En el vasto océano que es el mundo del fútbol, a veces vemos cómo emergen figuras que no solo destacan por su talento, sino también por su capacidad de romper moldes y ser voz de cambio. Una de estas personas es Marian Otamendi, una mujer que, como dice la frase popular, es «la mujer que dirige el debate del fútbol actual». Pero, ¿realmente es así? Los recientes acontecimientos en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) nos llevan a esta conversación esencial sobre el liderazgo, la equidad de género y la responsabilidad en el ámbito deportivo.
El caso Rubiales: un escándalo que sacudió al fútbol español
Para aquellos que tal vez hayan estado bajo una roca o simplemente no estén al tanto de las últimas noticias del deporte rey, el juicio a Luis Rubiales, el expresidente de la RFEF, dejó al descubierto no solo el comportamiento inaceptable de una figura de poder, sino también un sistema profundamente arraigado en el miedo y la desigualdad. Si se me permite el símil, fue como ver un partido donde el árbitro, en vez de imponer justicia, es parte del espectáculo — ¡y no de la mejor manera!
En este contexto, Marian Otamendi se convierte en una voz crucial. Ella reflexiona sobre el liderazgo autocrático y cómo el miedo puede convertirse en un mecanismo de control. «El miedo impera y la profesionalidad de los empleados se diluye», dice. En esta frase resuena una verdad que todos hemos experimentado en algún momento de nuestras carreras: el temor a desentonar, a desafiar a la autoridad y, en última instancia, a perder el empleo.
Una pregunta que muchos se hacen es: ¿realmente se puede construir algo sólido sobre el miedo? La respuesta es, rotundamente, no. Y aunque algunas organizaciones pueden funcionar a corto plazo con una estructura autoritaria, a la larga, están condenadas al fracaso.
Un liderazgo que necesita cambios
Antes de profundizar más en la reflexión de Otamendi, vamos a recordar que se trata de una mujer con una impresionante trayectoria. Licenciada en Historia Contemporánea y con un Executive MBA, ha visto de todo en su carrera. Desde la creación de la World Football Summit (WFS) hasta su deseo de propiciar un fútbol más inclusivo y diverso, su visión va más allá del mero negocio.
Otamendi plantea que el fútbol debe ser un espacio para todos, un «fútbol para todos», donde hombres y mujeres, y cualquier individuo independientemente de su origen, puedan encontrarse en igualdad de condiciones. ¿Es esto un sueño utópico? Quizá, pero cada gran cambio comienza con una chispa de idealismo.
Ahora, volvamos al juicio. Durante las sesiones, quedó claro que Rubiales ejercía un control absoluto y que los que le rodeaban, en lugar de ser sus colaboradores, actuaban casi como escuderos en un juego de poder. Y aquí viene otra reflexión interesante de Otamendi: ¿es el miedo un eximente para la responsabilidad individual? Esta es una pregunta que resuena con fuerza y que invita a una profunda reflexión no solo en el fútbol, sino en todos los ámbitos de la vida.
La experiencia personal de Marian: un ejemplo a seguir
A menudo, me gusta mirar al pasado y recordar momentos que me cambiaron la vida. En una de mis primeras experiencias laborales, me encontraba rodeado de personas más experimentadas y, si soy honesto, varias de ellas eran hombres que parecían no querer compartir el espacio. La lucha que llevó Otamendi a través de su carrera resuena con muchos que hemos sentido ese mismo tipo de discriminación, aunque en su caso, ella se ha sentido respetada y valorada por su labor. ¿No es ese el tipo de entorno en el que todos quisiéramos trabajar?
Es fascinante cómo Marian nunca se vio a sí misma a través de la lente del género, sino como una profesional. «Crecí viendo a mi abuela paterna llevar sus negocios», reflexiona. Ah, las abuelas, esas figuras que a menudo subestiman la historia familiar. Pero en este caso, el legado de liderazgo femenino que Marian ha heredado es poderoso. Ella es un ejemplo claro de que el entorno y el apoyo pueden moldear a líderes fuertes. ¿Cuántos de nosotros hemos tenido esa figura inspiradora en nuestras vidas?
El futuro del fútbol: liderazgo inclusivo y diversidad
En un mundo donde las conversaciones sobre diversidad e inclusión están tomando protagonismo (finalmente), el fútbol no debería quedar atrás. Marian Otamendi deja claro que es fundamental que el deporte se adapte a estos tiempos que corren. ¿No sería bonito ver a más mujeres ocupando puestos de liderazgo en el ámbito deportivo? La respuesta, creo yo, es un rotundo «sí».
En su papel como directora del WFS, Marian ha impulsado la idea de que el fútbol puede y debe ser mejor. ¿Cómo se puede alcanzar esto? Construyendo puentes, fomentando la comunicación y desafiando a aquellos que se aferran a las viejas estructuras de poder. Es importante que todos, independientemente de su sexo, tengan acceso a un espacio seguro donde puedan expresar sus ideas y potencial.
La responsabilidad colectiva en el fútbol
El juicio a Rubiales puso de manifiesto una realidad alarmante: el silencio de aquellos que lo rodeaban. Cada vez que alguien decide no hablar por miedo a las repercusiones, se convierte en parte del problema. La responsabilidad no puede recaer solo en una persona; es, como dice Otamendi, una responsabilidad colectiva.
Aquí hay un matiz que no podemos pasar por alto. La lealtad a un líder debe ser balanceada con la ética y la responsabilidad. ¿Es correcto simplemente seguir a alguien porque es tu jefe o deberías cuestionar sus decisiones desde un lugar de respeto y construcción? Es una línea muy delgada, y a menudo, las decisiones difíciles son las que normalmente marcan la diferencia en nuestras vidas y, por ende, en la cultura de trabajo.
Reflexiones finales: construir un futuro mejor
Marian Otamendi es más que una figura destacada en el mundo del fútbol; representa un movimiento hacia un cambio urgente y necesario. La noción de que el fútbol tiene que ser un fútbol para todos debería estar presente en todos los niveles de la industria. Sendas como la que ella ha comenzado son las que pueden permitir que mujeres como Jenni Hermoso y muchas otras prosperen en el deporte.
Finalmente, pienso en ello con un toque de humor. A veces, cuando me enfrento a decisiones difíciles en mi propio entorno laboral, me imagino a mis jefes rodeados de una gran mesa de fútbol, debatiendo sobre estrategias mientras yo juego «manager» en la consola. En esa visión, todos son escuchados, nadie tiene miedo, y el liderazgo es colaborativo.
Por eso, en lugar de quedarnos en la crítica, procuremos una construcción consciente. ¿No sería genial ver un mundo en el que todos, no importa su género, puedan aportar y brillar? Si hay algo que podemos sacar de esta narrativa alegre y algo sarcástica es que el verdadero liderazgo se alza por encima del miedo y se apoya en la inclusión, la diversidad y las segundas oportunidades.
Así que, ¿estamos listos para cambiar el juego? La pelota está en nuestro campo.