El mundo avanza a un ritmo vertiginoso, y en este frenético viaje tecnológico, los centros de datos se han convertido en una parte esencial del funcionamiento diario de empresas y servicios que dependen de la inteligencia artificial. Sin embargo, hay un asunto que, irónicamente, parece estar pasando desapercibido en medio de tanto avance: el consumo de agua. En un país como España, donde la sequía te hace pensar dos veces antes de regar tus plantas, es intrigante ver cómo estos gigantes tecnológicos están floreciendo mientras la inversión y el desarrollo se centran en la creación de más centros, sin respetar del todo el recurso hídrico.
La nueva planificación hidrológica: ¿inclusión o exclusión?
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha lanzado a consulta pública su planificación hidrológica para el periodo 2028-2033. Al revisar el documento, me sorprendió encontrar que las menciones a los centros de datos eran casi inexistentes. En pleno auge de la inteligencia artificial, donde se espera que España se convierta en un hub tecnológico, ¡no hay un apartado que hable del consumo de agua de estas instalaciones!
La única referencia relevante proviene de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), que parece tener una visión tranquila sobre el tema, afirmando que la demanda de agua industrial es “muy escasa” en este sector. ¿Es posible que los centros de datos sean tan poco consumidores de agua cuando hay tantos de ellos abriendo sus puertas? Me imagino a los expertos de la CHE mirando estadísticas y pensando: “No es para tanto”. Pero sinceramente, ¿es esa realmente una forma de ver el futuro?
La paradoja: centros de datos y el consumo de agua
Un detalle llamativo que dijo la CHE es que los centros de datos existentes en la cuenca del Ebro obtienen agua de las redes de abastecimiento locales. O sea: lo que estamos haciendo es atraer gigantes de la tecnología a un país sediento, mientras otros se preguntan cómo van a mantener sus cultivos regados. La memoria de la planificación hidrológica concluye afirmando que el consumo de agua relacionado con estos centros no representa una «cantidad importante», pero, ¡vaya!, todo depende de la escala.
¿Cómo nos aseguramos de que este escenario se mantenga sostenible?
Por otro lado, las inversiones en centros de datos no son solo palabras vacías. Nombres como Microsoft, Amazon y el fondo de inversión Blackstone han comprometido miles de millones de euros en proyectos en Aragón. Según se estima, la infraestructura de Amazon, por ejemplo, podría consumir 755.000 metros cúbicos de agua. Para poner esto en perspectiva, ¡es como llenar 300 piscinas olímpicas! Lo que plantea una pregunta a la mente: ¿realmente seguimos en modo “coger de aquí y poner allí” sin pensar en los recursos limitados que tenemos?
El agua y la inteligencia artificial: una relación compleja
El auge de la inteligencia artificial no es un fenómeno aislado. Está acompañado de un aumento significativo en la demanda de electricidad, que se proyecta que se duplicará para 2030, lo que lleva a la pregunta: ¿pueden nuestros recursos hídricos seguir el ritmo? En una noticia reciente, se menciona que la demanda eléctrica total de los centros de datos en España podría alcanzar 26 TWh para 2050, ¡más que todo el consumo actual de Aragón!
No obstante, desenterrar la realidad del consumo de agua en este sector no es fácil. Un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo deja claro que “la falta de transparencia de los operadores de datos dificulta el acceso a información actualizada”. Entonces, ¿es nuestra falta de proyección a futuro un problema de falta de datos o de voluntad política? A veces, siento como si estuviéramos jugando a la ruleta rusa con recursos esenciales.
Hidrógeno verde: ¿el nuevo oro azul?
Por su parte, el hidrógeno verde está emergiendo como un tema candente en la política energética de España. La necesidad de agua para producir hidrógeno (aproximadamente 35 kg de agua por cada kg producido) asume un rol fundamental en los planes de futuro de energía. La pregunta que entonces flota en el aire es: ¿realmente podemos permitirnos sumergirnos en ambos frentes de consumo de agua sin un plan sólido?
Se habla mucho de que en nuestros próximos pasos debemos priorizar no solo el impacto ambiental sino también la sostenibilidad de los recursos. Si bien la producción de hidrógeno se presenta como una solución energética, requiere grandes volúmenes de agua, en un contexto donde la planificación hidrológica no contempla sus necesidades. ¡Un dilema!
Un futuro incierto, pero lleno de posibilidades
La realidad también es que, en CSV, la asociación que agrupa a muchos de los gigantes tecnológicos involucrados en proyectos de centros de datos, se ha manifestado que si se dan las condiciones adecuadas en materia de infraestructura, puede haber una inversión de hasta 14.400 millones de euros solo entre 2026 y 2030. Pero ¿cuánto de esta inversión servirá para cuidar nuestros recursos hídricos?
Quiero creer que los datos ayudarán a hacer decisiones más informadas. Hay una delgada línea entre la necesidad de innovar y la responsabilidad que tenemos con el medio ambiente y nuestros recursos. Sí, hay que actuar, pero se debe hacer de manera pensada. Como cuando decides salir a comprar croquetas a medianoche; puedes hacerlo, pero deberías considerar si realmente necesitas esas croquetas, o si simplemente es tu antojo hablando.
Mensaje final: hacia una planificación consciente
La interacción entre la inteligencia artificial, los centros de datos y los recursos hídricos es un tema complejo que necesita atención urgente. La planificación hidrológica debe adentrarse en consideraciones sobre el consumo de los data centers, porque ignorar su impacto sería como tener una fiesta en casa y no preocuparte por las copas que se podrían romper. Hace falta un enfoque sostenible y equilibrado que garantice que España no solo se convierta en un activo centro de desarrollo tecnológico, sino que también cuente con un suministro de agua saludable para todos.
De aquí a un tiempo, espero no tener que escribir una entrada de blog titulada: “Centros de Datos en la Sequía: ¿La última lluvia?”. En su lugar, me encantaría hablar de cómo hemos encontrado un equilibrio, un manejo consciente y óptimo de recursos que nos lleve a un futuro sostenible. Y sí, también me gustaría que en algún punto, la palabra “sostenible” no se convierta en un cliché, sino en un estilo de vida real.
Así que, amigos, mantengamos la conversación viva. Discutamos cómo el agua y la inteligencia artificial pueden cohabitar en este maravilloso país, como buenos vecinos… siempre y cuando haya espacio y agua suficiente para todos.