En los últimos años, el sistema de salud ha estado bajo una presión constante. De hecho, esta misma semana, estuve en la sala de espera de la consulta del médico. ¡Vaya experiencia! Fue como estar en una versión real de «El juego del calamar», pero sin los trajes coloridos. La cantidad de personas que había era abrumadora, y no pude evitar pensar en cómo este escenario es cada vez más común. Así que, hoy quiero hablarte de cómo los médicos y profesionales de la salud están lidiando con esta crisis, qué cambios podrían ayudar y lo más importante: cómo podemos, como sociedad, ser parte de la solución.
La realidad de las largas esperas y la atención desbordada
El estrés en el sistema de salud es un tema que no solo afecta a los profesionales, sino a todos nosotros. Recientemente, el médico de familia y usuario de redes sociales, Alejandro de la Morena, compartió un post que se volvió viral. En él, mostró su agenda laboral donde afirmaba tener 42 pacientes citados en un lapso de 2 horas y 50 minutos. ¿Puedes imaginar eso? Es como tratar de correr una maratón mientras te lanzan obstáculos al azar. Cada paciente tiene su propio conjunto de problemas y necesidades, y no es justo que el tiempo asignado en consulta sea tan limitado.
Aquí es donde entran en juego las historias. A menudo me encuentro en conversaciones con amigos sobre cuánto tiempo deberíamos dedicar a cada paciente. Un esquema donde hay más de cinco minutos por consulta parece un sueño. Pero ¿realmente es factible? Me encantaría que tuviéramos tiempo suficiente para escuchar, entender y ayudar en verdad, pero la realidad es que nos estamos ahogando en consultas y prisas.
La agenda saturada y sus efectos
Las preguntas son numerosas: ¿Qué criterios se utilizan para asignar los tiempos de consulta? Un paciente necesita hablar sobre una nueva medicación, otro tiene una herida infectada, mientras que un tercero solo quiere un volante para un análisis de sangre. ¿Es lógico que todos tengan el mismo tiempo disponible? La situación se complica cuando, como observó Alejandro, varios pacientes comparten la misma franja horaria. ¿Se llama a todos para que entren y hablen al mismo tiempo, como si fueran en una reunión de trabajo? ¡Es una locura! Al final del día, el médico sale agotado, y los pacientes se sienten insatisfechos.
Recuerdo una vez, en una consulta, que el médico me dijo: «Voy a necesitar más de cinco minutos para comprender lo que pasa». ¡Menos mal! Pero en el fondo, sabía que eso era una excepción, no la norma. El sistema está hecho trizas, y la creatividad no puede ser la única salida que se nos ocurra.
¿Qué pasa con los recursos y el personal?
Es fácil hablar de la saturación del sistema, pero, ¿qué hay de los recursos? Si tuviéramos más médicos y personal de enfermería disponible, tal vez no estaríamos enfrentando este problema. Es una cuestión de prioridades en la inversión pública. En lugar de solo aumentar los salarios de los médicos, deberíamos invertir en más personal y recursos. Pero, no sé tú, pero político que habla de invertir en salud tiende a sonar como una promesa de campaña.
Dicho esto, es sorprendente ver cómo, a pesar de la saturación, muchos médicos se esfuerzan por ofrecer un servicio de calidad. Según Alejandro, a pesar de tener una agenda tan apretada, hay un compromiso genuino de realmente ayudar a los pacientes. ¡Eso es admirable! Pero también desgastante.
Una breve mirada a otros sistemas de salud
Lamentablemente, esta no es solo un problema de España. He leído historias sobre médicos en Estados Unidos que también tienen un promedio similar de pacientes al día, aunque a menudo estos médicos disfrutan de un mejor salario. Y eso me lleva a pensar: la comparación es inevitable. En un mundo donde escuchamos «los médicos están bien pagados», la realidad parece ser bastante más compleja. La diferencia entre nuestro sistema y otros es a menudo incómoda de abordar, y entiendo el malestar que genera.
