’, que se llevó la mayor parte de los premios. El director Jacques Audiard evidenció cómo un director puede tener un sentido del humor que, aunque sutil, puede dejarnos pensando: «Este hombre sabe cómo hacer reír». Cuando le entregaron el premio a Mejor Director, se dirigió a la audiencia con un «Bonjour Madame, Bonjour Monsieur» que, entre los murmullos de aprobación, solo provocó más risitas, especialmente porque se adentró en un discurso completo en francés.

Es curioso cómo tres palabras pueden romper el hielo y, de nuevo, redespertar el dilema de la diversidad. «Nos unimos a través de la cultura, aunque luego hablemos en un idioma que no es el nuestro». Su interpretación definitiva de la «identidad europea» dejó a muchos preguntándose sobre la verdadera naturaleza de la diversidad en el cine.

Risas y reflexiones en el teatro de Lucerna

El escenario donde se celebró, el teatro de Lucerna en Suiza, podría haber sido el espectáculo. ¿Te imaginas un lugar cargado de historia donde se combinan el arte y la cultura? Sin embargo, durante la gala, el público experimentó un desfile interminable de vídeos y discursos que parecían más un lado B de una película que un evento de prestigio. La introducción de las nominadas a mejor animación fue, como mínimo,…un sopor.

Dura cocina, amigos. Un grupo de artistas en una prisión (¡sí, lo leíste bien!) hablando sobre las películas. La dosis de comentarios obvios se alargó durante tantos minutos que comenzamos a preguntarnos si realmente somos tan creativos como para necesitar esto. Pero, bueno, al final, pudimos ver a ‘Flow’, de Letonia, llevarse la estatuilla. ¡Viva la originalidad!

No todo es glamur

Si eres un asiduo a los premios de la Academia Americana, no puedo evitar hacer esa comparación: los Oscars son un videoclip de MTV al lado de los EFA. Mientras que los Oscars mantienen un flujo constante de emoción, los EFA a menudo parecen tener el ritmo de una película de arte que decide tomarse un receso a mitad de camino.

Con una hora que pasó casi en silencio, y solo tres premios entregados, uno empieza a mirar reloj disimuladamente. ¿Están ahí para entretenernos o solo para alimentarse de su propio ego artístico? Mirando desde el público, vi muchas miradas perplejas, como si quisiéramos hacer un «break dance» para cambiar el ritmo.

El “in memoriam” que dolió

Conforme avanzaba la noche, llegó el momento del «in memoriam», donde se recordaron a grandes del cine europeo como Concha Velasco y Alain Delon. Este segmentillo toca fibras sensibles, te lo prometo. Todos sentados en el auditorio aflicciones por esas memorias que nos hacen recordar por qué nos gusta tanto esto del cine. Pero al final, solo era un coro que nos decía: «¡Cuidado! El tiempo pasa, y el cine también».

La emotividad de Karla Sofía Gascón

Pero no todo fue lentitud o confusión. En un giro final de emociones, Karla Sofía Gascón, quien protagoniza ‘Emilia Pérez’, ofreció un discurso que verdaderamente resonó. Con un mensaje sobre la aceptación y la lucha por el amor familiar, se convirtió en el clímax de la gala. Sus palabras eran como fuego gourmet en un banquete de Fast Food, incendiando el momento y llevando la noche a donde realmente quería llegar. La razón por la que todos estábamos allí: el cine como una forma de unión, fuerza y amor.

Sus palabras sobre las luchas que enfrentan muchas familias resonaron intensamente: «Me gustaría que todos los padres pudieran amar a sus hijos, sin importar su orientación». Un aplauso ensordecedor siguió, y hasta Jacques Audiard se dejó llevar por la emoción. Un pequeño gran momento que nos recuerda que el cine trasciende la pantalla.

Reflexiones finales sobre la gala

Entonces, ¿en qué quedamos? Es un tira y afloja en la industria. Por un lado, tenemos un continente rico en diversidad y, por otro, parece que siempre se invoca a los mismos nombres en cada gala. La controversia sigue, y más que nunca, el cine europeo debe encontrar la manera de balancear el reconocimiento de figuras icónicas con nuevas voces que merecen ser escuchadas.

Los Premios del Cine Europeo pueden seguir siendo extraños, pero nos recuerdan que a pesar de todas las preguntas retóricas y las pequeñas frustraciones, el cine sigue siendo un poderoso medio de comunicación. Es un llamado continuo a la diversidad, un recordatorio de que el arte es un puente que une nuestras culturas, emociones e historias.

Y tú, ¿qué piensas sobre el estado del cine europeo? ¿Crees que debería modernizarse, o quizás regirse por sus tradiciones? La próxima vez que te sientes a ver una ceremonia de premios, recuerda que no todo lo que reluce es oro, pero siempre hay una chispa esperando a ser encendida.