La comunidad médica de Madrid ha presenciado recientemente un acontecimiento que podría describirse como una auténtica “telenovela” del sector sanitario. Manuel Martínez-Sellés, quien había dominado el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid (ICOMEM) desde 2020, ha visto cómo su reinado se desmorona, dejando un espacio abierto para nuevos líderes. En esta ocasión, no solo se trata de un simple cambio de liderazgo, sino de un reflejo de luchas internas, promesas no cumplidas y la eterna búsqueda de la transparencia en el ámbito profesional.

El contexto de la elección: ¿Por qué es tan importante?

Antes de profundizar en los resultados, es esencial comprender la magnitud del ICOMEM. Estamos hablando de un órgano que representa a más de 50,000 médicos en la comunidad de Madrid. Lo que sucede en este colegio no solo afecta a sus miembros, sino que también tiene repercusiones en la calidad del cuidado médico, las políticas de salud y, por supuesto, en la confianza del público en sus profesionales de la salud.

Recuerdo cuando mi amigo Fernando, un médico joven y lleno de ideales, me decía: “Lo que la gente no entiende es que el ICOMEM no es solo un club; es nuestra voz frente a las políticas que pueden perjudicarnos”. Poco sabía Fernando que, meses después, esa voz iba a ser más relevante que nunca, aunque con nuevos protagonistas.

El desenlace de Martínez-Sellés: ¿Realmente estaba tan mal?

Manuel Martínez-Sellés llegó al poder en 2020 con la promesa de revitalizar el colegio, pero, con el tiempo, su gestión fue criticada a gritos, especialmente por su supuesta falta de transparencia en la administración de los fondos del ICOMEM. ¿A quién le gusta ver un mal manejo del dinero, después de todo? Recuerdo cuando mi vecina, que también es médico, me comentó: “A veces siento que el colegio es como un misterio, ¡como un cuento de Agatha Christie!” Y parece que su intención de resolver ese misterio no fue suficiente para mantener su posición.

Las elecciones recientes lo despojaron del cargo en un giro dramático. Tomás Merina, exgerente del hospital privado Fuensanta, se llevó el triunfo, obteniendo 4,475 votos – suficiente para superar a su más cercana competidora, Esther Rubio, quien consiguió 2,580 votos.

La victoria de Tomás Merina: ¿un cambio radical o un paso más?

Tomás Merina asumirá el comando del ICOMEM con el respaldo evidente de muchos médicos, pero ¿qué lo convierte en el candidato ideal? Para comenzar, su relación con el sindicato AMYTS —el mayoritario en la comunidad— le dio una ventaja competitiva. “Es como si tus amigos de la escuela te votaran en un proyecto grupal, ¡y todos sabemos qué tan valioso puede ser eso!”, reflexionó una colega en un grupo de WhatsApp.

Merina también se propuso lidiar con el legado de Martínez-Sellés, que muchos médicos veían como un lastre. Sin embargo, debemos recordar que, aunque su victoria es un hecho, el verdadero desafío será acceder a los problemas que afectaban a la comunidad médica durante el mandato anterior. ¿Realmente Merina podrá traer la tan necesaria transparencia o se convertirá en solo otro representante más del “sistema”?

Esther Rubio: Una opción menos conocida, pero no menos válida

En la contienda, no debemos pasar por alto a Esther Rubio, la nefróloga del hospital público Puerta del Hierro. Aunque su equipo provenía de un movimiento específico, su enfoque en representar una diversidad de voces dentro del ICOMEM podría haber sido su carta de presentación más efectiva. Recuerdo cuando, en un debate sobre política de salud, me dio la impresión de ser la voz de la razón entre tantas iniciativas a veces controvertidas. ¿Qué pasaría si hubiera ganado?

Sin embargo, como en toda buena historia, las críticas no tardaron en llegar. Su candidatura fue vista por algunos como un reflejo de la falta de un proyecto claro y sólido. A menudo, en debates de este tipo, se preguntan: “¿Es suficiente con ser un buen médico? ¿O necesitamos líderes capaces de ver el panorama completo?”

La reacción a la dimisión que sacudió las bases

Un acontecimiento sorprendente fue la dimisión de Luisa González, la vicepresidenta del ICOMEM, quien a pocos días de las elecciones, desdeñó la falta de transparencia en la gestión de Martínez-Sellés. Parece que las tensiones en el complejo mundo del ICOMEM comenzaron a cosquillear antes de la votación. Quizás esto debería servir como un recordatorio de que incluso dentro de las juntas directivas, se rumorea sobre deficiencias en la comunicación.

La respuesta del colegio fue clara: una defensa férrea de su gestión, desestimando las críticas de González. Pero, ¿quién podría haber imaginado que el producto interno de los colegiados estaría a la vista del público, como un reality show médico?

Elecciones: un proceso complicado en un entorno singular

Las elecciones, a menudo consideradas un proceso tedioso, cobraron vida en Madrid. Con 9,530 votos contabilizados, la participación aumentó notablemente respecto a las elecciones anteriores, y en esta ocasión, no había nada de “sorteo del día”. Durante la jornada electoral, se registraron tanto votos en blanco (21) como nulos (61), lo que refleja una toma de decisiones que no fue lineal.

El hecho de que el escrutinio se transmitiera en vivo por streaming generó aún más nerviosismo. La imagen de los gráficos mostrando el porcentaje de votos equivalía a aquellos momentos en televisión donde el presentador abre los sobres de los ganadores en la competencia de talentos. ¿Deberíamos reírnos o preocuparnos de la creciente dramatización de estas elecciones?

Las estaciones de votación abarcaron numerosos hospitales, reflejando la diversidad de la comunidad médica presente. Por un lado, está el Hospital Universitario Gregorio Marañón, y por otro, hospitales más pequeños, lo que da una idea del alcance de esta votación. Sin embargo, en un entorno donde los médicos se enfrentan a múltiples desafíos, ¿realmente tenían tiempo para estas cuestiones administrativas?

La importancia de la transparencia: ¿cabe el cambio?

El nuevo liderazgo de Merina llega con la expectativa de cambiar la narrativa en el ICOMEM. Los tiempos oscuros de la opacidad deben ser reemplazados por la claridad. Se habla de una reforma integral, pero también surge la pregunta inevitable: ¿podrán acatar los desafíos del presente sin recordar las lecciones del pasado?

La labor del Colegio de Médicos no se limita a representar a sus miembros, sino que también debe abordar problemas cruciales que enfrenta la comunidad médica y la sociedad en general. La salud mental, el exceso de trabajo y la compensación justa son solo algunos de ellos. En este sentido, el nuevo presidente y su equipo tienen una tarea monumental.

Conclusión: un nuevo amanecer en el ICOMEM

Las elecciones han traído consigo un cambio en la dirección del ICOMEM, pero también nos recuerdan que el camino hacia una representación efectiva está llena de obstáculos. La jornada electoral reciente podría ser el inicio de una nueva era, donde la transparencia y la comunicación sean los pilares fundamentales para una gestión eficaz.

Con la salida de Octubre y el frío inminente, tal vez este nuevo liderazgo sería el abrigo que la comunidad médica necesita. Solo el tiempo dirá si estas promesas se concr-den o se quedarán en el aire, como muchas cosas en la vida. Mientras tanto, observamos, esperamos y, ¿por qué no? también nos reímos un poco de toda esta serie de cambios que, en última instancia, busca el bienestar de una comunidad que siempre está en movimiento.