Recientemente, una noticia ha captado la atención de muchos en España: las exmonjas del Monasterio de Santa Clara de Belorado han decidido abrir un restaurante en Arriondas, Asturias. Pero no se trata simplemente de un cambio de escenario, sino de una historia que combina resiliencia, creatividad, y un poco de chocolate. Hoy hablaremos de este sorprendente giro en la vida de estas mujeres cuya dedicación ha dado vida a un nuevo proyecto empresarial.
Un nuevo comienzo bajo los neón de un restaurante
¿Quién hubiera imaginado que un grupo de exreligiosas se aventuraría a abrir un restaurante? En esta vida, las sorpresas nunca dejan de llegar, y a veces, la vida nos lleva por caminos inesperados. Para las exclarisas de Belorado, esta decisión no ha sido un capricho; más bien, un intento por resolver problemas económicos y mantener la esencia de su comunidad. Alquilaron el hotel restaurante Ribera del Chicu por 1,600 euros al mes, donde cocinarán para sus clientes y elaborarán sus famosos chocolates.
Recuerdo ahora una vez en que decidí hacer una cena con amigos en casa. De lo que comenzó como una alegre idea terminó convirtiéndose en un caos total. Al igual que en su nueva aventura, a veces lo único que puedes hacer es reírte de lo que no salió como esperabas. ¿Te imaginas el primer servicio de estos nuevos restauradores en el que todo sale bien? Más bien, esperemos que no terminen de la misma forma en que yo terminé esa cena, con casi todos los invitados pidiendo pizza a domicilio.
Saliendo de la sombra
Aunque el nuevo restaurante representa una luz de esperanza, no todo es tal como parece. La situación que enfrentan estas mujeres no ha sido fácil. El arzobispado de Burgos presentó una demanda de desahucio en su contra, dejándolas en una situación financiera precaria. Pero, además, se suman las dificultades burocráticas: sus cuentas intervenidas y la incapacidad para facturar han complicado aún más su situación.
Estas exmonjas se encuentran en un entorno donde las trabas y el boicot en el acceso a materias primas las han hecho reflexionar: ¿por qué no buscar un nuevo lugar donde la legislación les permita trabajar más libremente? Esa pregunta las llevó a Asturias, donde han encontrado un espacio que, si bien no es un monasterio, les ofrecerá la posibilidad de seguir adelante.
El valor de la comunidad
Mientras algunas de las exmonjas se mudan a Arriondas para comenzar esta nueva aventura, otras han decidido permanecer en Belorado. Y aquí es donde entendemos el verdadero poder de la comunidad. La idea no es renunciar a su hogar, sino fortalecerlo. Estamos hablando de una hermandad que no solo se sostiene por la fe, sino también por la creatividad y la determinación.
¿Recuerdas esa vez en que conjunto de amigos decidieron abrir un bar para recaudar fondos para una causa común? Su empeño y esfuerzo terminaron transformándose en un punto de encuentro para la comunidad. En este sentido, las exmonjas de Belorado están haciendo algo similar: no están renunciando a su origen, simplemente están adaptándose a los tiempos y desafíos que la vida les ha presentado.
El talento culinario que no se apaga
Las exmonjas cocinarán para mantener el servicio y también prepararán sus famosos chocolates en el restaurante. Imagine recibir un pedido de chocolate de alguien con una delicadeza infinita, como lo que las monjas han hecho durante años en su monasterio. ¿Cómo puedes sentirte mal con un poco de chocolate a tu lado? Me gustaría pensar que el chocolate tiene el poder de unir a las personas, de sanar corazones y, claramente, de hacer que la vida sea un poco más dulce.
Un nuevo reto: la crianza de perros
No todo en su nuevo hogar se centrará únicamente en la gastronomía. La iniciativa se completa con la compra de un terreno de 7,000 metros cuadrados, donde planean iniciar un proyecto de adiestramiento de perros. Es genial pensar que en lugar de dejar que sus sueños se desvanecieran, están buscando formas de ayudar a otras personas con iniciativas como el entrenamiento de perros para mujeres maltratadas o para la formación de perros guía.
Por un lado, es admirable ver que están mirando más allá de sus propias preocupaciones y buscando formas de ayudar a su comunidad. Por otro, me gusta pensar cómo sería si ellos pudieran entrenar a perros que se especializan en robar comida de la mesa. ¿Tendría eso un mercado?
El jefe de prensa de las exmonjas señaló que, aunque no les fue posible obtener la licencia necesaria para ese proyecto en Belorado, en Asturias cuentan con todos los permisos. Así, el ingenio y la lucha se convierten en acciones concretas, no solo para ellas, sino para aquellos que se beneficiarán de estas iniciativas.
El papel de la burocracia en la economía social
La historia de las exmonjas de Belorado también destaca un problema más amplio: cómo la burocracia puede afectar a la economía social. Mientras luchamos por apoyarnos mutuamente y fomentar iniciativas que beneficien a nuestras comunidades, nos encontramos a menudo con sistemas que parecen diseñados para complicar más que ayudar. Su historia es un recordatorio de que a veces la libertad de emprender es más complicada de lo que parece. ¿Cuántas ideas geniales se han perdido en la maraña de papeleo que a veces parece interminable?
Un espacio de esperanza
Establecer un restaurante de clausura no solo es un innovador proyecto económico; también es un símbolo de esperanza. Con la meta de abrir en las próximas semanas, nos podemos preguntar: ¿qué pasará con su legado? ¿En cuántas comidas de la vida de las personas estarán esos chocolates que han sido el resultado del sacrificio y la dedicación de estas mujeres?
En un mundo donde los cambios son constantes y las dificultades parecen abrumadoras, la valentía de las exmonjas de Belorado nos recuerda que a veces, todo lo que necesitamos es un nuevo comienzo. Este restaurante puede ser ese rincón donde la gente no solo venga a comer, sino a celebrar, a recordar y a construir historias.
Reflexiones finales
A menudo, la vida da giros sorprendentes. Cuando piensas que todo está perdido, puede que encuentres una nueva oportunidad que, si bien es diferente, está lleno de posibilidades. La historia de las exmonjas de Belorado es un ejemplo de resiliencia, de la búsqueda de soluciones creativas y, sobre todo, de la comunidad.
Así que, la próxima vez que te sientas abrumado por las circunstancias de la vida, recuerda su historia. Quizás la solución no se trate de encontrar todo resuelto al instante, sino de atreverse a construir de nuevo. ¿Quién sabe? Tal vez un día tú también estés cocinando productos endulzados por la vida en un restaurante donde los sueños se transforman en realidades.
Así que, bienvenidos, exmonjas de Belorado, a un nuevo capítulo lleno de oportunidades. Esperamos que el chocolate fluya y que la risa se convierta en parte del menú. ¡Que tengan mucho éxito en su nueva aventura!