En medio de la devastación que ha traído la DANA a Valencia, un equipo de héroes poco conocidos se ha sumado a la batalla. No llegan con trajes de superhéroe ni poderes mágicos, pero su labor es igual de crucial: los psicólogos militares de la Unidad Militar de Emergencia (UME). Liderados por la teniente coronel María Pilar Bardera, estos profesionales son la línea de defensa emocional no solo para las víctimas, sino también para los rescatistas que, a menudo, cargan con un peso que nadie puede imaginar. Así que, pongámonos cómodos y exploremos cómo es el trabajo detrás del telón que poco se ve: la salud mental en tiempos de desastre.

La travesía emocional de los rescatistas

Comencemos con una pregunta que muchos se hacen: ¿qué sucede con la salud mental de los que ayudan en situaciones de crisis? Si alguna vez has intentado ayudar a un amigo que estaba atravesando un mal momento, sabrás que llevas su carga emocional, pero multiplicada por mil en el caso de los rescatistas. La teniente coronel suma su experiencia y nos enseña que la fatiga por compasión puede ser devastadora. Imagínate ser un bombero, rescatando personas de un edificio colapsado, mientras te enfrentas a la incertidumbre y la tristeza que estas situaciones suelen acarrear. ¿Cómo se sienten ellos después de un día así?

Según Bardera, esta carga emocional puede presentarse como crisis de ansiedad o estrés agudo temporal. Las estadísticas sobre el impacto emocional de la DANA aún están en formación, pero no es difícil imaginar que cada boca que cierra el rescate y cada lágrima que se derrama en la escena tiene un costo. Y aquí es donde la intervención psicológica no es solo necesaria, ¡es vital!

Más que simples cifras: la importancia de la asistencia emocional

Es fácil pensar que las inundaciones, a diferencia de otros desastres, no dejan tantas secuelas emocionales. La señora bibliografía puede sugerir lo contrario, pero después de días en la zona cero, Bardera se da cuenta de que esta “verdad”, en este contexto, queda desfasada. Valencia es, para muchos, el hogar y eso lo complica todo.

Aquí es donde entra la experiencia personal de la teniente coronel, que ha estado al frente en otras catástrofes, como el terremoto de Turquía o el accidente del avión de Germanwings. En esos momentos, ella ha visto de primera mano cómo el sufrimiento individual puede desencadenar verdadero caos emocional. La salud mental de quienes enfrentan estos terrores es tan importante como la salud física. Pero por qué es tan esencial, ¿acaso no deberían enfocarse en las víctimas antes de pensar en ellos mismos?

Las cuatro células: una estrategia bien pensada

A medida que la fuerza física se despliega para ayudar a los afectados, las cuatro células de respuesta de los psicólogos militares juegan un papel igual de importante. Estas células están cuidadosamente organizadas y estructuradas. ¡Imagina un equipo de Avengers, pero con un enfoque terapéutico!

  1. Célula de intervención móvil: Estos valientes viajeros se desplazan a donde la necesidad emocional golpea más fuerte. ¿Un sótano lleno de agua donde puede haber victimas? Allí estarán, apoyando a rescatistas y familiares con palabras de aliento y compasión.

  2. Centro de atención a familiares: La ansiedad es palpable, y un familiar que espera saber del paradero de un ser querido es un campo de batalla emocional. Este grupo se asegura de que los que quedaron atrás reciban la atención que merecen y el apoyo emocional necesario mientras esperan noticias.

  3. Atención a intervinientes: Los rescatistas están tan inmersos en ayudar que a menudo olvidan cuidar de sí mismos. Este grupo está allí para recordarles que su salud mental también importa, ofreciendo técnicas preventivas y seguimiento.

  4. Coordinación y gestión: La logística puede parecer aburrida, ¡pero sin ella, el caos sería absoluto! Este grupo organiza y canaliza la atención, asegurando que los recursos se distribuyan de manera efectiva, algo que con la avalancha de necesidades puede ser un verdadero dolor de cabeza.

Las fases del duelo: aprendiendo a navegar el mar de emociones

Toda tragedia lleva consigo un proceso natural de duelo. La teniente coronel menciona que las personas que enfrentan la pérdida deben navegar por un mar de emociones: negación, ira y, eventualmente, aceptación. Hay las que surgen como olas en una tormenta, y cada persona las enfrenta de manera diferente.

Esta variabilidad es un aspecto importante: no todos los casos son iguales. Un niño que pierde a su padre en el desastre atraviesa un mundo de caos emocional que es diferente al de un adulto que tiene un hogar para regresar. ¿No te parece que cada dolor tiene su historia y su forma de sanarse?

La importancia de la prevención en la salud mental

No se trata solo de cuidar de las víctimas y rescatistas en el momento; la salud mental requiere atención a largo plazo. La UME ha establecido tres fases de prevención de patologías mentales: primaria, secundaria y terciaria. Esta estructura permite que no solo se evalúe el estado psicológico de cada miembro al ingresar, sino también durante y después de las intervenciones. ¿Quién no ha pasado por momentos difíciles que luego dejan huellas? Quizás no todos podamos ser rescatistas, pero ¡podemos cuidarnos unos a otros!

La prevención empieza contigo

Reflexionemos por un momento: la facilidad de la conexión humana nos permite ayudar a otros en crisis. Si alguna vez sientes que el estrés, la tristeza o la ansiedad te invaden, recuerda que debe haber un espacio para hablar y procesar esas emociones. La ayuda puede venir de un profesional o de un amigo que esté preparado para escuchar.

Si cada uno de nosotros se toma en serio la responsabilidad de cuidar nuestra salud mental, tal vez podamos crear un entorno más resiliente. Aun en medio de una tormenta, cada palabra de apoyo y cada acto de compasión cuenta.

Conclusiones: comprometidos con el bienestar emocional

La teniente coronel María Pilar Bardera y su equipo no solo se han convertido en pilares para quienes enfrentan el dolor luego del desastre en Valencia; lo son también para quienes están allí para ayudar. Su promesa de acompañar a los afectados simboliza la necesidad de valorar la salud mental en situaciones donde la devastación es palpable.

Cada crisis nos recuerda que detrás de las cifras, hay historias que deben ser contadas y, sobre todo, escuchadas. Su trabajo revela que la salud emocional es fundamental para la recuperación, y que, como sociedad, debemos aprender a valorar la ayuda que hay para dar. Así que la próxima vez que escuchemos sobre una tragedia, recordemos que no solo se trata de rescatar físico, sino también, de cuidar las almas.

Entonces, ¿estás listo para ser parte de esa red de apoyo? ¿Te imaginas lo que podrías hacer por alguien que está atravesando un mal momento? Aunque pueda parecer abrumador, a veces, solo se necesita un poco de empatía y la voluntad de escuchar. ¡Vamos a construir un mundo donde todos podamos sanar juntos!