Si alguna vez te has preguntado por qué Irlanda se ha convertido en uno de esos destinos de viaje que todos parecen estar recomendando, no estás solo. A menudo se asocia con aquellos viajes de juventud para aprender inglés, o quizás con la imagen de Dublín. Pero deja que te cuente una cosa: Irlanda es mucho más que eso. Persuadido por mis propias experiencias, quiero compartir contigo nueve razones por las que siempre estoy buscando excusas para volver a esta mágica isla, donde la historia, la cultura y la hospitalidad se entrelazan de manera impresionante.

1. La cercanía: ¿por qué no?

Imagina esto: te levantas una mañana en España, tomas un café y le cuentas a tus amigos sobre tus planes de escapada. A poco más de dos horas de vuelo y ya te encuentras en un mundo completamente diferente. ¿Quién no querría un viaje tan corto que se siente como un salto a otra dimensión? ¡Irlanda es tan accesible que a veces hasta siento que es mi segundo hogar!

Cuando llegué a Cork por primera vez, no podía creer lo cerca que estaba de todos esos abrazos verdes. La idea de explorar un nuevo lugar sin tener que lidiar con un largo vuelo es, honestamente, como encontrar un billete de cinco euros en un viejo abrigo. ¡Siempre es bienvenido!

2. La herencia celta: un viaje al pasado

El momento en que pisas las tierras irlandesas y sientes la brisa cargada de historia, entras en un mundo que parece salido de un cuento de hadas. Irlanda es el país de la herencia celta; sus paisajes, brumas y días lluviosos evocan leyendas de druidas y arpas mágicas.

Recuerdo la primera vez que visité el Círculo Megalítico de Drombeg en el condado de Cork. Estaba rodeado de esos imponentes menhires y me sentí como si hubiera viajado en el tiempo. Si te detienes a pensar, mientras que nosotros chismeamos sobre Netflix, estas piedras han estado ahí durante más de 4,000 años… ¡eso sí que es un «drama»!

3. Los pubs anónimos: donde la magia ocurre

Si hay algo que se disfruta en Irlanda es la experiencia de entrar en un pub anónimo en cualquier aldea perdida. No lo voy a negar, los pubs de Dublín están bien, pero es en esos rincones más remotos donde realmente sientes la hospitalidad irlandesa. En mi primera visita a un pequeño pub en Killarney, la calidez me envolvió como un abrazo después de haber estado en un día de lluvia.

La idea de socializar “with a pint of Guinness and a good craic” (con una pinta de Guinness y una buena conversación) no es un cliché, es la realidad. Ves a los clientes compartiendo risas y historias, y antes de que te des cuenta, te encuentras disfrutando de una charla con un anciano local sobre el clima y las mejores pasturas para ovejas. ¡Esto es lo que yo llamo networking!

4. La música: ¡porque siempre hay un ritmo!

La música en Irlanda no es solo un arte, es parte de su ** ADN**. Desde el tradicional folk hasta los ritmos contemporáneos, te aseguro que nunca pasarás un día sin escuchar una melodía cautivadora.

Ya he perdido la cuenta de las veces que he terminado la noche en un viejo pub con música folclórica en vivo. En un bar en Galway, me uní a un grupo de jóvenes músicos y hasta terminé antes de amanecer tocando una vieja balada en la guitarra. Ese es el tipo de experiencia que solo se puede vivir en Irlanda.

Además, ¿quién no disfrutaría de cantar “Don’t stop believing” al lado de un completo extraño con acento irlandés? Por favor, lo consideramos arte, ¿verdad?

5. Un destino que no es barato, pero tampoco caro

Antes de que empieces a planear tu viaje, debo ser honesto contigo: Irlanda no es la opción más barata si estamos hablando de alojamiento, pero tampoco te dejará en la ruina. Depende de cómo lo enfoques. Si planificas un poco y decides alojarte en hostales o hacer couchsurfing, podrías hacer malabares con un presupuesto ajustado y tener una experiencia increíble.

