Cuando hablamos de España, hay muchas características que nos vienen a la mente: las fiestas, las tapas, y sí, las cenas tardías. No sé tú, pero cada vez que me reúno con amigos para cenar, me sorprende que siempre terminemos comiendo a la hora en que otros países están pensando en dormir. “¡Pero es sábado, y la noche es joven!” —es lo que me digo para justificar que no estoy cenando a las cinco de la tarde y sí a las diez de la noche. Pero, ¿qué hay detrás de este fenómeno? ¿Es solo una cuestión cultural, o hay algo más? Vamos a desentrañar este misterio.

La hora de la cena en España: un vistazo cultural

Primero, pongámonos en contexto. En muchos países, la cena se sirve entre las 6 y las 8 de la tarde. En cambio, en España las campanas suenan tarde. Las estadísticas revelan que la mayoría de los españoles cena entre las 9 y las 10 de la noche, y hay quienes se lanzan incluso más tarde. ¿Es parte de nuestra forma de vida relajada y social? Pues, ¡claro que sí!

Recuerdo una vez en una cena familiar. La abuela, con su inagotable energía, empezó a preparar la comida sobre las 6 de la tarde. Pero claro, hasta que todos llegamos, y luego empezamos a charlar y a disfrutar de la comida… ¡la cena comenzó a las 10! Aquella noche, la abuela se fue a dormir con un sacacorchos en la mano porque se dejó olvidada la botella de vino. Un clásico.

Ritmos circadianos y horarios de cena

Ahora, la pregunta del millón es, ¿deberíamos cenar más temprano? Elemental, mi querido Watson. La respuesta se complica un poco cuando entra en juego la ciencia. Investigaciones recientes sugieren que nuestros horarios de comida tienen un impacto significativo en nuestra salud. La relación entre ritmos circadianos y nuestro metabolismo es un tema recurrente en la investigación sobre salud.

Según un estudio de 2017, se observó que las personas que cenaban tarde tendían a tener una mayor cantidad de grasa corporal. ¿Curioso, no? La idea es que cuanto más tarde cenamos, más hambrientos vamos a estar y, por ende, es probable que consumamos más calorías. ¡Vaya sorpresa!. Si comemos más, pues es lógico que nuestra masa corporal se vea afectada.

Algunos expertos, como la dietista Alexis Supan de la Clínica Cleveland, sugieren que cenar tarde significa “ir en contra de nuestro ritmo circadiano”. Esto quiere decir que nuestro cuerpo, a esas horas, empieza a segregar melatonina, y el metabolismo se desacelera. Entonces, si tu objetivo es mantener un peso saludable, quizás deberías empezar a mirar esos horarios con un poco más de seriedad.

¿Te duele la barriga? La conexión entre cenas tardías y malestar

Lo que es aún más intrigante es que cenar tarde puede provocar otros problemas de salud. Uno de los protagonistas en esta trama es el reflujo gástrico. ¿Alguna vez te has despertado a medianoche con esa sensación desagradable? ¡Hola, reflujo!. Cuando cenamos tarde, la digestión puede coincidir con la hora de irse a dormir, lo que puede resultar en una noche de insomnio. ¿Quién no ha tenido que lidiar con eso y un buen vaso de leche? Una combinación explosiva, para lo bueno y para lo malo.

Los expertos recomiendan que debería pasar al menos tres horas entre cenar y acostarse. Ojo, que hay quienes lo elevan hasta cuatro horas. Así que si piensas dormir a las 11 de la noche, ¡dile adiós a la cena después de las 8! Esa es una regla de oro que vale la pena seguir.

Casos especiales: cenar para sobrevivir

Ahora, no todos somos iguales. Hay casos, como el de las personas con diabetes tipo 2, que deben ser más rigurosas con sus horarios de comida. La clave aquí es mantener un control sobre la ingesta de alimentos, y no sólo centrarse en la cantidad, sino también en la calidad. Si eres de los que piensan que cenar una ensalada a las diez de la noche es la solución, piénsalo de nuevo: a veces un pequeño “picoteo” de frutas o verduras es una gran idea.

