La muerte siempre ha sido un tema que genera inquietud, ilusión y, por qué no decirlo, un poco de miedo. Desde tiempos inmemoriales, se ha tratado de entender qué hay más allá de nuestro último aliento. Pero, ¿qué pasa cuando alguien regresa de ese umbral misterioso? Esa es la esencia de las experiencias cercanas a la muerte (ECM), un tema que ha causado revuelo en las últimas décadas, especialmente con las afirmaciones del cirujano español Manuel Sans Segarra.

¿Qué son las experiencias cercanas a la muerte?

La historia que acompaña a las ECM es bastante familiar. Alguien está gravemente enfermo, casi al borde de la muerte, y de repente experimenta un fenómeno extraordinario. Promocionando lo que muchos han descrito como una experiencia trascendental, las personas a menudo relatan haber visto un túnel de luz, sido visitados por seres queridos fallecidos o incluso haberse sentido fuera de su cuerpo. ¿No es fascinante?

Recuerdo cuando mi abuelo me contaba sobre su propia experiencia en una operación de corazón. Hablaba de cómo flotó en la sala y pudo ver al equipo médico trabajando frenéticamente, todo mientras él se encontraba en un estado de relajación profunda. Risas y lágrimas se mezclan en esos relatos, no sólo porque son sorprendentes, sino porque a menudo dan a las personas un sentimiento de paz en torno a la muerte.

Una revolución científica ocultada

El Dr. Manuel Sans Segarra, una figura destacada en el ámbito de la cirugía, ha estado a la vanguardia del estudio de estos fenómenos. Después de una vida dedicada a la medicina, Sans decidió investigar en profundidad las ECM, convencido de que estos relatos indicaban algo más que simples alucinaciones. Según él, hay evidencia que sugiere que la supraconciencia, o la conciencia que trasciende nuestro cuerpo físico, podría existir.

Sans, quien ha acumulado una base de seguidores cada vez más grande (¡casi un millón en Instagram!), ha formalizado sus hallazgos en su libro «La supraconciencia existe: Vida después de la vida», publicado por Editorial Planeta. En él, explora la idea de que la muerte no es el fin, sino que hay una forma de continuación más allá de esta vida. ¿No es un pensamiento conmovedor?

Las objeciones de la ciencia al fenómeno ECM

Por supuesto, no todos están de acuerdo con Sans. La neurociencia y la psicología han ofrecido explicaciones que contradicen las narrativas de la ECM. Expertos como el neurólogo Carlos Tejero Juste argumentan que la experiencia de luz y plenitud podría deberse a una falta de oxígeno que afecta a la corteza occipital del cerebro. Por tanto, lo que algunos interpretan como un viaje espiritual podría ser, en realidad, un fenómeno cerebral.

Recuerdo una conversación con un amigo misógino, psicólogo, quien afirmaba que nuestro cerebro puede engañarnos de maneras sorprendentes; lo que puede parecer una experiencia sobrecogedora podría ser simplemente una ilusión creada por la falta de función cerebral. ¿Es esa realmente la perspectiva más lógica, o deberíamos abrirnos a otras posibilidades?

La perspectiva de la física cuántica

Aún más fascinante es la visión de Sans basada en física cuántica. Según él, la naturaleza de la conciencia tiene paralelismos con principios cuánticos, lo que sugiere que nuestras almas son, de alguna manera, energía en una forma desconocida. «El cuerpo es energía de baja frecuencia tridimensional», asegura, mientras que nuestras emociones y recuerdos son energía de alta frecuencia.

Éste es un punto donde la ciencia y la espiritualidad parecen chocar. Algunos científicos, como Carlos Sabín del CSIC, han desestimado la conexión entre la física cuántica y las ECM. Pero, ¿qué hay de la intuición y el arte, que muchos perciben como manifestaciones de una conexión superior?

Esta constante lucha entre sentimientos y razones es la misma que experimentamos todos los días. A veces, hilar la lógica y el misticismo es como intentar armar un mueble de IKEA sin las instrucciones. Estoy hablando de experiencias vividas, y esas vivencias son innegables.

La búsqueda del sentido de la vida

Como Sans menciona, la cultura actual está cargada de ego, y muchas personas se sienten perdidas en un mundo donde la muerte predomina como su mayor miedo. ¿Es posible que las experiencias cercanas a la muerte ofrezcan alguna respuesta a esta angustia existencial?

Muchos que han pasado por ECM regresan con una renovada sensación de propósito, y eso es significativo. Hablan sobre el amor, la bondad y el altruismo como pilares de la existencia. No se trata solo de vivir, sino de cómo vivimos. Esto resuena, ¿no habéis sentido alguna vez que nuestra vida debería tener más significado que solo una serie de tareas?

El futuro de la investigación sobre ECM

Sin embargo, la comunidad científica se mantiene escéptica en gran medida. La escasez de estudios controlados y repetibles sobre las ECM limita su aceptación formal. Esto no implica que la experiencia individual no tenga un efecto profundo en la vida de quienes la viven.

La corriente principal aún enfrenta barreras significativas para aceptar estas experiencias como evidencia tangible. La ciencia, como un buen amigo, a veces puede ser un crítico duro que no está dispuesto a aceptar nuevas ideas sin pruebas. ¿Pero no se han publicado descubrimientos científicos extraordinarios que eran impensables en su momento?

Cerrar la brecha entre lo espiritual y lo científico

La búsqueda sincera de la verdad puede llevarnos a lugares inesperados, y en un mundo que parece cada vez más dividido, cada vez más personas están dispuestas a mirar hacia adentro y encontrar una conexión espiritual. Sin embargo, debemos recordar también el escepticismo saludable.

La idea de que nuestros seres queridos pueden comunicarse con nosotros tras su muerte es reconfortante, e incluso puede ser necesaria para algunos. Pero, ¿cuánto de lo que experimentamos puede explicarse mediante la ciencia y cuánto es parte de un mito cultural más amplio? Es un equilibrio delicado.

La espiritualidad y la ciencia no tienen que ser enemigas; de hecho, podrían coexistir y enriquecerse mutuamente. Si nos atrevemos a explorar ambos lados, podríamos encontrar respuestas que nos ayuden a aceptar la impermanencia de la vida.

Reflexiones finales

Es intrigante pensar en lo que realmente hay más allá de la vida. Como ha dicho Sans, “venimos al mundo sin nada y nos vamos sin nada”. Al final, la muerte no es un fin, sino una transición. Pero, ¿será así? Solo el tiempo y nuestra voluntad de explorar lo desconocido nos dirá, mientras tanto, abrazamos cada momento, cada risa y cada lágrima.

Y tú, querido lector, ¿qué piensas de todo esto? ¿Te atreverías a explorar la frontera entre la ciencia y lo espiritual? Quizás, como muchos, ya tienes una historia que contar sobre lo que hay más allá de la vida.