Cuando una persona decide mudarse a otro país, siempre hay un torbellino de emociones que la acompaña. ¿Cómo será la nueva vida? ¿Tendré que aprender un nuevo idioma? ¿Y qué tal las comidas? Estas preguntas y muchas más surgen al planear una mudanza. Pero, para Marta, una española que se mudó a Irlanda, la aventura fue mucho más allá de las expectativas. Así que, si alguna vez has pensado en mudarte a un lugar como Irlanda, o simplemente quieres disfrutar de un buen relato lleno de risas y curiosidades, ¡este artículo es para ti!

La vida en Irlanda: un nuevo hogar, nuevas sorpresas

Marta, que compartió sus historias en TikTok bajo el lema «sin vitamina D pero con humor», se ha embarcado en un viaje que muchos podrían considerar un sueño, pero que también está lleno de desafíos y risas. Entre sus relatos, destacan las peculiaridades de su nueva casa irlandesa, que le hicieron preguntarse si había aterrizado en un tiempo perdido.

La casa irlandesa: diseño que sorprende y desconcierta

Lo primero que sorprende a Marta es la moqueta. Mientras que en España muchos evitan este tipo de alfombra por ser más difícil de limpiar (¿realmente hay alguien que disfruta aspirando todo el día?), en Irlanda parece ser una norma.

“¿Quién necesita una moqueta en su casa?”, se cuestiona Marta en su vídeo. Y es que, sinceramente, ¿quién no ha tenido la experiencia de esconder un manchón en un rincón y fingir que nunca existió? Sin embargo, las cosas se complican cuando nos damos cuenta de que la moqueta acumula más cosas que la historia de nuestras vidas.

Luego, Marta comparte su experiencia con la ducha, que parece que fue fabricada en una era anterior a la electricidad. “Tienes que tirar de una cuerda y, luego, pulsar un botón”, dice, mientras hace gestos de asombro. Honestamente, en un mundo donde la tecnología ha avanzado tanto, ¿a quién se le ocurre este tipo de diseño? Quizá se siente en la necesidad de tener un pequeño gimnasio en casa: agacharse para tirar de una cuerda y luego concentrarse para pulsar el botón).

Grifos antiguos: el reto del agua templada

Pero el tiempo perdido no se detiene en la ducha. Los grifos parecen haber sido seleccionados cuidadosamente de un catálogo de «diseños retro». Con uno para agua fría y otro para caliente, ¿cómo se supone que puedes conseguir agua templada? Quizá en Irlanda sea un método para endurecer a los valientes, ya que probar fusiones de temperatura puede convertirse en un delicioso (o horrible) juego de azar.

“Quizá esto es parte del entrenamiento para sobrevivir al frío”, reflexiona Marta, continuando con su tour por la vivienda.

Ventanales que abren hacia afuera y la ausencia de persianas

Ahora es tiempo de hablar sobre las ventanas. A diferencia de España, donde las persianas son casi un símbolo nacional (no hay siesta sin unas buenas persianas), en Irlanda parece que los ventanales abren hacia afuera. “Sin duda, una buena idea, especialmente cuando llueve”, señala, mientras añade que “en un país donde llueve tanto, nunca te entra el agua”.

Bueno, algo es algo. No se puede negar que el diseño tiene su razón de ser, aunque uno podría preguntarse: ¿Qué pasa cuando hace sol? Ah, sí, olvidé que eso solo ocurre en mayo.

Cómo se tira la basura: un curso intensivo de reciclaje

Pasamos ahora a uno de los aspectos más interesantes de la vida cotidiana: la basura. En Irlanda, sacar la basura no es simplemente un trabajo de cinco minutos; se necesita todo un sistema. En lugar de llenar una bolsa y llevarla al primer contenedor disponible, Marta tiene que clasificar cada tipo de residuo: waste, recycling y orgánico. ¡Vaya lío!

“Me pasé una tarde entera tratando de recordar cuál era cada contenedor”, confiesa. Si eso no es una nueva experiencia de vida, no sé qué lo es. Y el remate llega con el hecho de que, una vez llenos los contenedores, cada domingo tiene que sacarlos a la calle. “No sé si esto es más ejercicio o más reciclaje”, bromea.

Escaleras al desván: un toque de magia americana

Por último, está el tema del desván. En la casa de Marta, las escaleras se despliegan desde el techo con un gancho. ¿Es esto una escena de una película de la década de 1990 sobre los suburbios americanos? Marta asegura que es más complicado que abrir el armario de las sorpresas, ya que hay que tener cuidado de no caer al suelo en el intento.

Ciertamente, este tipo de diseño agrega un poco de emoción a la rutina diaria. ¿Quién no querría un poco de aventura al obtener una manta del desván en una noche fría?

Reflexiones sobre la vida en el extranjero

Las vivencias de Marta son solo un reflejo de las pequeñas sorpresas que presenta la vida fuera de casa. Para aquellos que alguna vez han vivido en el extranjero, reconocerás ese sentimiento de asombro constante. Es como si el mundo te empujara a aprender, a adaptarte y, sobre todo, a reírte de ti mismo en el proceso.

Siempre he creído que mudarse es como hacer un rompecabezas gigante. Al principio, ves un montón de piezas sin sentido, y luego, poco a poco, empiezas a encontrar cómo encajan. ¿No te parece que, a veces, el rompecabezas no tiene imagen y es un poco confuso?

Humor en la adversidad

Una de las cosas que más me gusta de las historias como la de Marta es el humor que puedes encontrar incluso en las situaciones más inesperadas. Puede que te encuentres luchando con una ducha de cuerda en lugar de disfrutando de un baño relajante, pero la risa es un buen bálsamo para el alma. Si no lo crees, ¿por qué no lo intentas la próxima vez que tropeces con esa moqueta?

Aprendiendo de las diferencias culturales

Mudarse a otro país nos enseña más que lecciones sobre costumbres y tradiciones locales. Aprendemos a ser más tolerantes, a aceptar las diferencias y a valorar lo que el mundo tiene para ofrecernos. Las historias de Marta nos muestran que, a pesar de las diferencias entre España e Irlanda, hay mucho que descubrir y aprender en esas pequeñas aventuras diarias.

¿Quién no se ha preguntado alguna vez cómo sería su vida en otro lugar? Tal vez esa pregunta sirva como un recordatorio de que la diversidad es una de las mayores riquezas de nuestra humanidad.

Pensando en el futuro

A medida que Marta continúa su aventura en Irlanda, nos deja con una reflexión final que podría resonar en muchos de nosotros: “La vida es un constante aprendizaje donde cada experiencia cuenta”. Así que, si alguna vez te has sentido fuera de lugar o has tenido la tentación de huir de las diferencias culturales, recuerda que hay un mundo entero ahí afuera esperando que lo descubras y que, a veces, solo necesitarás un poco de humor y una actitud abierta para afrontar los caminos que te lleven a nuevas experiencias.


Así que, la próxima vez que consideres un cambio radical en tu vida, piensa en esas curiosidades que podrían acompañarte. Y nunca olvides lo valiosa que puede ser una buena risoterapia en medio de un mar de diferencias culturales. ¡La aventura espera!