Recuerdo cuando traté de ser «inteligente» buscando el alojamiento más barato en Dublín, intentando ahorrar unos euros. Terminé en una habitación minúscula que parecía una bolsa de sopa enlatada. Pero bueno, al menos estaba cerca de un buen pub. Siempre hay un lado positivo.

6. Recorrer Irlanda: ¡hazlo a tu ritmo!

Aunque conducir por la izquierda puede parecer aterrador al principio (con esa idea de “¿dónde está la bocina?”), pronto te acostumbras y empiezas a disfrutar del paisaje. Alquilar un coche me permitió detenerme en un impresionante acantilado o unas ruinas de un castillo en cada viaje. Recuerdo una vez cuando me detuve en un mirador a contemplar la belleza del Acantilado de Moher y casi me caigo de la impresión. ¿Quién necesita un gimnasio cuando puedes conseguir tus dosis de cardio por estar a punto de caer en un acantilado, verdad?

Conducir por las serpenteantes carreteras rurales de Irlanda es una experiencia que debes experimentar. Es pura libertad cuando puedes detenerte en cualquier campo para hacer una foto con una oveja. ¡Tienes que ver el producto de Instagram de esa foto!

7. Más allá de Dublín: el encanto del campo irlandés

La capital irlandesa puede ser famosa, pero no te puedes perder la magia que se encuentra fuera de su bulliciosa zona. Irlanda es mucho más que Dublín; una vez salgas de la ciudad, te espera un mundo de belleza natural y paisajes que te dejarán sin aliento.

Una vez alquilé un coche y me perdí deliberadamente por las carreteras del Condado de Kerry. Las colinas verdes, los lagos chispeantes y las ovejas deambulando por doquier eran como un episodio de “Game of Thrones” pero en la vida real.

Mis amigos me llamaron locura, pero permitirse perderse a veces puede llevarte a los mejores lugares.

8. Fish & Chips junto al mar: un manjar inigualable

Una de las experiencias gastronómicas que más atesoro es disfrutar de un fish & chips en una vieja taberna de madera, viendo el mar encrespado. Al hacer esto, me doy cuenta de que no hay mejor forma de conectar con un lugar que disfrutar de su comida local.

Recuerdo haberlo hecho en Howth, un pequeño pueblo costero, mientras contemplaba el océano. Las gaviotas graznando, el olor fresco del mar y la calidez del fuego en la chimenea te hacen sentir como en el hogar. Es en estos pequeños momentos donde encuentras el Nirvana del viajero, ¡te lo prometo!

9. La Guinness: un ritual casi sagrado

Hablemos de algo sagrado: la Guinness. No hay nada como disfrutar de esta icónica cerveza irlandesa en su lugar de origen. Siempre guardo un ritual personal de abrirme una Guinness al atardecer. Hay algo místico sobre observar los colores del cielo mientras se acaricia una pinta de esta deliciosa bebida.

Recuerdo una vez en el Storehouse de Dublín, sintiendo la conexión con todos los viajeros alrededor que también estaban disfrutando de este momento. Inevitablemente, vuelvo a casa sintiendo que esa misma Guinness queda, digamos, un poco «desabrida» en comparación.

Conclusión: ¿estás listo para ir?

Por estas razones (y muchas más), estoy convencido de que Irlanda debería estar en tu lista de viajes. Esta tierra de leyenda, música, tradición y una calidez que te abraza al momento de llegar, te ofrece experiencias que van más allá de lo turístico. ¿Quién no querría perderse en sus verdes paisajes o disfrutar de una buena pinta de Guinness?

Así que, la próxima vez que estés planeando unas vacaciones, pregúntate a ti mismo: ¿por qué no Irlanda? Puede que el viaje que nunca pensaste hacer sea el que más recordarás.

Recuerda, cada vez que vuelvas, habrá algo nuevo esperando ser descubierto, ya sea una historia en un pub, un acantilado por explorar o simplemente un nuevo sabor en una taberna. ¡Sláinte! 🍻