Cada año, al llegar la temporada de premios, los cinéfilos nos encendemos como un chispazo de fuegos artificiales. Sin embargo, este 2025, la fiesta de los Premios Goya ha traído más sorpresas que el final de Game of Thrones. Las nominaciones han dejado a muchos con el ceño fruncido, preguntándose si realmente estamos ante un cambio de paradigma. ¿Estamos mirando a un futuro donde el cine comercial y el cine artesanal puedan coexistir más armoniosamente? ¿Quiénes son esos valientes directores y películas que se han quedado fuera de la lista, como si la Academia decidiera jugar al escondite con ellos? Pero, ¡espera! No te preocupes, vamos a analizarlo todo con profundidades, risas y un poco de amor cinéfilo.

La doble cara de los Goya: ¿arte o comercio?

La primera reacción que me viene a la mente al revisar las nominaciones es la contradicción. ¿Es un asunto de arte o de negocio? Isaki Lacuesta lo mencionó hace poco y es verdad: «Este año podría pasar de todo». En un ambiente cinematográfico tan dividido, parece que las películas que antes eran seguros para los Goya ahora deben lucir su mejor traje de gala si desean ser consideradas. Y claro, este año, muchas se presentaron con ropa de calle y un peinado desalineado.

Tomemos como ejemplo La habitación de al lado. A pesar de que Pedro Almodóvar tiene más Oscars que días en el calendario, su última creación terminó sin una nominación a Mejor película. ¿Cómo puede ser? Es como si Picasso enviara una obra maestra al museo y descubriera que la colgaron en el baño. ¡Es absurdo!

Nadie va a negar que Almodóvar traiga un legado y un enfoque innovador a la gran pantalla, pero su última obra no pudo hacerle frente a una Academia que parece decidida a romper el molde. No solo se le ha dejado fuera de Mejor película, sino que también se ha perdido en categorías como mejor montaje. ¿Nos hemos vuelto locos?

¿La Academia tiene algún problema con el cine comercial?

¿Sientes que hay una caza de brujas contra las películas comerciales? Eso parece ser el caso este año. Marcel Barrena, director de El 47, se encuentra en una situación similar a la de Almodóvar. La película más nominada con 14 candidaturas no ha conseguido la nominación para su director. Es como tener un delicioso pastel de chocolate y no poder comerlo, porque «¡oh! Tienes que tener cuidado con las calorías».

Una reflexión honesta, entonces, sería preguntarnos: ¿se está penalizando a aquellos directores que se atreven a hacer cine para el gran público? ¡Son solo preguntas hermosas! Muchos directores destacados, como Jon Garaño y Paula Ortiz, han sentido el peso de esta dinámica, dejando en claro que el camino hacia el éxito en los Goya puede no estar pavimentado con buenas intenciones o talentos evidentes.

Las grandes ausencias: un repaso a los olvidos

A medida que nos adentramos en el corazón de este artículo, es hora de ponerle nombres y apellidos a las grandes ausencias de estas nominaciones. Hay de todo, desde dramas cargados de emociones, como Volveréis de Jonás Trueba, hasta emocionantes exploraciones de la existencia humana en Polvo Serán. Con tantos títulos esperando su momento de brillar, parece que las decisiones de la Academia son más caprichosas que un gato en un rayo de sol.

Volveréis: el filme ignorado

No tengo más remedio que mencionar Volveréis de Jonás Trueba; después de todo, se trata nada menos que de su mejor obra hasta el momento. A pesar de haber ganado el premio a la mejor película de la Quincena de Realizadores en Cannes y de ser aclamada por la crítica, no logra colarse en las nominaciones importantes. ¿Es como si la Academia estuviera jugando a la ruleta rusa con el destino de las películas?

Trueba parece haber dicho: «¡No me importa! Yo hago cine a mi manera». Es una pena que esta coherencia artística, que se siente tan libre y auténtica, no se traduzca en el reconocimiento que se merece. Pero, al final del día, ¿no es esa la carta de presentación de un verdadero artista?

Polvo serán: el musical olvidado

La gran sorpresa para mí fue Polvo Serán, un musical que aborda el tema de la eutanasia de una forma visual y auditiva que me dejó reflexionando. La gran Ángela Molina dejó su huella, pero la Academia, una vez más, debe haber decidido que este filme no era «lo suficientemente Goya» o algo por el estilo. ¿Qué diccionario usan para definir la «Goyinidad»? ¿Es un asunto de ternura o de nostalgia? Quizás deberían haber incluido en la lista de criterios el sentido del humor, porque eso siempre anima el ambiente.

La esperanza en el horizonte: ¿cambios necesarios?

Es cierto que desde hace tiempo se habla de la posible ampliación del número de nominados, algo que ya vemos en los Oscars. Pero, ¿realmente necesitamos más nominados o simplemente un cambio de mentalidad? O sea, ¿acaso se necesita un rediseño completo de la Academia para adaptarse a las nuevas maneras de apreciar el cine? Todo este misterio y drama me hace cuestionar cuántos de ustedes se han encontrado en la misma situación en sus propias vidas. ¿Han sentido esa extraña presión que todos ponemos sobre nosotros mismos para encajar en ciertas normas?

Un poco de humor, ¿no? La vida a veces da giros inesperados, y quién sabe, tal vez el próximo año veamos a la Academia abrazar un enfoque más inclusivo y enérgico que celebre tanto al cine comercial como al de autor.

Reflexiones finales: ¿podemos reconciliar el arte y el comercio?

A medida que concluyo esta conversación, no puedo evitar sentirme esperanzado. La falta de nominaciones puede ser desconcertante, pero también puede ser la chispa que incendie una conversación más amplia sobre la industria del cine en general.

Entre comidas y palomitas, la próxima vez que te sientes frente a una película, tal vez pienses en las historias no contadas, en los cineastas que buscan su momento bajo el sol. Después de todo, cada película es un sueño compartido; un viaje donde el destino a veces no se parece en nada a lo que esperábamos.

Lo único que me queda por preguntar es: ¿cuál de estas películas merecería tu voto si fueras parte de la Academia? ¿Hay alguna que te haya tocado el corazón y que no le hayan dado el reconocimiento que merece? O sea, ¡vamos a hacer ruido! Porque, al final del día, el cine siempre será una mezcla de sueños, risas y un poco de locura.

Así que, mientras esperamos los Goya y reflexionamos sobre estas ausencias, acordémonos de mantener viva la conversación. Después de todo, el cine español tiene un espíritu indomable que no se rinde fácilmente. Hasta el próximo año, y que los premios sean más variados y justos. ¡Salud por eso! 🍿🎬