La historia de Apple Inc. está repleta de momentos icónicos, desde el lanzamiento del Macintosh hasta la creación del iPhone. Pero, ¿alguna vez te has preguntado cómo llegó la compañía a formar su extraordinario equipo de liderazgo? Hoy, hablaré sobre uno de los aspectos menos conocidos pero más fascinantes de la historia de Apple: las lecciones de Steve Jobs sobre gerencia y liderazgo en sus inicios. Quédense conmigo mientras exploramos la evolución del liderazgo dentro de una de las empresas más innovadoras del mundo, llenas de anécdotas, humor y, quién sabe, tal vez incluso algunas verdades difíciles de digerir.

El dilema de la gerencia profesional

Volvamos a los años 80, cuando el Macintosh estaba más fresco que una manzana recién cosechada. En medio de toda la emoción, Jobs tomó una decisión crucial: buscar directivos profesionales, aquellos que habían pasado por las mejores universidades y se habían especializado en gerencia. ¿Parece una buena idea, verdad? Bueno, como dice el refrán, «el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones».

Jobs confesó que «no funcionó en absoluto». La mayoría de estos gestores carecían de la chispa necesaria para liderar un equipo creativo. ¿Qué significado tiene tener un MBA en una compañía donde la innovación es el pan de cada día? Era como tratar de enseñar a un pez a escalar un árbol. Jobs se dio cuenta de que los mejores líderes no eran necesariamente los que habían ascendido a través de rangos directivos. Eran, de hecho, aquellos que nunca quisieron serlo.

Imagina que en una reunión de gerentes se discute sobre la estrategia de innovación mientras tú solo estás deseando que llegue el momento de la merienda. Esa sensación de desconexión es exactamente lo que Jobs vio en su equipo directivo. “¿Por qué querrías trabajar para alguien de quien no puedes aprender nada?”, decía Jobs. Una buena pregunta, ¿no crees?

La resistencia de la Generación Z

Ahora, hablemos de un fenómeno contemporáneo: la Generación Z. Puedes haber oído que esta generación muestra cierta resistencia a ocupar puestos de liderazgo. Tal vez seamos más felices trabajando desde casa o creando contenido viral en TikTok, en lugar de lidiar con presupuestos y reuniones interminables. La realidad es que muchos de nosotros, incluidos algunos de mis amigos más cercanos, hemos decidido que el estrés y la presión de ser un líder no son para nosotros.

En este punto, la historia de Jobs se torna un espejo. ¿Nos estamos acercando a un momento similar al que vivió Apple en sus inicios? Es un dilema para las empresas, porque si los mejores líderes son quienes «no buscan el puesto», ¿cómo se puede atraer el talento adecuado para esos roles? Vivimos en tiempos donde el significado de éxito y liderazgo está en constante evolución.

La teoría del líder que no quiere liderar

La idea de que los mejores gerentes son aquellos que no buscan la posición se llama, para darle un nombre elegante, «liderazgo involuntario». Aquí es donde entra en juego la historia de Debi Coleman, quien formó parte del equipo original del Macintosh. Dejó claro que no tenía la formación adecuada para liderar, pero Jobs la eligió porque su talento era indiscutible.

Coleman fue un testimonio vivo de cómo el liderazgo puede surgir de los lugares menos esperados. De hecho, se convirtió en la directora financiera del departamento de Macintosh y, más adelante, ocupó importantes roles a nivel corporativo en Apple. Su historia refuerza la idea de que, a veces, el potencial no se mide en títulos en tu currículum, sino en tu pasión y habilidades. Y esa es otra pregunta que podemos hacernos: ¿Cuántas Debis Coleman han sido pasadas por alto en nuestras propias organizaciones?

La visión como guía del liderazgo

Así como una manzana necesita la luz del sol para crecer, un buen líder necesita tener una visión clara. Jobs creía firmemente que un equipo de talento no requería supervisión constante; en cambio, necesitaban comprender y compartir una «visión común». Verás, los empleados brillantes tienden a autogestionarse. ¿No es esta una liberación? Todos hemos estado allí, en ese momento en el que deseamos que alguien más asuma el liderazgo y nos saque de una decisión difícil.

A través de su estrategia de reclutamiento, Jobs enfatizaba la importancia de seleccionar empleados que se sintieran emocionados por su trabajo. Recuerdo un consejo que una vez recibí de un mentor: “No importa cuánto sepas, si no sientes pasión por lo que haces, simplemente no irás lejos.” Este elemento de entusiasmo fue crucial para Apple. Quiero decir, ¿quién quiere trabajar en un lugar donde todos están como zombies, simplemente cumpliendo turnos?

La importancia de un buen reclutamiento

Jobs era un gran defensor de un proceso de reclutamiento reflexivo. Contrario a lo que muchas empresas practican hoy, en Apple los candidatos debían hablar con todos los miembros del equipo, no solo con RRHH. Si no mostraban pasión, sus posibilidades de ser contratados se desvanecían más rápido que un iPhone después de un mal uso.

Recuerda cuando la última versión de tu teléfono te dejó boquiabierto, y tú no podías esperar a tenerlo en tu mano, listo para probar todas las nuevas funciones. Esa es la sensación que Jobs y su equipo buscaban en los futuros empleados. Querían ver “sus ojos iluminados”. Sin duda, este enfoque puede hacerte reflexionar. ¿Cuántas veces hemos contratado solamente por currículo y experiencia?

Clave para el trabajo en equipo

La historia de Apple demuestra que un buen trabajo en equipo es el corazón de cualquier éxito. Jobs afirmó que en la cima de la empresa había un trabajo en equipo sólido que se transmitía a lo largo de toda la compañía. Y si uno pensaba que podía salir adelante solo, estaba muy equivocado (levanta la mano si alguna vez pensaste que podrías hacerlo todo por tu cuenta, yo lo hice).

Sin embargo, la confianza también es un componente importante del trabajo en equipo. Si no crees en tus compañeros, será un trabajo titánico colaborar con ellos. La confianza cultivada por Jobs en sus empleados marcó la diferencia, y aunque en estos tiempos parece haber una falta de confianza en las organizaciones, aquel pensamiento sobre la confianza se ha mantenido atemporal.

Una encrucijada contemporánea

Para concluir, volvamos nuestra mirada a la Generación Z. Con su aversión a asumir posiciones de liderazgo, ¿estamos condenados a experimentar un vacío de liderazgo o hay una vía en la que podemos innovar colectivamente? A medida que nuestras culturas laborales continúan transformándose, quizás es hora de adoptar un nuevo enfoque. Tal como Jobs enfrentó su urgente necesidad de una dirección efectiva durante la fundación de Apple, tal vez hoy tengamos que preguntarnos: ¿Cómo podemos crear un entorno donde cada voz se escuche y cada opinión tenga un lugar en la mesa?

La historia de Jobs y Apple nos deja lecciones valiosas sobre la importancia de elegir, de gestionar, de inspirar y, por encima de todo, de saber que el liderazgo no siempre se trata de obtener un título. A veces, el verdadero liderazgo se revela de las maneras más inusuales. Después de todo, no es solo acerca de trabajos y títulos; es acerca de construir algo más grande que uno mismo.