Y aquí viene el dilema: por un lado, queremos médicos bien remunerados que se sientan valorados por sus esfuerzos. Por el otro, no podemos dejar de pensar en la dura realidad de tener que esperar tanto tiempo para ser atendido, o incluso, en algunos casos, no ser atendido en absoluto.
El papel de la tecnología en la atención médica
Luego tenemos el influyente papel de la tecnología. Recuerdo cuando la telemedicina empezó a ser una opción viable durante los primeros días de la pandemia. Era casi como magia. Las videoconferencias reemplazaron las citas presenciales. ¡Ya no había que esperar en esa sala de espera incómoda! Pero, ¿es realmente un sustituto pleno de la atención médica? Hay quienes argumentan que la tecnología no puede reemplazar la relación médico-paciente, esa conexión humana que a veces se pierde a través de una pantalla.
La posibilidad de usar herramientas digitales para facilitar la atención es indudablemente un avance, pero debemos enfocarnos en cómo darle un uso adecuado. ¿Realmente podemos abordar temas complejos y emocionales a través de una pantalla? ¿Es suficiente esto para quienes requieren ese contacto humano? Estoy seguro de que muchos de nosotros responderíamos enérgicamente que no.
Las reacciones y el debate en redes sociales
Como era de esperarse, la publicación de Alejandro comenzó a generar un debate en redes sociales. Más de 30,000 reproducciones y una avalancha de comentarios. La gente se muestra preocupada, cuestionando cómo funciona el reparto del tiempo a los pacientes. Las reacciones han sido diversas, desde quienes proponen soluciones hasta quienes solo se limitan a criticar.
Uno de los comentarios que más me resonó fue: «¿Qué porcentaje de personas no acuden a sus citas?». Y aunque la respuesta es que aproximadamente el 15 por ciento no se presenta, esto plantea otra pregunta: ¿debería haber penalizaciones para quienes no asisten a sus consultas? Algunos médicos están abogando por implementaciones que podrían aliviar una carga ya pesada.
La importancia del cuidado del profesional de la salud
En todo este caos, el profesional de la salud también necesita ser considerado. No es difícil imaginar al médico volviendo a casa, agotado después de un día de trabajo. Un amigo médico me decía una vez: «No me puedes pedir que dé lo mejor de mí cuando no tengo el tiempo para hacerlo». La salud mental de nuestros médicos es igual de importante que la de sus pacientes. Hay dudas sobre cuántos médicos se ven obligados a dejar su profesión debido al agotamiento y al estrés.
Es esencial que se establezcan políticas que prioricen el cuidado de los profesionales de la salud. ¿Cómo se logra eso? Tal vez abogando por horarios de trabajo razonables o ofreciendo más recursos para facilitar su trabajo. Solo así podremos empezar a sanar a quienes nos sanan.
Un camino hacia adelante
Así que, ¿qué podemos hacer para cambiar estas situaciones que nos preocupan? Para nosotros, como pacíficos ciudadanos, podemos:
- Fomentar un diálogo abierto sobre nuestras experiencias con el sistema de salud, tanto buenas como malas.
- Apoyar iniciativas que busquen mejorar el sistema de salud, desde compartir publicaciones en redes sociales hasta involucrarnos con organizaciones que estén trabajando en estos problemas.
- Ser pacientes y comprensivos, recordando siempre que, detrás de cada consulta, hay un profesional esforzándose por hacer lo mejor en un entorno complicado.
En la vida, puede que no tengamos todas las respuestas ahora, pero cada pequeño paso cuenta. En resumen, la saturación no debe ser nuestra excusa ni nuestro futuro. Sí, el sistema tiene fallas, pero también tiene potencial. Con cooperación y esfuerzo conjunto, podremos transformar la forma en que se brinda atención en el mundo de la salud.
Y con ello, espero haber despertado un poco más de conciencia y empatía hacia quienes están en la primera línea, luchando por cuidarnos a todos. Después de todo, ¿no es mejor cuando todos estamos en el mismo equipo? ¡La salud es un tema que nos concierne a todos!