La Toma de Granada, un hecho que marcó la historia de España en 1492, se siente a la vez cercana y distante, como una melodía que resuena en la memoria colectiva, pero que a menudo suscita debates sobre su significado actual. Este año, el 2 de enero se conmemora el 533 aniversario de este evento, y como es costumbre, se desatan discusiones apasionadas alrededor de los actos programados. Pero, ¿por qué esta conmemoración genera tanto revuelo? Acompáñame mientras exploramos las distintas perspectivas sobre este evento y hasta dónde llega la cultura de la convivencia en una sociedad tan diversa como la granadina.

Hacia un nuevo paradigma: La dualidad de la celebración

La tradición marca que este evento se conmemora con actos oficiales, donde el pendón de Castilla ondea orgulloso en la Capilla Real y el Ayuntamiento. Este año, la alcaldesa Marifrán Carazo se ha arropado con historia al portar la espada original de Fernando el Católico. Con toda la pompa que esto conlleva, es fácil dejarse llevar por el fervor de lo que está detrás de un monumento histórico. Sin embargo, se alza una voz crítica desde la Plaza de Mariana Pineda, bajo el lema «Por la convivencia, no a la Toma». Es ahí donde se presenta un manifiesto en favor de la amalgama cultural que define a Granada hoy.

¿No les resulta curiosa esta dualidad? Celebrar la historia mientras otros piden que se reescriba su significado. La realidad es que, al igual que en una película de Tarantino, la historia tiene muchas caras y muchos colores. Podemos reírnos de los giros absurdos que dan algunos acontecimientos históricos; acaba uno preguntándose, ¿y quién realmente guía la narrativa?

Acto principal y la controversia que lo rodea

Los actos oficiales se llevan a cabo con un protocolo cuidadosamente coordinado, y se cuentan con detalles como el traslado de la corporación municipal y la participación de la Brigada de la Legión. La escuadra de gastadores y la unidad de música contribuyen a un espectáculo que, sin duda, atraerá a muchos para disfrutar del ambiente festivo.

Pero, al mismo tiempo, el evento «Por la convivencia, no a la Toma» también ocupará su lugar en la agenda. La diferencia entre ambos eventos es la esencia misma de la Granada contemporánea: una celebración que, para algunos, evoca un sentido de orgullo nacional y, para otros, un recuerdo de un pasado colonial que no debería celebrarse.

Una lucha de 30 años: Granada Abierta

A través de estos años, Granada Abierta ha sido un baluarte de la lucha por una sociedad más inclusiva, y este año cumple 30 años de defensa de la convivencia frente a la celebración de la Toma. ¿Alguna vez te has visto en una situación donde un recuerdo colectivo se siente aplastante, y solo anhelas paz y armonía? Esa es precisamente la incansable misión de grupos como este. Ellos piensan que celebrar la Toma en su forma tradicional es un acto que puede abrir antiguas heridas y perpetuar la islamofobia.

La labor de Granada Abierta se convierte en una invitación al diálogo, como un guerrero con su espada en alto, pero esta vez, en lugar de pelear, buscan crear puentes. Durante el acto inaugural, habrá un libro titulado «Crónica de una polémica» de Paco Vigueras, y actuaciones de flamenco que, sin duda, serán un deleite. ¿No es bello ver cómo el arte puede servir de plataforma para el entendimiento mutuo?

La importancia de la representación cultural

Al observar cómo se organizan los eventos, cabe preguntarse: ¿qué mensaje queremos transmitir a las futuras generaciones? La lectura del manifiesto en la Plaza de Mariana Pineda es un recordatorio de que, aunque el pasado no se puede cambiar, el futuro sí está en nuestras manos.

Este cambio de paradigma también incluye sustituir símbolos de guerra, como la espada o el pendón, por valores que representen la cultura de la paz. Así, en vez de militarizar el acto, ¿no sería más sensato dejar que el arte y la poesía sean los protagonistas? Imagina una celebración donde el “toma” se convierte en un “abrazo”, donde la diversidad no solo se acepta, sino que se celebra.

La conversación que nos une: un evento, muchas voces

La realidad de que el PP gobierne en solitario por primera vez en nueve años añade un toque político al evento. Cada grupo tiene sus razones y sus trasfondos. ¿Qué papel juega eso en nuestra percepción colectiva de la Toma? ¿Es una oportunidad para un nuevo comienzo o un momento de agitación?

Como espectador, puede parecer una locura el hecho de que un mismo evento convoque tanto amor como rencor en su celebración. Pero, en un grado muy humano, es este cruce de voces el que nos lleva a una conversación más grande sobre identidad y pertenencia.

Cambiando la tradición: un acto de valentía

El proceso cultural siempre está en marcha, y no se trata de borrar el pasado, sino de absorberlo y reinterpretarlo para ajustarse a la realidad contemporánea. Para cualquier ciudad con una identidad rica y compleja como Granada, este es un acto de valentía. Tras años buscando espacios de diálogo, la idea de cambiar la forma en que se celebra la Toma es, sin duda, una propuesta valiente.

Tal vez dentro de 10 o 20 años, el 2 de enero será un día marcado por festivales de música y danza que celebren la diversidad cultural de todos los que hacen vida en esta ciudad. ¿No sería un hermoso giro del destino?

Conclusiones: Un futuro de posibilidades

La Toma de Granada refleja la lucha eterna por encontrar el equilibrio entre el pasado y la modernidad. El evento, que en su forma más tradicional es un recordatorio de la conquista, se enfrenta a voces que claman por una celebración que eleve el espíritu de cohabitación.

Al final del día, cada uno de nosotros tiene una historia que contar, y, quizás, eso es lo que realmente queremos al reunirnos: compartir.

Así que, ya sea que estés donde estés en tu opinión sobre la Toma de Granada, recuerda que lo más importante es que todas las voces se escuchen. En lugar de construir muros, ¿no deberíamos más bien edificar puentes? Granada tiene el potencial para ser un ejemplo de convivencia para el mundo. ¡Y quién sabe! Tal vez el próximo 2 de enero, en lugar de un pendón, veamos un escenario lleno de risas, música y auténtica celebración de la vida en comunidad.