Cuando escuchamos la palabra “futuro”, es común que nuestro cerebro se llene de imágenes de naves voladoras, robots amasando pan o, mejor aún, un mundo donde los niños juegan despreocupadamente en parques verdes, rodeados de amigos y actividades. Pero, ¿qué pasará realmente con los niños en 2050? Un reciente informe de Unicef, titulado El futuro de la infancia en un mundo en transformación, nos ofrece un vistazo de lo que nos espera si no modificamos nuestro enfoque actual hacia la vida, el gobernante y, más importante aún, nuestra cooperación.
Las malas noticias: El calentamiento global acecha
Primero lo primero. Si no cambiamos radicalmente nuestras acciones, en 2050, ¡el número de niños expuestos a olas de calor extremas se multiplicará por ocho! Esto es aterrador. En lugar de tener esos ideales de posibilidad infinita, nos enfrentamos a un mundo donde los pequeños no puedan jugar al aire libre sin temor a desmayarse por el calor. Luego están las inundaciones y los incendios forestales, que elevarán aún más la angustia de nuestras futuras generaciones.
Es un poco como cuando tu amigo siempre deja la ventana abierta en plena tormenta, mientras tú simplemente te esfuerzas por mantener la casa en orden. Solo que aquí, no estamos hablando de una casa, sino de nuestro planeta, ¡y los efectos serán mucho más devastadores!
Imagina que estás en 2050, y el 99% de los niños ya estarán expuestos a al menos un fenómeno climático. La mala calidad del aire, la falta de recursos y el hambre no son solo estadísticas frías, son realidades que muchos niños ya están viviendo hoy. Por todos los cambios que podrían ocurrir, es desalentador saber que, según Chema Vera de Unicef, sólo un 3% de la financiación climática se destina a la infancia. ¡Qué injusticia!
¿Por qué los niños son especialmente vulnerables?
Pongámonos en la piel de un niño de hoy. A diferencia de nosotros, que quizás hemos tenido la suerte de vivir en un entorno más seguro (o al menos eso creemos), ellos ya están lidiando con mayores riesgos relacionados con el clima. Apenas tienen poder para decidir sobre su futuro, y sin embargo, están en la primera línea de la crisis climática.
¿No es inquietante pensar que los más afectados son aquellos que menos han contribuido al problema? Esto, amigos míos, es un símbolo de la injusticia intergeneracional. Y como Chema Vera indica, muchos de estos niños viven en países del Sur Global, donde el cambio climático y la pobreza crecen juntos, como una mala combinación de ingredientes que se derriten en una olla (y puede que no sepa bien).
Las oportunidades: Posibilidades en medio de la adversidad
Pero no todo son malas noticias, ¡aun hay luz al final del túnel! A pesar de los desafíos, también hay algunas tendencias optimistas en el informe. Por ejemplo, se proyecta que para 2050, el 95.7% de los niños completará al menos la educación primaria, en comparación con el 80% en el año 2000. ¡Es un avance significativo! Esto equivale a decir que más niños tendrán la oportunidad de aprender a leer y escribir. Y, sinceramente, ¿qué es más emocionante que ver a los niños descubrir las maravillas del mundo a través de la educación?
Una vida más larga
A medida que envejecemos (extrañamente rápido, a veces, como si fuese un bote en una resbaladiza pendiente), también la esperanza de vida aumentará. Las proyecciones apuntan a que, en comparación con los 70 años de promedio de vida de las mujeres en 2000, ¡más tarde podrían vivir hasta los 81 años! Y para los hombres, esa cifra se elevará de 66 a 76. Así que ¿quién dice que solo los jóvenes pueden disfrutar de la vida?
Obstáculos potenciales en la educación y el bienestar
Por supuesto, no todo será un paseo en parque temático. Para que estas proyecciones se realicen, es esencial que continúemos trabajando con determinación. Vera destaca que, aunque todas estas buenas noticias son optimistas, no debemos abandonarnos a la complacencia. Si no mantenemos nuestra atención en la educación y la salud, corremos el riesgo de perder las conquistas logradas.
Lo que nos lleva a preguntarnos: ¿qué estamos haciendo hoy para asegurar un futuro mejor? A veces, las respuestas se esconden en pequeños actos. Aquella vez que donaste tus zapatos al niño del lado; esas largas charlas sobre el cambio climático con amigos en una cafetería… ¿será suficiente?
La brecha digital: Un desafío contemporáneo
Hablemos sobre la tecnología. En este mundo transformador, la investigación de Unicef revela que la brecha digital es otro gigante que está acechando la educación de la infancia en 2050. La desigualdad en el acceso a Internet entre los países de alta y baja renta es como intentar correr una carrera donde algunos tienen botines y otros están descalzos. En los países de alto ingreso, más del 95% de la población tiene acceso a Internet, mientras que en los países de renta baja, esa cifra se reduce a un triste 26%.
¡Qué mundo tan loco! La falta de acceso a la tecnología no solo limita el aprendizaje de habilidades digitales necesarias para el siglo XXI, sino que también puede perpetuar las desigualdades existentes. Es un dilema real en nuestro tiempo. Así que, ¿cómo se puede solucionar esto?
Estar atentos a estas cuestiones es indispensable. ¿Podemos imaginar un futuro donde los niños de todo el mundo tengan las mismas oportunidades? Ciertamente, la esperanza no debería ser un privilegio exclusivo de ciertos países. La cooperación internacional, orientada a la infancia, es algo que debe estar en el centro de nuestras políticas.
El futuro que queremos construir
Con el aumento de la población infantil a 2.300 millones para 2050, hay quienes sienten que el cielo se está cayendo. Sin embargo, ser optimista no significa ser ingenuo. Los cambios que necesitan hacerse son urgentes. Es importante que los presupuestos se ajusten; que se invierta en energías renovables y en servicios de salud sexual y reproductiva.
Quizás se pregunte: “¿Por qué debo importarme si todo parece tan lejano?”. Porque el futuro que estamos forjando hoy afectará a nuestros hijos y a sus hijos. Además, no quiero vivir en un mundo en el que mi futura descendencia no pueda disfrutar de una tarde soleada sin preocuparse de que la temperatura sea 50 grados centígrados.
En un mundo ideal podría haber cero niños en situaciones de conflicto, pero desafortunadamente, estamos lejos de eso. La proyección muestra que, aunque podría haber una disminución en general, en muchos países africanos esa cifra podría incrementar significativamente. ¿No deberíamos hacer más para detener esto?
En resumen: Lo que está en juego
Con cada nuevo día, tenemos la oportunidad de hacer algo que cuente. Cada acción, por pequeña que sea, puede tener un efecto en el camino hacia un futuro mejor para nuestros niños. La inacción es quizás el mayor temor de todos. Si queremos que el optimismo de Unicef se haga realidad, debemos ser proactivos y no reactivos. Los próximos años definirán el mundo de nuestros hijos, y es nuestra responsabilidad asegurarnos de que sea uno donde puedan prosperar y soñar.
Así que, ¿estás listo para enfréntate a lo que viene? Porque el futuro no solo está a la vuelta de la esquina, está aquí, y depende de nosotros reformular cómo lo afrontamos.