El pueblo viejo de Belchite, ubicado en la provincia de Zaragoza, se enfrenta a una situación crítica que ni el tiempo ni la indiferencia parecen perdonar. Con apenas un 15% de sus estructuras en pie, este lugar, que guarda la memoria de los horrores vividos durante la Guerra Civil Española, ha sido destacado por la Fundación de Monumentos Mundiales como uno de los 25 espacios en peligro de extinción a nivel global. ¿Qué significa esto y, más importante aún, qué podemos hacer al respecto? Acompáñame en este recorrido por la historia, la amenaza y la esperanza que envuelven a Belchite.
Un vistazo a la historia de Belchite
Belchite, conocido por ser un escenario emblemático de la Guerra Civil Española, fue devastado en 1937 durante una de las batallas más sangrientas que ahora forman parte de nuestra historia. Las calles, que una vez fueron hogar de cerca de 4.500 residentes, se convirtieron en un campo de batalla donde se perdieron más de 5.000 vidas en un lapso de tan solo 15 días.
Imaginen por un momento: el estruendo de los cañones, las sombras de las tropas moviéndose a través de las calles, el miedo palpable en cada rincón. Sin embargo, después de la guerra, y bajo la dictadura de Franco, el pueblo viejo no solo permaneció en su estado devastado, sino que se convirtió en un símbolo de lo que había ocurrido. Al último residente se le llevó una patrulla de la Guardia Civil en 1964, dejando atrás un pueblo que se congeló en el tiempo.
Con una historia tan densa y cargada de emociones, es vital no olvidar el legado que deja. A continuación, profundicemos en la situación actual de este histórico pueblo y en las acciones que se están tomando para su conservación.
La alarmante situación actual del pueblo viejo
Como mencioné antes, solo el 15% de los edificios originales de Belchite permanecen en pie. Este deterioro, acelerado por las inclemencias del tiempo (piensen en el sol abrasador del verano y las tormentas repentinas del otoño), amenaza con borrar para siempre un capítulo fundamental de la historia de España.
Ahora bien, cuando Alejandro, un ingeniero amigo mío, fue de visita a Belchite el verano pasado, me compartió su experiencia mientras paseaba por las ruinas. Con tono irónico, dijo: «A este paso, lo único que quedará en Belchite son las historias que la gente cuente, ¡y ni siquiera estarán basadas en hechos reales!». Su comentario me hizo reflexionar. ¿Estamos condenando a este histórico lugar al olvido?
Un llamado a las instituciones
A raíz de la inclusión de Belchite en el World Monuments Watch 2025, se espera una respuesta urgente por parte de las administraciones. Este reconocimiento por parte de la Fundación de Monumentos Mundiales es una oportunidad invaluable para atraer financiación y, más importante, atención a lo que se ha convertido en un patrimonio en peligro. El alcalde de Belchite, Carmelo Pérez, destacó que es fundamental que las administraciones reconozcan la importancia de este lugar no solo desde una perspectiva histórica, sino también económica, ya que el pueblo atrae anualmente a cerca de 40.000 turistas.
¿Por qué deberíamos preocuparnos?
A menudo, cuando hablamos de la preservación del patrimonio, puede parecer un tema distante, accesible solo a historiadores o academias. Pero, ¿qué pasaría si les dijera que la desaparición de Belchite podría tener un impacto mucho más amplio? El turismo histórico es un motor económico vital para muchas localidades y, sin estos sitios, corremos el riesgo de convertirnos en una sociedad que olvida su pasado.
Imaginemos un futuro donde las nuevas generaciones caminen por calles desiertas, sin saber lo que ocurrió allí. ¿No deberíamos actuar antes de que esto se convierta en una realidad?
La intervención de la Fundación de Monumentos Mundiales
La lista del World Monuments Fund no es solo un simple documento; es un grito de alerta y una invitación a la acción. Con otras 24 ubicaciones inclusivas como la costa Swahili y la casa del maestro en Kiev, esta clasificación pone de relieve la urgencia de actuar antes de que sea demasiado tarde. La Fundación no solo busca fondos, sino que también promueve «conciencia política», algo que es esencial para llevar adelante cualquier proyecto de conservación.
Joan Sastre, el promotor de la candidatura de Belchite, es un ejemplo de dedicación. Aunque sea un enamorado del pueblo viejo, él mismo admitió que su objetivo no es ser un héroe local, sino simplemente ver que se lleven a cabo las actuaciones necesarias. “No necesito aplausos. Solo que se hagan las cosas y que se reconozca la importancia turística y cultural de Belchite”. Mirar más allá del reconocimiento personal para enfocarse en el bien común es una lección de humildad que todos podríamos aplicar en nuestras vidas.
La belleza y la fragilidad del patrimonio cultural
La arquitectura mudéjar de Belchite es un testimonio de la convivencia entre cristianos, musulmanes y judíos a lo largo de los siglos. Cada grieta en sus paredes cuenta una historia, cada ruina es un recordatorio de las voces que una vez resonaron allí. Pero esta belleza, frágil, está en constante peligro. La Fundación ha denunciado que el clima extremo está erosionando aún más las estructuras, y las inversiones para su conservación han sido mínimas en comparación con el deterioro.
Recientemente, el Gobierno de Aragón ha invertido 150.000 euros para intervenir en la iglesia de San Martín de Tours, pero, ¿es suficiente? La cifra se siente más como un parche que una solución a largo plazo.
¿Qué podemos hacer?
A menudo la pregunta que surge en estos diálogos es: ¿qué puedo hacer yo? Es un sentimiento común, y cada uno de nosotros puede aportar de manera significativa, aunque parezca que nuestras acciones individuales son pequeñas en comparación con la magnitud del problema.
- Conciencia y educación: Compartir la historia de Belchite entre amigos y familiares. Utilizar las redes sociales para difundir información relevante sobre la situación actual. La educación es fundamental, y nunca se sabe quién podría sentirse motivado a tomar acción.
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Visitar y apoyar el turismo local: Si tienes la oportunidad de visitar Belchite, hazlo. Participar en tours guiados o actividades locales no solo te dará una experiencia enriquecedora, sino que también contribuirá económicamente al pueblo.
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Ayudar a organizaciones: Considera apoyar a la Fundación de Monumentos Mundiales o a grupos locales que se centren en la conservación del patrimonio. Your donation, no matter how small, can make a difference.
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Demandar acción a las autoridades: Escribe una carta a tus representantes locales sobre la importancia de la conservación de Belchite. Cuantas más voces se unan, más difícil será ignorarlas.
Mirando hacia el futuro
La situación del pueblo viejo de Belchite es un reflejo de las luchas que enfrenta nuestro planeta en términos de conservación del patrimonio y el cambio climático. La reciente inclusión en la lista del World Monuments Watch es tanto un llamado a la acción como una oportunidad para interceder y rescatar un legado que ha superado la adversidad.
Las preguntas ahora son: ¿seremos testigos de un cambio real? ¿O dejaremos que el tiempo y el olvido se apoderen de lo que una vez fue? La historia de Belchite aún no está escrita completamente, y depende de nosotros asegurarnos de que su legado perdure.
Así que, la próxima vez que pienses en el pasado, en las historias que merecen ser contadas, recuerda Belchite, un sitio que no solo te invita a recordar, sino a actuar. ¿Estás listo para ser parte de este cambio?