El año 2024 nos ha presentado un verdadero maratón de eventos climáticos en la provincia de Córdoba, donde las lluvias torrenciales han devuelto a la vida un recurso esencial: el agua. La historia que vamos a desglosar no solo es una crónica del clima, sino un relato de esperanza y resiliencia para muchas familias que han pasado por momentos difíciles. Así que acompáñame en este viaje donde la lluvia, el sol y un poco de humor se entrelazan.

El comienzo del año: ¿una bendición disfrazada?

Nos encontramos en enero de 2024, un mes que usualmente nos trae el frío invernal y unas cuantas ganas de quedarnos bajo las cobijas. Sin embargo, este enero fue diferente. Las nubes pusieron sus mejores galas y empezaron a dejar caer 65,2 litros por metro cuadrado, un salto monumental en comparación a los 19,3 litros del año anterior. Era como si el cielo hubiese decidido hacer una fiesta de inauguración para el nuevo año, y todos nosotros estábamos en la lista de invitados.

Recuerdo que mientras me preparaba para un aburrido mes de enero, un amigo me comentó sobre el frente Irene, y pensé: «¿Irene? ¡No, por favor, que no sea otra tormenta! Ya basta de desastres naturales». Pero, adivina qué, Irene trajo consigo 29,5 litros en un solo día. Mi primo, que había planeado un picnic (porque nadie puede detener a un optimista, ¿verdad?), acabó empapado y con una historia cómica más para contar.

Febrero: ¿más agua es mejor?

Siguiendo el ritmo de la lluvia, febrero se presentó como un mes aún más generoso. La cifra Astronómica de 113,1 litros por metro cuadrado dejó a todos maravillados. La lluvia ha sido tan persistente que Karlotta, el famoso frente atmosférico, decidió dejar casi 100 litros entre el 8 y el 11 de febrero. Para los agricultores de la región, este era un sueño hecho realidad. «¡Al fin agua suficiente para nuestras cosechas!», exclamó uno de mis vecinos que lleva años luchando contra la sequía.

Y pese a que el exceso de agua también puede causar estragos, los agricultores de Córdoba celebraron entre empanadas y vino tinto, sintiendo que la suerte finalmente estaba de su lado. ¿Qué puede ser mejor que un buen asado después de un día de duro trabajo?

La Semana Santa: una experiencia pasada por agua

Pero como en toda historia, hubo giros inesperados. La Semana Santa se presentó, pero en lugar de procesiones solemnes, el agua continuó cayendo en torrentes. Con 160,1 milímetros recogidos durante esos días, las cofradías se vieron obligadas a quedarse en casa, un 78% de ellas, para ser exactos. La lluvia se volvía cada vez más implacable, y las calles de Córdoba se transformaron en ríos temporales.

Es difícil de creer, pero ¿alguna vez te has encontrado intentando mantener un paraguas en condiciones de tormenta? Más de una vez, me he sentido como el protagonista de una película de comedia, luchando contra el viento y el agua. En ese sentido, no fue solo el cielo el que decidió inundar Córdoba; los turistas también se llevaron una buena anécdota de sus vacaciones.

Las reservas de agua: un cambio esperanzador

Sin embargo, entre las lluvias, el panorama comenzó a cambiar. Los embalses, que habían sido el blanco de quejas durante años, empezaron a recuperar niveles de agua nunca antes vistos. En abril, se anunció que los regadíos de Córdoba tendrían cinco veces más agua que el año anterior. «Soy agricultor, ¡y hoy me siento como un niño en una tienda de golosinas!», comentó uno de ellos, mientras mostraba con orgullo las reservas de 1.232 hectómetros cúbicos de agua.

La reanudación del acceso a agua potable en la zona Norte de Córdoba fue otra fatídica buena nueva. Un año después de que se declarase «no apta para el consumo», el agua regresó, llevándose consigo las memorias de cargar garrafas pesadas desde el cisterna.

La historia de Los Pedroches y el Guadiato podría haber sido solo un relato de dificultades, pero se transformó en una narrativa de superación. Sin embargo, como buenos cordobeses, sabemos que la historia no termina aquí. Siempre queda la pregunta: ¿se mantendrá esta buena fortuna?

El calvario del verano: calor y sequía

Sin embargo, la naturaleza es impredecible e imparcial. El verano se acercaba y, fiel a la tradición, trajo consigo el calor y cuatro olas de calor que hicieron de Córdoba un horno. Los amigos se congregaban en las terrazas, olfateando el aire caliente, recuperando aquellos momentos de lluvia con añoranza. «¿Recuerdas cuando nos quejábamos de que estaba lloviendo demasiado?», bromeaba yo con un grupo de amigos mientras nos enrolábamos en un «battle» de humor veraniego. Claro, esa fue una conversación que nos llevó a otra anécdota que se repite año tras año.

Octubre: el regreso de la lluvia

A medida que el calor comenzaba a dar un respiro y se aproximaba octubre, las nubes regresaron; y con ellas, las lluvias. Seis días continuos de tormentas, incluida la influencia de fenómenos como el huracán Kirk, hicieron que muchos en la región se sintieran como si estuviéramos viendo un episodio de ‘Game of Thrones’. Durante esos días, las precipitaciones superaron los 62,4 litros en promedio, y algunos lugares llegaron a recoger más de 150 litros.

Recuerdo que me encontraba en casa, mirando por la ventana y sin querer creer que una vez más, el agua estaba regresando como una vieja amiga, dispuesta a alegrarnos la vida después de meses de calor agobiante.

¿Y las personas detrás de esta historia? Esas mismas que han tenido que lidiar con la falta de agua durante eventos cruciales. Uno de mis amigos decidió construir un pequeño «embalse» en su patio trasero, y no hablaremos de lo que sucedió cuando un vecino se burló de su idea… ¡Sin duda hay algo en la capacidad humana de innovar que no deja de asombrarme!

Conclusiones: un 2024 lleno de esperanzas

A finales de 2024, los embalses de Córdoba se encuentran por encima del 31% de su capacidad, gracias a que se almacenan un total de 1.048 hectómetros cúbicos de agua, . Sin embargo, el peligro de una sequía futura nunca está del todo ausente. La historia del agua en Córdoba es rica en matices, desde la desesperación de la sequía hasta la alegría de las lluvias inesperadas.

Concluyendo, la historia del agua en este año es un recordatorio de que debemos cuidar nuestro medio ambiente para seguir disfrutando de esta abundancia. Los cordobeses hemos pasado por un largo viaje de luchas y triunfos, y lo que aprendimos en este período de transformación es que siempre hay que estar preparados para cuando la vida (y el agua) decidan sorprendernos.

Así que la próxima vez que veas las nubes asomarse por el horizonte, pregúntate: “¿será otra fiesta de la lluvia o simplemente un día cualquiera?”. Con el apasionante recorrido del agua en Córdoba como testigo, te aseguro que nunca podremos dejar de preguntarnos qué sorpresas nos traerán los cielos en el futuro.