El mundo del cine siempre ha tenido sus altibajos, ¿verdad? En ocasiones, sentimos que las producciones se estancan, repitiendo fórmulas hasta la saciedad. Pero, de repente, aparece una joya que hace que nos levantemos del sofá, dejemos nuestras palomitas a un lado y nos quedemos con la boca abierta. ¿La última? Oni-Goroshi: Ciudad de los demonios. ¿Es realmente todo lo que dicen? Vamos a desmenuzarla, porque como buen cinéfilo y amante del caos cinemático, no podía dejar pasar esta oportunidad.
Un vistazo a la premisa de Oni-Goroshi
Si ya te han hablado de la historia, bienvenido a la fiesta. Si no, déjame darte un resumen rápido: la película sigue a un asesino a sueldo retirado que lleva una vida tranquila con su familia… hasta que la tragedia llama a su puerta. Cuando cumple su última misión, un grupo de criminales hace un asalto mortal, dejando a su familia fuera de la jugada. ¿El resultado? Doce años de espera y un plan de venganza que, a juzgar por el tráiler, promete ser aún más brutal que las palomitas que dejé caer en el sofá mientras la veía.
Ahora, ¿quién no ha deseado alguna vez poner en su sitio a los que hacen daño a los que amamos? Aunque aquí, claro, las cosas se ponen un poco más extremas. Pero ¿quién puede resistirse a un poco de sangre y venganza, verdad?
La magia detrás de la adaptación
La película se basa en un manga de Masamichi Kawabe y eso, amigos míos, ya es un punto a favor. Adaptaciones de mangas hay muchas, pero no todas logran capturar la esencia de la obra original. Es como hacer una pizza: si la masa es mala, el resultado final no va a ser el que esperabas, aunque le pongas los mejores ingredientes.
En este caso, parece que el equipo detrás de Oni-Goroshi ha conseguido la combinación adecuada. La dirección, las coreografías y la cinematografía se entrelazan de una manera que resulta en un espectáculo visual. Como citaba ya el crítico John Tones en su reseña, se siente un “gusto que no solemos ver muy a menudo en las exclusivas de streaming”.
¿Por qué conectar con el público?
Una de las cosas que más me gusta del cine de acción es que puede ser un espejo de nuestros propios demonios. Y, aunque no soy un asesino a sueldo ni espero serlo, todos llevamos a veces la necesidad de redimir injusticias. Oni-Goroshi toca esas fibras sensibles. A través de la venganza, nos invita a reflexionar sobre la pérdida, la tristeza y, por supuesto, la sed de justicia. ¿Quién no ha deseado ser el héroe en su propia historia?
Secuencias de acción: pura adrenalina
Hablemos de lo que nos trajo a todos aquí: las secuencias de acción. Me atrevería a decir que una película de este tipo sin batallas espectaculares no es más que un paseo sin destino. Pero con Oni-Goroshi… ¡Ay, madre! Los primeros minutos son un auténtico torbellino. ¿Alguna vez has estado en una montaña rusa y has sentido que te falta el aliento? Bueno, eso es lo que esta película hace desde el minuto uno.
Las coreografías son sencillamente asombrosas; una mezcla de estilos que, en varias ocasiones, me hicieron recordar a otros clásicos de la acción como Kill Bill o John Wick. Cada golpe, cada caída y cada explosión son tratados con tal atención al detalle que te preguntas si los realizadores han tenido alguna experiencia íntima con un dojo o una sala de cine de acción de los 80.
Pero no se engañen, esto no es solo acción sin sentido. Hay una historia que se entrelaza con los golpes y las balas. El director ha sabido equilibrar los momentos de brutalidad con toques de emoción que hacen que realmente te importen los personajes.
La crítica y la fría realidad
Como siempre, no todo es perfecto. Aunque el filme ha sido aclamado y ha llegado a lo más alto de Netflix en 27 países, hay quienes argumentan que no alcanza la categoria de los clásicos mencionados. Y, a medida que me sumergí en la trama, debo admitir que sentí esos momentos en los que el ritmo disminuye y te das cuenta de que hay algunas decisiones narrativas que podrían haber sido un poco más audaces.
¿Quién no ha visto una buena película sin sentirse un poco decepcionado en alguna parte? La crítica es parte del juego, y aunque la pasión de muchos lo colocan entre las mejores adaptaciones, también hay detractores a quienes les gustaría ver a un protagonista menos predecible. Pero, seamos honestos: ¿quién necesita otro héroe que no se rompa, que no sufra? Eso sería otra película, ¡y no es lo que buscamos!
Venerando las influencias
Hablemos un poco sobre las influencias. Cuando ves Oni-Goroshi, puedes percibir un aire de homenaje a los grandes del cine de acción. Y es que si hay algo que me gusta, es cuando un director rinde tributo a sus inspiraciones. Desde los combates de pantalla dividida hasta esas escenas donde un héroe se enfrenta a múltiples enemigos, todos parecen tener un lugar en esta nueva instalación cinematográfica.
Sin embargo, tampoco hay que olvidar el contexto contemporáneo. Al ser una producción de Netflix, se encuentra inmersa en un contexto donde los streamings están conquistando el mercado del entretenimiento. La competencia es feroz, pero parece que, al menos en lo que respecta a la acción, Oni-Goroshi está dando la talla.
La música y la atmósfera
Y no podemos dejar de lado la banda sonora. La música en una película de acción es vital para crear la atmósfera adecuada y, como menciona Tones en su crítica, los sonidos son el complemento perfecto para sumergirnos aún más en esta experiencia. La tensión, el suspenso y esos momentos de euforia se sienten intensamente gracias a la elección musical.
¿Quién no ha sentido esa chispa cuando el tema principal suena y te anima a levantarte del sofá y dar una vuelta de combate en la sala de estar? Un pequeño inciso: ¡por favor no lo hagan, que mis vecinos ya están acostumbrados a mis gritos de gloria!
Una experiencia colectiva en tiempos de aislamiento
Recuerdo que la primera vez que vi una película de acción en pantalla grande, el aire vibraba con la energía de cada espectador. Las risas, los susurros emocionados y los gritos ante la acción eran parte del encanto. En estos tiempos que corren, donde el streaming ha tomado el centro del escenario, Oni-Goroshi se convierte en una experiencia colectiva que podemos compartir desde la comodidad de nuestros hogares.
Gracias a las redes sociales, uno puede ver comentarios instantáneos sobre las escenas, memes creativos que ridiculizan o exaltan momentos específicos, y discusiones sobre qué personaje es más cool. Es un viaje que se comparte, y eso le da un toque especial a esta película en particular. La conexión que se genera, a pesar de las pantallas, es parte de lo que convierte a una simple proyección en una experiencia memorable.
Reflexiones finales y una recomendación personal
En conclusión, Oni-Goroshi: Ciudad de los demonios es una de esas películas que, aunque puede que no sea la obra maestra que todos esperábamos, logra mantenernos al borde del asiento. La combinación de una historia trágica, acompañada de una acción desenfrenada y de visualmente espectacular, hace que te quedes con ganas de más. ¿No es eso lo que buscamos en una noche de cine?
Así que, si aún no la has visto, ¡no esperes más! Prepárate con tus palomitas, ajusta el volumen y disfruta de una experiencia que, aunque no cambie la historia del cine, sin duda te llevará a un viaje emocionante. Y recuerda: ¡siempre atractivo ver a un héroe cuando se aferra a la venganza, aunque sea desde la seguridad de tu sofá!
Y tú, ¿estás listo para unirte a la búsqueda de venganza y acción desenfrenada de Oni-Goroshi? ¡Que comience la guerra en tu pantalla!