Decenas de miles de personas, cien mil, según los organizadores, se echaron a las calles de Santiago de Compostela este pasado domingo para hacer eco de una preocupación que podría cambiar el futuro ambiental de Galicia. Acompañados de una ola de energía y entusiasmo, los manifestantes expresaron de manera contundente su rechazo a la proyectos de la fábrica de celulosa que la empresa portuguesa Altri, en colaboración con Greenalia, planea instalar en Palas de Rei (Lugo).
Pero, ¿qué está en juego realmente aquí? Permíteme llevarte a un viaje que abarca no solo los hechos, sino también las opiniones, el contexto y, créeme, un poco de humor que nos ayude a digerir la seriedad de la situación.
El contexto: ¿Qué se cuece detrás de la macrocelulosa?
La política y el medio ambiente a menudo se entrelazan de maneras complicadas (y a veces cómicas). Imagina a un grupo de políticos en traje y corbata discutiendo una planta que podría producir 400,000 toneladas al año de celulosa soluble y 200,000 de fibras textiles ecológicas, todo mientras toman un café que, irónicamente, podría o no haber sido cultivado de manera sostenible. Esto es un tema serio, pero simplemente no puedo evitar imaginar la escena.
Los organizadores del proyecto, liderados por Altri y Greenalia, han estado presionando por un visto bueno ambiental que, según los opositores, pone en peligro recursos naturales críticos. La fábrica de celulosa, que ha estado en el centro de un intenso debate, puede que traiga un “boom” económico, pero lo que muchos afirman es que ese crecimiento podría ser a costa de la calidad del aire, agua y suelo gallego.
Las voces de la oposición: Marta Gontá y la plataforma Ulloa Viva
En medio de estas preocupaciones, Marta Gontá, portavoz de Ulloa Viva, se ha convertido en una destacada figura en la lucha contra el proyecto. En su discurso en la manifestación, enfatizó: «Nuestras hijas van a heredar una ría productiva, tierra fértil, aire limpio y agua limpia y no es negociable». Siendo madre de dos pequeñas, no puedo evitar sentirme identificada con su fervor. ¿Quién no querría un futuro limpio y sostenible para las nuevas generaciones?
La frase «no es negociable» resuena, ¿verdad? Es como una declaración de principios que resuena con cualquiera que tenga un profundo amor por la tierra y el agua.
Los aliados en la lucha: Más que solo activistas
La manifestación no fue solo un gesto simbólico. El evento atrajo a una mezcla diversa de participantes: asociaciones vecinales, ecologistas, culturales y grupos de pescadores. Esencialmente, una auténtica «coalición de los buenos», aquellos que entienden que la protección del medio ambiente no es solo una cuestión de reglamentos, sino de derechos.
Xaquín Rubido, presidente de la Plataforma en Defensa de la Ría de Arousa, expresó su optimismo tras la manifestación, afirmando que el éxito del evento «marcará un antes y un después» en la tramitación del proyecto. ¿Te imaginas el impulso que eso le da a un movimiento? Es todo un soplo de aire fresco en medio de una controversia caliente.
Asuntos políticos: La oposición al PP
Los partidos de oposición al PP en Galicia, el BNG y el PSdeG-PSOE, también se unieron a la causa, aunque el líder socialista, José Ramón Gómez Besteiro, no hizo acto de presencia. La política a veces se siente como una serie de telenovelas, ¿no crees? Con giros, intrigas y personajes que aparecen y desaparecen en los momentos cruciales.
Ana Pontón, líder del BNG, pidió audazmente al presidente Alfonso Rueda que «escuche a la ciudadanía de Galicia» y que deje de actuar como un «comercial de Altri». ¿No es fascinante cómo las palabras pueden ser más afiladas que una espada en el mundo político? A veces siento que los políticos son como gladiadores en la arena, luchando por la atención y apoyo de su público.
Altri y Greenalia: Las cifras detrás de la controversia
Hablemos de dinero, porque al final, todo se reduce a los billetes. La inversión anunciada por Altri asciende a alrededor de 900 millones de euros, aunque la empresa ha señalado que solo ejecutará la planta si recibe 250 millones de euros de fondos europeos. Es como un juego de Monopoly, pero con prontos reales.
La planta ocupará una gigantesca parcela de 366 hectáreas, una extensión que seguramente haría a cualquier amante de la naturaleza temblar. La chimenea, que se alza a 75 metros, se convierte en un símbolo visible del dilema: progreso económico o devastación ecológica.
Las promesas ecológicas: ¿Realidad o marketing?
Altri ha emitido un comunicado en el que defiende que «el proyecto ha sido diseñado con los más altos criterios de sostenibilidad». Y aquí es donde me gustaría hacer una pausa. ¿Te suena familiar? A veces me pregunto si las promesas de sostenibilidad son como los anuncios de comida rápida: siempre se ven perfectas en la foto, pero en la realidad, son un poco… diferentes.
La preocupación principal radica en el hecho de que la planta planea captar hasta 46 millones de litros de agua al día del río Ulla. Es como si el río estuviera preparando su maleta y diciendo: “¡Hasta luego! Voy de vacaciones”. La idea de devolver al cauce 30 millones de litros de aguas residuales tratadas tampoco es muy reconfortante. La verdad es que, a menos que tengas un doctorado en química del agua, podrías preguntarte si eso es realmente suficiente para evitar un desastre ecológico.
Reflexiones finales: ¿Cuál es el futuro para Galicia?
Entonces, ¿qué podemos esperar del futuro de Galicia? ¿Es este el principio de una batalla épica entre el desarrollo económico y el medio ambiente? O como diría mi abuela, «con el tiempo, todo se pone en su lugar».
Lo que resulta aplastante es la comunidad que se ha reunido: la voz unida de los ciudadanos, que se niega a aceptar un futuro devastado por proyectos potencialmente destructivos. Tal vez Shakira podría inspirar algo con una nueva canción: “La tierra no se toca”.
Un llamado a la acción
Así que, amigos, si eres un gallego que se preocupa por su futuro, ¡hazte oír! Ya sea asistiendo a una manifestación, firmando una petición en línea o simplemente compartiendo esta información con tus amigos. Cada pequeña acción suma, y nunca se sabe cuándo una chispa puede encender un fuego de cambio.
¿Y tú, qué opinas sobre la lucha entre el desarrollo y la sostenibilidad en Galicia? Espero que te haya servido este viaje, porque de alguna manera, todos estamos interconectados.
Al final, lo que está en juego no es solo una planta de celulosa, sino el legado que dejamos a las futuras generaciones. Así que, mientras nos reímos y reflexionamos sobre esta compleja situación, no perdamos de vista el objetivo principal: un Galicia verde y próspera. ¿Quién se apunta a la lucha? 🌱