En mi caso, yo era un firme defensor de las cenas tardías. Hasta que una noche, tras un exquisito plato de pasta a las diez y media, decidí que dormir con cólicos no era mi idea de diversión. Desde entonces, me cuido. Ahora, practico el «horario de la felicidad» que consiste en cenar a una hora razonable sin renunciar a mis platos favoritos.

La influencia de la cultura y el estilo de vida

Ciertamente, los horarios de cena en España son un claro reflejo de nuestra cultura social, donde la comida no es solo un rito de nutrición, sino una celebración de la vida. Culturalmente, hacer una pausa durante el día para disfrutar de nuestras comidas, ya sea una cena con amigos o una jornada familiar, es parte de nuestro ADN.

Imagínate que llegas de trabajar cansado y la familia te espera. (Seguro que más de uno se relaciona con esta escena). Nos sentamos a la mesa, charlamos, reímos y disfrutamos de cada bocado. Pero en las primeras horas de la tarde, con el sol aún brillando, es difícil encontrar esa conexión.

Es una realidad que cada día, más personas se ven obligadas a cenar más temprano. Las rutinas laborales, las responsabilidades diarias y, por supuesto, la llegada de la tecnología —esos deliciosos dispositivos que nos mantienen ocupados hasta el amanecer— están cambiando nuestros hábitos. Pero, ¿realmente queremos dejar de lado nuestros rituales culinarios españoles?

¿Cenamos tarde porque somos nocturnos?

La verdad es que muchos españoles tienen una ética de trabajo que se extiende hasta la noche. Ciertamente, existe un sentido de que las horas después del trabajo son para relajarse y disfrutar. La vida nocturna en España es famosa en todo el mundo; la cena, en este sentido, se convierte en parte del plan.

Déjame preguntarte: ¿quién puede resistirse a una buena cena después de una larga jornada? En un país donde la tapa es casi un arte, ¿por qué no tomarse su tiempo para disfrutar de cada bocado? Aunque eso conlleve un estómago lleno y un ritmo de vida que puede resultar en menos horas de sueño.

El dilema del hambre nocturna

Ahora, hablemos de ese ineludible dilema, el hambre nocturna. La misma desesperación que sentimos a las diez de la noche es una señal del día que hemos llevado. A veces, no es cuestión solo de cuándo cenamos, sino de lo que comemos. La solución no siempre es un plato de alimentos pesados, y especialmente si estamos buscando mantener un peso saludable.

Así que la próxima vez que abras la nevera a las 11 de la noche en tu búsqueda de un «picoteo» nocturno, recuerda que las frutas y verduras son tus amigos, y que deberías tener al menos un par en la nevera para esos momentos de debilidad. Al menos, tu propósito de año nuevo podría mantenerse a flote.

Conclusión: lo mejor de ambos mundos

Así que, queridos lectores, ¿cuál es la respuesta a la pregunta de por qué España cena tan tarde? En el fondo, es un entrelazado de cultura, ritmo de vida y, sí, un poco de ciencia. Al final del día, lo que realmente cuenta es cómo nos sentimos con nuestros hábitos. Si tu cena te deja satisfecho (y sin molestias), sigue cenando. Si comes tarde, pero no tienes problemas de salud y te dan ganas de bailar flamenco tras la comida, ¡ve por ello!

La clave está en escuchar a nuestro cuerpo y ajustar esos horarios si es necesario. Adaptarnos no significa renunciar, sino encontrar ese equilibrio que nos permita disfrutar de la vida y de la cocina. Así que la próxima vez que te encuentres picoteando tarde, piensa en lo que te funciona y lo que no. ¿Quizás una cena temprana con amigos? Quién sabe, pero disfrutar es el objetivo final. ¡Buena suerte y buen provecho! 🥘🍷


Espero que hayas disfrutado este recorrido por los hábitos culinarios españoles. Si te ha gustado, no dudes en compartir tus experiencias en los comentarios, ¡me encantaría leer cómo gestionas tus horarios de cena!