La vida es como un partido de rugby: hay momentos en que nos encontramos en la zona de transformación, donde la presión es alta y las expectativas aún más elevadas. Jon Zabala, un joven de Getxo nacido en 1996, se encuentra justo en ese punto crítico. Desde que empezó a jugar, jamás imaginó que un día estaría llevando el brazalete de capitán de la Selección Española de Rugby en un momento tan convulso. Así como en una jugada de rugby, a veces hay que aprender a caer y levantarse rápidamente, y Jon ha tenido que hacerlo en más de una ocasión. Pero, ¿qué le ha traído hasta aquí?
El debut en Ellis Park: un sueño realizado, pero amarga derrota
Imagínate estar en el mítico Ellis Park de Johannesburgo, uno de los santuarios del rugby mundial, con toda la historia que lo rodea. Es un sueño hecho realidad para cualquier jugador, pero para Jon, el momento llegó con una doble carga emocional. Había viajado allí con su equipo, Section Paloise, para enfrentar a los Lions, un equipo que es prácticamente sinónimo de rugby de alto nivel. Lamentablemente, la victoria no fue para ellos. La derrota fue dura, pero más complicado aún fue el regreso a la Realidad, ya que a los pocos días su equipo se preparaba para enfrentarse contra Toulon.
Te estarás preguntando: ¿cómo se sobrelleva eso? Por lo general, los jugadores se enfrescan en su enfoque y analizan la jugada que no salió bien, pero si te sientes como Jon, puedes decir “¡Ya está! Solo queda mirar hacia adelante”. Y en su caso, mirar hacia adelante significa aceptar un nuevo reto: ser el capitán de la selección en un momento en que la ilusión de jugar en un Mundial se esfumó debido a una descalificación dolorosa. ¡Vaya responsabilidad!
Descalificación y la noción de la traición
La descalificación de la selección española de rugby, debido a un escándalo relacionado con las convocatorias de jugadores, dejó una herida abierta en la comunidad del rugby en España. La frustración y el sentimiento de traición inundaron al equipo y, por supuesto, a Zabala. “Fue un momento muy difícil porque se nos había ido a la basura un sueño por el que habíamos trabajado mucho”, resaltó Jon.
La pregunta que todos tenemos es: ¿quiénes son esos traidores? La respuesta es amarga, pues la traición no siempre es de un enemigo; a veces, puede venir de quienes deberían apoyar a la selección. Jon no se muerde la lengua y, a través de sus palabras, se aprecia una desconfianza hacia los que lideraban la Federación Española de Rugby. «No como deberíamos… la federación de entonces no estuvo a la altura,» afirma con una sinceridad que refleja la decepción de muchos.
Nuevos vientos: el crecimiento de la selección
La vida de un deportista profesional es un carrusel de emociones. Justo después de asumir el liderazgo del equipo, Jon se enfrenta a la realidad de que deben trabajar para reconstituirse, lo que, a su vez, abre la puerta a una nueva era en el rugby español. “El equipo ya estaba muy enchufado… tenemos muchas ganas e ilusión por hacer las cosas bien”, comparte, reafirmando que el deseo de triunfar está muy presente.
Pese a las derrotas contra equipos fuertes como Fiji y Estados Unidos, Jon se muestra optimista: “Tuvimos una imagen positiva”. Y aquí es donde viene la chispa del rugby: la capacidad de aprender de las caídas. Cada ensayo, cada entrenamiento, cada partido es una oportunidad de crecimiento, y el equipo se da cuenta de que pueden competir con las mejores selecciones si trabajan en conjunto. Pero, ¿realmente están listos para el reto que se les avecina?
La presión del primer partido y el enemigo en puerta
La temporada se siente como una partida de ajedrez en la que cada movimiento cuenta. El primer enfrentamiento contra Países Bajos es descrito por Jon como “a vida o muerte”, y eso no se toma a la ligera. “No confiarnos” es la clave que repite, porque el rugby se define tanto por la habilidad de atacar como por la estrategia defensiva.
La preparación es fundamental, pero la autoconfianza también lo es. La selección española debe abordar a los rivales con una mentalidad de determinación. “No dejar nada al azar”, dice Jon, y eso resuena en toda la comunidad del rugby español. Cada pase, cada tackle se convierten en una declaración de intenciones.
