En un mundo que parece cambiar más rápido que nuestras contraseñas de Netflix, es tentador mirar hacia otro lado y dejar que las grandes cuestiones, como el cambio climático, fluyan como un río desbordado. Pero al parecer, hay algunas empresas que no están en sintonía con la crisis climática que nos acecha. De acuerdo con un reciente informe del centro de investigación británico InfluenceMap, en 2023, una veintena de gigantes del petróleo, gas y carbón fueron responsables del 40.8% de las emisiones globales de dióxido de carbono (CO₂) del sector fósil. Y ¿adivina qué? ¡16 de esas 20 compañías son estatales! Hablemos de esto porque, sinceramente, no podemos ignorarlo más.
La desmesurada emisión de CO₂ y sus responsables
Un panorama preocupante
En total, estas monstruosas empresas emitieron la increíble cifra de 17.5 gigatoneladas de CO₂ en un solo año. Para poner esto en perspectiva, es como producir un volumen de humo tan grande que podría llenar la Torre Eiffel (versión extendida) ¡cien veces! La empresa que se lleva la palma de oro es Saudi Aramco, la compañía estatal de Arabia Saudí, seguida de cerca por otras gigantes como Coal India y Gazprom. Si bien la cuota de empresas estatales en estas emisiones no es necesariamente sorprendente, anunciamos que el 23% del total de emisiones fue responsable de compañías chinas. ¡Vaya, quién lo diría!
Lo que realmente resulta alarmante es que, a pesar de los ecos de las cumbres climáticas, las emisiones de estas empresas crecieron un 0.7% en 2023 respecto al año anterior. ¿Qué se necesita para que se den cuenta de que el clima es más que una opción a «me gusta» en las redes sociales?
La influencia de las estatales
El hecho de que 16 de las 20 empresas más contaminantes sean estatales debería hacer que nos preguntemos si podemos esperar un verdadero cambio de ellas. ¿Podría ser que estas compañías, respaldadas por sus respectivos gobiernos, tengan más motivación por el crecimiento económico que por la salud del planeta? Hay algo muy mal aquí. Lo triste es que la primera empresa de capital privado que aparece en la lista de emisiones es ExxonMobil, en el puesto 14. Y al final de esta lista de culpas, se encuentra la española Repsol, ocupando nada más y nada menos que el puesto 89. ¿Así que todos estos combustibles fósiles están en manos del estado? Interesante, pero aterrador.
Las consecuencias del uso de combustibles fósiles
El efecto en nuestro planeta
Digamos que no hay que ser un científico del clima para entender que el calentamiento global es un problema. Según el informe, las compañías de combustibles fósiles generan el principal gas responsable del calentamiento global: el CO₂. Este gas, en combinación con el aumento de la temperatura media, crea fenómenos climáticos extremos: olas de calor intolerables, huracanes más fervorosos y sequías extremas. Si pensabas que el clima se volvería más cómodo con el tiempo, te recomiendo revisar tus planes de vacaciones.
¿Qué pasa con el cemento?
Mientras que el carbón sigue siendo el rey de las emisiones con un abrumador 41.1% del total, el sector del cemento ha visto un incremento del 6.5% en sus emisiones durante el último año. ¡Gran trabajo! Lo curioso es que el cemento se usa en la construcción de toda esa infraestructura moderna que nos acaba costando fortunas. Es como si estuviéramos construyendo una casa sobre las cenizas de nuestro propio planeta.
Por lo tanto, cuando escuchamos sobre categorías como «de mitigar el cambio climático» o «nuestra responsabilidad ambiental», recuerda que son palabras que estas empresas parecen olvidar cada vez que firman sus informes anuales.
La huella histórica y el cambio necesario
Estableciendo los precedentes
Desde 1854, los responsables de estas emisiones han generado más de un tercio del total del CO₂ en la atmósfera. Según los datos de Carbon Majors, los primeros lugares en la lista de los principales emisores históricos son ocupados por las producciones estatales de carbón de la antigua Unión Soviética y de China. A continuación aparecen Saudi Aramco, Chevron y ExxonMobil. ¿Debería ser este un motivo suficiente para que estas empresas y gobiernos bajen un poco el pie del acelerador y piensen en el legado que dejan?
Es increíble pensar que en 2023, con toda la tecnología y los avances en energía renovable que tenemos disponibles, algunas de estas empresas simplemente siguen navegando por las olas del pasado, como si estuvieran montadas en un enorme barco de vapor. ¿Por qué conformarse con máquinas obsoletas cuando hay un mundo de posibilidades renovables disponible?
¿Qué podemos hacer?
Entonces, el inevitable dilema: ¿qué podemos hacer como ciudadanos de este planeta que están viendo el daño que nuestras empresas de combustibles fósiles están causando? La respuesta es simple: hablar, educar y exigir. Si las voces de los consumidores se levantan, es posible que estas empresas empiecen a escuchar. Las acciones legales ya están tomando forma en algunos estados de EE.UU., donde activistas y abogados están utilizando la base de datos de Carbon Majors para evaluar la responsabilidad de las grandes corporaciones en la crisis climática.
También es importante apoyar las iniciativas sostenibles y educar a nuestras comunidades. La ciencia puede ser técnica, pero la verdad es que también hay espacio para la risa y el humor en la enseñanza del cambio climático. Hacer del desastre ambiental algo asumible nos puede ayudar a generar conciencia y conexión.
Conclusiones: una emergencia climática y la acción colectiva
A medida que este problema climático continúa intensificándose, no podemos permitirnos simplemente mirar hacia otro lado, distraídos por el último mejunje viral en TikTok. La verdad es que hay mucho en juego y, aunque sea desagradable, cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en la lucha contra el cambio climático.
Así que, la próxima vez que escuches que una empresa gigante está rompiendo récords de emisiones, pregúntate: ¿qué puedo hacer? Si un pequeño grupo de empresas puede elevar las emisiones globales, entonces también un colectivo de personas puede reducirlas.
En este juego, todos somos parte del mismo equipo llamado «Planeta Tierra». Las grandes empresas de combustibles fósiles pueden tener el poder y el dinero, pero nosotros tenemos nuestras voces. Y a veces, esas voces pueden resonar más que cualquier grito de una chimenea.
Así que, la próxima vez que te encuentres sentado en una reunión hablando del clima, recuerda que las acciones cuentan y la risa también puede ser una poderosa herramienta para promover el cambio. Y si necesitas un lugar donde reír y reflexionar sobre el cambio climático… ¡siempre puedes unirte a mi club!