La sucesión en la empresa familiar es uno de esos temas que, a menudo, se aborda con un tono sombrío y alarmante, como si de repente nos encontráramos atrapados en un capítulo de “Juego de Tronos”, donde las luchas de poder pueden destrozar relaciones que se han forjado a lo largo de generaciones. Pero, como nos recuerda Alejandro Escribá, director de la cátedra de Empresa Familiar, la realidad no es tan cruel. Así que, dejando atrás las dramatizaciones, adentrémonos en esta compleja –y a menudo fascinante– travesía de hacer que la familia y los negocios marchen en la misma dirección.
¿Qué es realmente la sucesión familiar en los negocios?
Para empezar, debemos entender que la sucesión no solo implica la transferencia de un negocio de un padre a un hijo. En el fondo, es un proceso de cambio, de adaptación a nuevas dinámicas y a veces, sí, de conflictos. La historia nos ha enseñado que hay más películas de éxito que dramas en la vida real. Sin embargo, es innegable que las disputas familiares pueden echar raíces profundas, esas que hasta podrían asustar al más valiente de los guerreros.
Además, las estadísticas pueden ser abrumadoras. Según un informe de la Family Business Institute
, menos del 30% de las empresas familiares sobreviven a la segunda generación. Pero, ¡espera! ¿Y si te dijera que esto también pueden ser grandes oportunidades? La clave está en cómo se maneja el proceso de sucesión.
La importancia de la comunicación
Como dicen, la comunicación es la clave, y en una empresa familiar, esto es aún más cierto. Si tienes un hermano que parece estar en una guerra constante por el control de la remota empresa frutal de tu abuelo, podría ser útil tener un par de charlas amenas para aclarar posiciones. Querido lector, me ha pasado, y no puedo más que reírme de lo que en su momento pareció un asunto serio: una disputa sobre quién iba a encargarse del estante de los dulces en el negocio familiar, que se transformó en una lucha de egos. Y así, entre risas y anécdotas, entendimos que el espíritu familiar era más importante que cualquier dulce.
Conversaciones abiertas y honestas sobre las expectativas y responsabilidades pueden prevenir fraudes y malentendidos. Pero hay que ser cauteloso: no hay nada peor que una reunión familiar donde cada chisme termina siendo un arma de doble filo.
Los roles y la preparación en la empresa familiar
La preparación es otra clave fundamental, y esto incluye la formación de las nuevas generaciones. A menudo, los hijos o hijas que asumen la responsabilidad de un negocio familiar vienen con una idea romántica de lo que significa dirigir una empresa.
Es como cuando compré mi primera planta. Pensé que iba a ser fácil y, al final, resultó que tenía que aprender sobre riego, luz, y qué hacer cuando la planta decide hacer huelga. Lo mismo ocurre con un negocio. La educación y la experiencia son fundamentales. Las universidades ofrecen programas específicos, así que, en lugar de asumir que todo lo aprenderán en el camino, deberían considerar dar el paso hacia una formación más formal en gestión empresarial.
Es esencial que los futuros líderes entiendan que dirigir una empresa familiar no solo se trata de firmar cheques o contar billetes. Implica liderazgo, gestión de personas y un profundo entendimiento de la cultura empresarial que han heredado.
Las emociones a flor de piel
Ahí está la cosa: la empresa familiar es un entorno emocionalmente cargado. Mientras discutes sobre finanzas, puede surgir recuerdos de la infancia, las peleas que tuvieron sobre la última rebanada de pastel, o incluso los momentos en que uno de los hermanos corrió a casa llorando porque no le dejaron usar la computadora del papá en el trabajo. Todo esto aporta una dinámica difícil de manejar.
La empatía juega un papel crítico aquí. Es importante considerar que, detrás de cada desafío empresarial, hay una historia familiar personal. Cuando las emociones afloran, es fácil perderse en discusiones sobre el futuro de la empresa. Sin embargo, a veces la mejor solución es dar un paso atrás, respirar hondo y recordar que, al final del día, todos están en el mismo barco.
Los terapeutas familiares pueden ser héroes no reconocidos en este proceso. Ellos pueden ayudar a mediar en situaciones complicadas, ayudando a las familias no solo a comunicarse mejor, sino también a abordar los problemas subyacentes que pueden afectar la relación familiar.
El papel de los consejeros externos
Al final del día, contar con un consejo externo puede ser un gran alivio. Tener un consultor de empresas familiares puede ofrecer una perspectiva fresca y, a menudo, imparcial que es difícil encontrar en casa. Estas personas tienen experiencia, han visto lo que funciona y lo que no y pueden actuar como un nexo entre las partes.
¿Y qué hay de los temidos miembros externos de la familia? Tranquilos, no siempre son los villanos. Pueden ofrecer una visión externa que ayude a las familias a ver más allá de sus conflictos internos. Pero, eso sí, hay que asegurarse de que estén alineados con la cultura y los valores de la empresa.
Celebrar los logros
Cuando finalmente la sucesión ocurre, es fundamental celebrar los logros. Organiza una fiesta, haz que la comunidad se involucre, muéstrale al mundo lo que has logrado y hazlo con orgullo. Frases como “la última celebración estuvo más llena de conflictos que de diversión” no deberían ser parte del vocabulario familiar.
Tan importante como gestionar los problemas es celebrar las victorias. Después de todo, cada año que pasa es una oportunidad para crear una tradición familiar. Al final, tener una relación positiva puede usar las derrotas como peldaños hacia el crecimiento.
Conclusiones: un viaje de aprendizajes
La sucesión en la empresa familiar es, sin duda, un viaje lleno de desafíos y oportunidades. A través de la comunicación abierta, la preparación adecuada y una pizca de empatía, las familias pueden superar las dificultades y obtener un éxito que va más allá de lo financiero. No olvidemos que, al final del día, son los lazos familiares los que realmente cuentan. Utiliza el proceso como una oportunidad de aprendizaje, ya no solo sobre cómo dirigir una empresa, sino sobre cómo ser parte de una familia que quiere crear un legado.
Si estás pasando por un proceso similar, recuerda: ¡no estás solo! Muchas familias están en la misma senda, luchando y celebrando. La clave es encontrar el equilibrio que permita a todos prosperar, y en el camino, quizás, incluso reírse un poco.
Así que, la próxima vez que alguien te hable sobre la sucesión en la empresa familiar, no lo veas solo como un escenario de drama familiar. Trata de verlo como una oportunidad para construir algo aún más grande, algo lleno de amor, risas y un legado que perdure para las próximas generaciones. ¿Nos animamos a ello? 🎉✨