En un mundo donde las voces de las mujeres líderes a menudo son silenciadas, la historia de Yenidia Cuéllar, Dora Muñoz y Dalia Bolaños resuena con fuerza. Desde las tierras del Magdalena Medio hasta las montañas del Cauca y las comunidades Awá en Nariño, estas mujeres no solo enfrentan amenazas a sus vidas, sino que también se convierten en faros de esperanza en medio de la adversidad. En este artículo, exploraremos sus historias, los peligros que enfrentan y la lucha continua por la justicia social y ambiental en Colombia. Prepárate para un viaje lleno de valentía, resiliencia y un toque de esperanza.
Quiénes son estas líderes valientes
¿Alguna vez te has preguntado qué se siente tener la responsabilidad de cambiar el mundo en tus manos? Probablemente suene abrumador, pero Yenidia Cuéllar asumió esa tarea con la valentía de un león y el corazón de una guerrera. La líder social de Cantagallo, en el norte de Colombia, ha dedicado su vida a defender los derechos humanos y el medio ambiente, a pesar de haber recibido múltiples amenazas que la obligaron a buscar refugio en Cataluña.
Por otro lado, Dora Muñoz, desde el corazón del Cauca, se enfrenta al legado de su difunto esposo, quien fue asesinado debido a su lucha por la justicia y la paz. La activista no se deja amedrentar; en su lugar, utiliza la voz y el conocimiento ancestral de su comunidad indígena para promover la resistencia y el bienestar colectivo.
Finalmente, tenemos a Dalia Bolaños, una joven lideresa del pueblo Awá. A pesar de su corta edad, ha demostrado que la determinación corre por sus venas. Desde sus primeros pasos en la organización social, ha enfrentado desafíos significativos. Su liderazgo no solo se centra en el bienestar de su comunidad, sino que también implica la defensa del territorio y de la cultura indígena, muchas veces amenazada por actores externos.
Amenazas a la vida y el legado de las lideresas sociales
Las historias de Yenidia, Dora y Dalia reflejan un fenómeno que va más allá de lo local y se convierte en un asunto global: la violencia contra líderes sociales. Según un informe de la organización Global Witness, Colombia es considerado el país más peligroso del mundo para quienes defienden el medio ambiente y los derechos humanos. ¡Es asombroso y aterrador a la vez!
Yenidia, después de seis meses en Cataluña, regresó a casa, pero se encontró con un verdadero campo de batalla. “Sufrí amenazas que me obligaron a moverme y evitar que mi familia viviera el mismo riesgo que yo”, comenta con determinación, como si al compartir su historia pudiera liberar su angustia. Ella nos recuerda que su lucha no es sólo personal, es colectiva. Su trabajo en la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra es un acto de resistencia; es un grito desesperado por un futuro en paz.
Algo similar le sucede a Dora. Al recordar la violencia que ha atravesado su vida y su comunidad, expresa: “Durante unos meses sentimos el silencio de los fusiles, pero esa paz no duró mucho”. La perdida de su esposo, un líder comunitario, la obligó a huir. Pero al igual que Yenidia, su viaje de regreso a casa es una declaración: aunque su vida esté en riesgo, no abandonará la lucha.
Y, por si te lo estabas preguntando, Dalia tampoco se queda atrás. Su historia es igualmente sobre “ser joven y tener que hacer frente a un mundo que no siempre es amigable con tus ideales”. Al hablar de su comunidad, enfatiza: “Nuestro rol como pueblos indígenas es cuidar la tierra, dialogar, y aportar desde nuestra visión de la paz”. ¡Cuánto sabiduría encierra una simple oración!
La inestabilidad del proceso de paz en Colombia
Aunque los Acuerdos de Paz de 2016 representaron una oportunidad dorada para el país, la realidad actual pinta un panorama desolador. Desde la firma del acuerdo con las FARC, más de 1,500 líderes sociales han sido asesinados. En lo que va del año 2024, la cifra ha ascendido a 173. Y tú, querido lector, ¿te has preguntado alguna vez si el término “paz” tiene un significado real en un contexto de constantes amenazas y muertes?
El presidente Gustavo Petro ha implementado la Paz Total, una iniciativa para negociar con distintos grupos armados, pero los resultados son inciertos. Mientras las disidencias de las FARC se fragmentan, la mesa con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) fue suspendida, dejando a muchas comunidades en un limbo de violencia y miedo. La comunidad no espera la llegada de la paz, sino que enfrenta un ambiente donde el narcotráfico y el conflicto armado son omnipresentes.
