La maternidad, como bien sabemos, es un tema que provoca una mezcla de asombro, amor y, a menudo, un grado considerable de ansiedad. Algunas veces parece que la vida nos presenta una hermosa postal ilustrando “la dulce vida de mamá”. Pero, ¿qué pasa cuando esa imagen comienza a desdibujarse? En este artículo, profundizaremos en la complejidad de la maternidad a través de la lente cinematográfica, centrándonos en la película If I Had Legs I’d Kick You de Mary Bronstein, y cómo resuena con la narrativa de ser madre en la actualidad.

La trampa de la maternidad idealizada

¿Alguna vez has sentido que ser madre es como intentar encajar en un vestido de una talla más pequeña? Justo cuando crees que estás a punto de lograrlo, la cremallera se atora, te miras al espejo y sientes que te estás asfixiando. La realidad es que la maternidad está bien… hasta que ya no lo está. Es esa peculiar paradoja que, de una u otra forma, hemos experimentado todos: bajo la imponente imagen de la madre perfecta, se esconden los demonios de la culpa, las expectativas inalcanzables y el miedo al fracaso.

En nuestra sociedad, las mujeres son glorificadas… hasta que comienzan a acercarse a sus límites. Un pequeño gesto de descontento o una queja sobre las duras realidades de la maternidad de inmediato puede llamarte la atención de los simpatizantes que intentan apaciguarte. “Vamos, ¡es una etapa hermosa!” ¿Y si solo quiero salir a gritar a la calle? Porque ser madre no significa que tengas que estar en un estado constante de alegría sublimada.

El cine como reflejo de la experiencia materna

En este contexto, If I Had Legs I’d Kick You se presenta como una obra reveladora. La película captura a la perfección esa sensación de asfixia emocional que puede acompañar a la maternidad. Con un guion que parece estar diseñado para desgarrar el velo de la idealización, sigue a una madre (interpretada por Rose Byrne) que enfrenta no solo los problemas de su hogar, sino que también lidia con la culpa y la ansiedad de ser madre en una sociedad que espera que la maternidad sea un paseo por el parque.

La metáfora del boquete en el techo

Imagina esta escena: Rose, atrapada en su hogar en impresión de caos, con un boquete en el techo que filtra no solo agua, sino también sus sentimientos de inseguridad. Esta imagen es más que una simple representación visual; es una poderosa metáfora de la vulnerabilidad de las madres. El techo que debería proporcionar refugio y seguridad se ha convertido en un símbolo de fracaso. Así, la película se convierte en un espejo que nos muestra lo que a menudo preferimos no ver: la maternidad no es un campo de flores, es un camino de espinas.

A medida que avanza la trama, la protagonista se encuentra en un hotel que representa un lugar de desasosiego. Cada habitación podría ser el reflejo de las luchas internas que enfrentamos como madres. ¿Te suena familiar? Esa sensación de estar atrapada en un ciclo de responsabilidades y expectativas. La angustia de no sentirse a la altura, de cuestionarse si realmente están siendo las madres que sus hijos merecen.

La lucha con la culpa

El sentimiento de culpa es uno de los personajes más prominentes en la vida de una madre. En mi experiencia personal, recuerdo haber pasado horas en la cama tratando de reconciliarme con el hecho de que a veces deseaba un poco más de tiempo para mí, sin responsabilidades y sin el incansable sonido de ‘mamá, ¿puedes ayudarme?’. Después de un día agotador, una buena película se convierte en mi salvación, un respiro que me recuerda que no estoy sola en esta cruzada.

La película de Bronstein profundiza en esta lucha. El engorroso ciclo de la vida diaria se ahonda en la mente de la protagonista y lo hace de una manera visceral y perturbadora. La madre se enfrenta a su propia ansiedad, y en ese proceso, el espectador puede ver que la profundidad del sufrimiento materno no es un capricho, es una realidad vivida.

Una mezcla de géneros que hace ruidos

¿Qué hay de la mezcla de terror y comedia en la película? Cuantas más veces vemos la historia de la protagonista, más nos damos cuenta de que, aunque la lucha es real y dolorosa, a veces es necesaria una dosis de humor para sobrellevar la carga. El equilibrio entre la tensión y la diversión es precisamente lo que hace que esta narrativa resuene con tanto poder.

Has de recordarme que deberíamos hablar sobre Lady Bird, otra película que representa poderosamente esas dinámicas complejas entre madres e hijas. La cinematografía puede ser un refugio donde el dolor se transforma en risas, y de pronto te ves riendo de un momento que en la vida real te hubiera hecho llorar.

Referencias a películas contemporáneas

If I Had Legs I’d Kick You se une a una lista de películas recientes que exploran las particularidades de la maternidad. Desde La hija oscura de Maggie Gyllenhaal hasta Tenemos que hablar de Kevin de Lynne Ramsay, estas historias no se andan con rodeos. Abordan la compleja red de la maternidad, la identidad y el amor, todo al mismo tiempo, haciéndonos cuestionar nuestras creencias y valores.

Bong Joon-ho, un maestro de la narración, señala que es mejor invertir recursos en problemas en nuestro propio hogar en lugar de en viajes al espacio exterior. ¿No es un concepto potente? Nos invita a reflexionar acerca de nuestras prioridades. La maternidad no debe ser un viaje hacia lo perfecto, sino un camino hacia la autenticidad.

Conclusión: ¿qué se siente ser madre hoy?

Al cerrar el telón de este análisis, queda claro que ser madre en el mundo actual es un acto de valentía. La lucha es real, y lo será siempre. La maternidad tiene mucho que enseñarnos sobre nuestras propias inseguridades y miedos. Pero también nos recuerda que, a pesar de todo, hay belleza en el caos.

Así que la próxima vez que sientas que la presión del mundo se cierne sobre ti, recuerda que no estás sola. Te aliento a que mires algunas de estas películas, no solo como entretenimiento, sino como arte que puede conectar contigo, ofrecerte consuelo y, si bien es posible que no te resuelva la vida, quizás al menos te haga sentir un poco más comprendida.

Y en última instancia, tal vez, solo tal vez, el mensaje que nos deja If I Had Legs I’d Kick You es que, así como la vida misma, la maternidad es un camino lleno de altibajos, y todo lo que necesitamos es recordar que hay otra madre en la sala de cine con nosotros, compartiendo esas mismas luchas. ¿Y eso no es un consuelo?