Rivalidades y la historia del rugby español
No podemos pasar por alto el newly found rival de España: los suizos. Puede que a simple vista parezcan el rival más débil del grupo, pero esta es una era donde subestimar al enemigo puede tener consecuencias desastrosas. “Todo lo que esté en nuestras manos tenemos que hacerlo al 100%”, repite Jon, quien claramente ha internalizado que cada partido es un desafío en sí mismo. Su filosofía se asemeja a la de cualquier competidor que entiende el valor de la preparación y el respeto por los rivales.
Y luego, ahí está Georgia, un verdadero peso pesado en el rugby europeo. Con ellos, no se puede dar nada por sentado. Jon menciona que dependerá de cómo se haya dado la situación en los meses previos al encuentro. Sin duda, los jugadores están cargados de presión y con una visión clara: clasificarse para el próximo Mundial es la meta.
El dilema de los clubes franceses: un juego de intereses
«¡Mira lo que ha pasado con Portugal!», dice Jon al referirse a cómo algunos jugadores de selecciones menos reconocidas han conseguido destacar y, al mismo tiempo, han cambiado la percepción que se tiene sobre ellos. La historia del rugby español es también la de la lucha por la visibilidad antagónica que sufren los jugadores que provienen de clubes extranjeros, como los de la TOP 14.
Una de las preocupaciones que se ha esbozado es la escasa colaboración de estos clubes a la hora de ceder jugadores a la selección. “Si conseguimos cambiar la imagen… tal vez eso ayudaría”, sugiere Jon, quien parece tener un entendimiento claro de que en el deporte, como en la vida, las redes son fundamentales.
La llegada a la élite: desde Getxo hasta el TOP 14
Jon recuerda sus inicios en Getxo, donde todo comenzó casi sin querer, y cuestiona cómo, al final, esta carrera lo ha llevado a competir al más alto nivel. Siempre es bonito escuchar historias de «de la nada a la cima», sin embargo, el valor del trabajo duro y la dedicación en el camino es lo que realmente define a un jugador. “Me dejé llevar… fue como completar fases sin pensarlo mucho”, menciona. Pero, ¿alguna vez pensó en la posibilidad de estar aquí, en el rugby profesional?
Esto trae un pequeño chispazo de nostalgia. Todos hemos tenido sueños de grandes dimensiones cuando éramos jóvenes. No solo Jon, sino todos los que han dejado su huella en el campo de rugby durante años. Es un recordatorio de que, a pesar de los desafíos, el camino siempre puede llevarnos a lugares inesperados, incluso si esos lugares están llenos de presión y competencia.
Amistad y camaradería: el cariño por el rugby
La camaradería es una de las bondades del rugby; Jon aún mantiene su relación con antiguos compañeros. Su amor por el juego lo lleva a ver partidos cuando puede. Pero no solo son recuerdos; hay una comunidad que sigue viva. “Cada fin de semana enfrentas a muchos jugadores buenísimos”, explica Jon, mostrando ese respeto hacia sus rivales que es esencial en el deporte.
Pero si hay un jugador que lo ha dejado asombrado, es sin duda Antoine Dupont. «Es un tipo que piensa la jugada muy rápido», menciona, resaltando lo que todos los amantes del rugby sabemos: en el campo, hay jugadores que son verdaderas leyendas en formación.
Reflexiones finales: el futuro del rugby español
El camino por delante es incierto, pero Jon y su equipo están trabajando arduamente para dar lo mejor de sí. La independencia y madurez que ha mostrado, junto a su capacidad de liderar equipos son solo algunos de los elementos que los aficionados, incluidos yo, apreciamos en un jugador.
Así que, querido lector, si alguna vez sentiste que tu camino estaba lleno de obstáculos, piensa en Jon Zabala y su travesía por el rugby. Si hay un mensaje que podemos tomar de su historia, es que siempre hay espacio para el crecimiento, la mejora, y, sobre todo, la esperanza.
Porque al final del día, el rugby es más que un deporte; es un estilo de vida que nos enseña sobre la resiliencia, el trabajo en equipo y el espíritu de lucha, incluso cuando el camino se torna difícil. ¿Y sabes qué? De vez en cuando, solo hay que levantarse, tomar una pelota y seguir jugando.