“Quienes defendemos el territorio nos convertimos en un obstáculo, lo que nos pone en riesgo”, sentencia Dora Muñoz. Sus palabras son una llamada a la acción, un recordatorio de que la lucha por la defensa de la tierra y el medio ambiente no es solo un deber moral, sino una necesidad imperante. La tierra no es solo un recurso; es parte de su identidad, de su historia y de su futuro.
Historias de resiliencia y apoyo mutuo
Mientras que la adversidad parece ser un denominador común en las historias de estas mujeres, también hay un hilo conductor de resiliencia y apoyo mutuo. El regreso de Yenidia a Colombia significó no solo un retorno a su hogar, sino también una oportunidad para volver a conectar con su comunidad y continuar su labor en la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra.
A pesar de las dificultades, lo que brilla en su historia es el sentido de comunidad. Ella y su hermana Yurany continúan el legado dejado por su padre, un renombrado líder social. “Rechazamos estas prácticas y exigimos garantías para la resistencia y la permanencia de las comunidades”, enfatiza Yenidia. La lucha por la paz se ha convertido en un proyecto colectivo.
Dora, quien ha convertido su dolor en acción, también ha tomado la iniciativa de unir fuerzas con otras lideresas. Su grupo de comunicadores indígenas, We’jxia Kaa’senxi, es una perfecta ilustración de que la unidad es el camino hacia la construcción de una comunidad más fuerte. El trabajo en equipo se convierte en una forma de hacer frente a la adversidad.
Y no olvidemos a Dalia. Con una voz joven pero poderosa, su liderazgo en el pueblo Awá resalta la importancia de dar voz a las nuevas generaciones. Las luchas de hoy moldearán el futuro de Colombia, y Dalia lo sabe muy bien. “Nuestro rol como pueblos indígenas es cuidar la tierra, dialogar, y aportar desde nuestra visión de la paz”, reitera, mientras con una sonrisa nos anima a nunca perder la esperanza.
El papel de la comunidad internacional
Los esfuerzos de estas lideresas no pasan desapercibidos. La visita de una delegación internacional, liderada por la Comisión Catalana de Acción por el Refugio, resalta cómo la comunidad global se ha comprometido a alzar la voz por quienes defienden el medio ambiente y los derechos humanos. Estos apoyos internacionales son esenciales. Nos recuerdan que, aunque a nivel local se enfrenten desafíos significativos y trágicos, la solidaridad global puede ser un baluarte contra la opresión.
La verdad es que, en un mundo cada vez más interconectado, el apoyo internacional se convierte en un arma poderosa en la lucha por la justicia. No podemos permanecer indiferentes ante el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas en Colombia. Cada voz cuenta, y es en la suma de esas voces donde se encuentra la esperanza de un mañana mejor.
Espacios de esperanza: historias de vida y lucha por la paz
Mientras nos adentramos en esta historia de resistencia, es crucial recordar que, a pesar del dolor y la lucha constante, siempre hay destellos de esperanza. Yenidia, Dora y Dalia son más que simplemente titulares; son esas mujeres que con su humildad y coraje nos enseñan que la lucha por la justicia nunca se detiene. Vimos cómo su valentía nos inyecta de esperanza, y de cómo al unir fuerzas pueden transformar realidades.
Cada paso que dan es un testimonio de que a pesar de las amenazas, la condena e incluso el dolor, la voz de las lideresas sociales en Colombia no será silenciada. Persiste la idea de que “A la paz le daremos todo; a la guerra, nada”, como una declaración resonante que atraviesa las fronteras del país.
Conclusiones: Aprende de su resistencia y comprometámonos a ser parte del cambio
Así que aquí estamos, queridos lectores, tras un viaje recorrido por las historias de tres mujeres que, a pesar de las adversidades, continúan luchando por su pueblo y su tierra. Nos enfrentamos a un mundo lleno de injusticia, pero al mismo tiempo, a través de Mujeres como Yenidia, Dora y Dalia, podemos ver que hay un camino hacia la esperanza.
La mejor parte de este viaje es que no solo se trata de ellas. Cada uno de nosotros puede ser parte del cambio, alzando la voz por aquellos que son silenciados. Así que la próxima vez que pienses en Colombia, recuerda estas historias y permítete ser un aliado en la búsqueda de paz y justicia para todos.
Por último, ¿estás dispuesto a ser parte de esta historia? La decisión está en tus manos. Con tu voz y tu acción, puedes contribuir a la creación de un mundo más justo y equitativo. La lucha por la paz y la justicia social depende de cada uno de nosotros.