¿Quién hubiera imaginado que en una de las ciudades más modernas y vibrantes del mundo, como Nueva York, todavía existía un delito de siglo pasado? Un delito que, por cierto, es más un déjà vu que una realidad en el día a día de la mayoría de sus habitantes. Pero eso es exactamente lo que ocurrió el viernes pasado, cuando la gobernadora Kathy Hochul firmó un decreto aboliendo el delito de adulterio, el cual había estado vigente desde 1907. Sí, 1907. Eso significa que nuestra idea de «vida moderna» ha estado arrastrando esta antigua cadena durante más de un siglo. ¿No es un poco irónico?

La antigüedad del adulterio: una herencia extraña

Permítanme llevarlos a un pequeño viaje en el tiempo. Imaginemos que estamos en 1907. La moda de entonces incluye corsés y trajes de tres piezas. Mientras tanto, la sociedad lidia con temas tan «vanguardistas» como el adulterio. El New York Times de ese año reportaba las primeras detenciones bajo esta ley, que captura a parejas viviendo en concubinato y las castiga con penas de hasta 500 dólares —una fortuna en ese entonces. Uno no puede evitar preguntarse: ¿era esa realmente la forma en que querían que las cosas funcionaran?

A lo largo de los años, el delito de adulterio ha tenido más pena que gloria. Con solo una decena de personas perseguidas por este delito en los últimos 50 años, y solo cinco condenas, parece que el Estado se preocupaba más por las apariencias que por la justicia real. ¿Quizás, solo quizás, había otras prioridades a las que atender?

Un impacto del que todos se ríen —o lloran

A pesar de que la ley haya estado más muerta que viva, su abolición todavía puede provocar risas. ¿Quién no ha pasado por una fase de terrible comedia romántica, donde los enredos y el adulterio son componentes centrales? La vida real raramente es tan glamorosa, pero la comedia sigue ahí. Es difícil no imaginar las conversaciones típicas en la oficina: “¿Te enteraste? Ya no te pueden arrestar por estar con alguien que no sea tu pareja. ¡Viva Nueva York!”

Sin embargo, no podemos olvidar el lado serio de este cambio. Algunos argumentan que la abolición del adulterio es un reflejo de una sociedad que ha evolucionado y ha aprendido a manejar sus relaciones de manera más saludable, sin necesidad de la intervención estatal. Otros, en cambio, sienten que este cambio abre la puerta a una vigilancia aún más aguda en cuestiones de moralidad. Es un punto de vista válido. Pero, ¿no debería la sociedad ser el lugar donde discutimos abiertamente sobre el amor, el compromiso y sí, a veces, el adulterio, en lugar de tener a un sistema judicial que haga las veces de moralista?

La familia de Malcolm X toma acciones legales: la lucha por la justicia

Mientras tanto, en un giro dramático de acontecimientos, la familia de Malcolm X está demandando a la policía de Nueva York y al FBI por su asesinato, reclamando la asombrosa cifra de 100 millones de dólares. La pregunta que surge es: ¿qué tan lejos puede llegar una familia que busca justicia en un sistema que ha fallado tantas veces? La historia de Malcolm X está llena de injusticias y secretos, y su legado sigue siendo debatido y discutido.

La conexión entre los dos eventos es difícil de ignorar. Ambos destacan a una ciudad que realiza cambios significativos, a veces con un paso adelante y dos hacia atrás. La abolición del delito de adulterio es un pequeño paso en el camino hacia una mayor liberalización de las normas sociales, mientras que la demanda de la familia de Malcolm X es un escalofriante recordatorio de las luchas aún por librar. Una pregunta inevitable surge: ¿estamos verdaderamente avanzando o simplemente cambiando de dirección?

Los efectos colaterales de las leyes anacrónicas

Las leyes que parecen anticuadas pueden impactar a la sociedad más de lo que pensamos. A lo largo de la historia, muchas normas y regulaciones han reflejado un conjunto de valores que ya no se alinean con nuestra forma de vivir. El hecho de que el adulterio siga siendo un delito en otras partes de Estados Unidos le da más peso a la conversación. Es un terreno resbaloso, con parejas que pueden ser arrastradas a luchas judiciales por decisiones personales en vez de abordar los problemas desde una perspectiva de autoeficiencia y salud mental. Quiero decir, nadie quiere ser un «adultero» en el registro, ¿no es así?

Sin embargo, la conversación no debe detenerse solo en la abolición de un viejo delito. Vamos un poco más allá. ¿Qué significa realmente ser fiel en una era donde las aplicaciones de citas son casi un estándar? ¿Hemos cambiado la concepción del compromiso o simplemente hemos encontrado nuevas formas de romperlo?

En lo personal, suelo escuchar historias de amigos sobre sus dilemas amorosos, y a menudo se habla de lo difícil que es mantener relaciones estables. En un mundo dominado por el “swipe left” y “swipe right”, la noción de compromiso se siente un poco más ligera. Todos sabemos que la tentación está a un clic de distancia, pero eso no significa que no debamos esforzarnos por construir relaciones de confianza.

La nueva era de las relaciones: entre la tecnología y la ética

Con el auge de la tecnología, estamos experimentando un cambio radical en cómo se forman y mantienen las relaciones. Desde la búsqueda de pareja hasta las aplicaciones de chat, todo está al alcance de nuestra mano. Pero, ¿esto ayuda a las relaciones o las destruye? La respuesta, querido lector, es un gran «depende».

Mientras que algunos pueden argumentar que la tecnología ha abierto las puertas a nuevas oportunidades y conexiones, otros sienten que ha posibilitado la deshonestidad y la insatisfacción. En otras palabras, estamos más conectados que nunca, pero también más solos. ¿Es esta la ironía de la era moderna?

Kathy Hochul ha dado un paso significativo, pero es un paso en esta larga maratón. Las discusiones sobre el adulterio, la lealtad y la fidelidad son más relevantes que nunca. Al final del día, cada relación es un mundo en sí misma, y los términos que se establecen entre dos individuos deberían ser solo eso: de ellos.

Hacia una cultura de comunicación: construyendo puentes en vez de muros

Como sociedad, siempre debemos esforzarnos por crear un entorno donde se pueda hablar abiertamente sobre el deseo, la lealtad y, quizás, la infidelidad. Este cambio radical en la legislación podría ser un gran inicio para fomentar conversaciones más honestas sobre los dilemas éticos de las relaciones modernas. Imagina un mundo donde puedas discutir abiertamente sobre tus inseguridades y deseos sin temer al juicio.

Es un sueño utópico, sí, pero vale la pena intentarlo. Esta abolición del adulterio, aunque puede parecer un pequeño detalle, puede ser la chispa que ilumine nuevas discusiones sobre cómo vemos y manejamos el amor en un mundo que avanza a una velocidad vertiginosa.

Conclusión: reflexiones finales sobre el amor y las leyes

Sería muy fácil sumergirse en la controversia sobre el adulterio y desviar la atención de lo que esto realmente significa: un cambio en nuestra manera de ver las relaciones. La abolición del delito de adulterio puede ser vista simplemente como un reflejo de una sociedad que busca formas de evolucionar y que, después de mucho tiempo, ha decidido dejar atrás ciertos lastres del pasado.

Y mientras tanto, en algún rincón de Nueva York, unas almas valientes continúan luchando por justicia, reclamando su lugar en la historia y buscando un camino hacia la redención. La vida estrafalaria en la Gran Manzana sigue su curso, y la historia sigue tejiendo su intrincado tapiz.

En este viaje a través de la historia, la justicia y el amor, quiero dejarte con una última pregunta: ¿estás listo para abrazar el futuro de las relaciones, siendo tú mismo el arquitecto de tu propia historia? Porque al final del día, no hablamos solo de leyes, hablamos de vida.

Así que, ¡brindemos por ese futuro! 🥂