Vivimos en una era donde la tecnología no solo está destinada a facilitarnos la vida, ¡sino que tiene el potencial de cambiarla completamente! Y si no me crees, solo tienes que mirar a casos como el de Elisabeth Díaz, que a pesar de ser invidente, lleva una vida plena y feliz con la ayuda de aplicaciones innovadoras. En este artículo, vamos a explorar la maravillosa aplicación ‘Be my eyes’, sus implicaciones sociales y su impacto en la vida diaria de millones de personas en todo el mundo. Así que, sírvete un café (o tu bebida favorita) y acompáñame en este viaje lleno de historias, anécdotas y, quién sabe, un par de risas.

La vida a través de los ojos de otros

Cuando hablábamos de la vida de Elisabeth, recordé la primera vez que intenté arreglar algo en casa. Compré una silla de armario que necesitaba ensamblar, y creí que seguiría las instrucciones sin problemas. Spoiler: terminé con cinco piezas de sobra y un dolor de cabeza. En el caso de Elisabeth, arreglar una caldera es aún más complicado, ¡y no hay tantas instrucciones pictóricas en el camino! Ella cuenta que, gracias a la aplicación ‘Be my eyes’, pudo recibir soporte de un extraño para que le indicara qué botones debía apretar. Y me pregunto, ¿cuántas veces hemos necesitado la ayuda de alguien que no conocíamos, aunque sea para algo tan simple como leer un botón?

¿Qué es ‘Be my eyes’ y por qué es tan especial?

La aplicación ‘Be my eyes’ conecta a personas ciegas o con discapacidad visual con voluntarios dispuestos a ayudar, a través de una video llamada. Piensa en eso. Más de 8.358.000 voluntarios en todo el mundo están listos para ofrecer su ayuda a quienes la necesitan. Así como uno podría pedirle ayuda a un amigo para saber qué hay en un menú difícil de leer, las personas con discapacidad visual pueden hacer lo mismo con cualquier persona registrada en la app. Y la tecnología no se detiene ahí: también cuenta con inteligencia artificial que describe imágenes en detalle. La democratización del acceso a la información nunca había sido tan tangible.

Imagínate que te mandan una foto de tu sobrina pequeña y, en lugar de quedarte con la duda de qué es lo que está pasando, puedes preguntarle a esta asombrosa aplicación: «¿Hay una tortuga en la foto o estoy viendo cosas?». La capacidad de recibir descripciones precisas y rápidas permite a muchas personas con discapacidad visual participar plenamente en la vida diaria.

Anécdotas con una pizca de humor

Hablando de eso, ¿no te parece gracioso cómo la tecnología puede ayudarnos en situaciones que nunca ni siquiera imaginamos? Alberto Lorenzo, otro usuario de ‘Be my eyes’, compartió cómo, cuando está frente a un escaparate, llama a un voluntario para que le explique lo que ve. La primera vez que lo hizo, se sintió como si estuviese en un programa de juegos, eligiendo su premio. «¡Puedo ver lo que compran los otros! ¿Soy yo el único ansioso por saber qué hay en una tienda que ni siquiera puedo visitar?», dijo.

Por otro lado, Mauro Ugedo, un joven ciego de 14 años, también utiliza la aplicación para elegir miniaturas de sus vídeos de YouTube. Aquí me detengo y reflexiono: ¿cuántas veces hemos estado en la encrucijada de seleccionar una imagen y hemos tenido que enlistar la opinión de amigos? Ahora imagina tener el poder de preguntar a un desconocido sobre qué imagen llama más su atención, ¡es como tener un jurado a mano!

El dilema de la privacidad

Sin embargo, no todo el mundo tiene la misma comodidad al utilizar la aplicación. Alberto menciona su preocupación por la privacidad; al estar en su hogar, utiliza la app con cautela. Es un recordatorio de que, aunque los avances tecnológicos son impresionantes, a veces nos recuerdan las preocupaciones cotidianas que todos enfrentamos, como mantener la información personal a salvo. Y aquí es donde me detengo a pensar, ¿realmente podemos confiar plenamente en la tecnología? Ciertamente nos ha dado grandes sorpresas, a veces para bien, a veces… bueno, esa vez que mi asistente virtual decidió entender que le pedí pizza, cuando solo estaba preguntando por la hora.

Voluntarios: un acto de amor

Hablando de ‘Be my eyes’, no hay que subestimar el valor de los voluntarios. Lucía Machota, madre de un niño ciego de nacimiento, se unió a la aplicación hace años. Su primer llamado, el Día de la Madre, parece una escena sacada de una película. Ayudar a una persona invidente a clasificar su ropa para la lavadora, es una experiencia que muchos considerarían ordinaria, ¡y ella la vio como un regalo! Tal vez porque quería que su propio hijo también tenga acceso al tipo de ayuda que ella brinda.

Además, Lucía comparte cómo la emoción se apodera de ella cada vez que recibe una llamada. «Es mucho más que ayudar, es un acto de solidaridad», dice, y no puedo estar más de acuerdo. En estos tiempos donde a veces resultamos más desconfiados y centrados en nuestros problemas, estas iniciativas de conexión humana entre extraños son realmente un soplo de aire fresco. Pregunto yo, ¿no deberíamos todos aportar nuestro granito de arena en estas plataformas altruistas?

La crítica de la censura en ‘Be my eyes’

Uno de los aspectos más sorprendentes de esta aplicación es su segmentación en la manera en que presenta la información. Mauro se ha dado cuenta de que la app censura ciertas imágenes; si aparece algo que podría considerarse inapropiado, simplemente no lo narra. Es un tema que abre la puerta a una discusión importante sobre los límites del conocimiento. ¿Deberíamos tener un acceso total a la realidad, o hay información que preferiríamos seguir ignorando?

«La app debería ofrecer una visión más auténtica de lo que está sucediendo, sin censura», dice. Y no puedo evitar pensar que en esos momentos, muchas veces lo que realmente buscamos es que alguien nos cuente la historia de la vida en todo su esplendor, incluso las partes difíciles. Así como cuando decidí ver una serie nueva sin saber que incluía un drama familiar desgarrador. Tal vez no me gustó el programa, pero al menos me dio algo de qué hablar con mis amigos.

El valor de la inclusión

La experiencia de los voluntarios no solo habla de dar una mano, sino de romper barreras. Paco y Rubén, primos de Lucía, también han participado en la app, y sus relatos muestran lo gratificante que puede ser ayudar cuando más se necesita. ¿Te imaginas recibir una llamada donde se te pide que ayudes a un matrimonio ciego a hacerse una prueba de azúcar? ¡Eso lo convierte en el héroe del día! Al final del día, todos han encontrado un propósito y sentido en la comunicación a través de la aplicación, donde una simple llamada puede cambiar el rumbo de una persona y, a su vez, llevar a los ayudantes a reevaluar sus propias vidas.

Conclusión: el futuro de la tecnología social

En resumen, la aplicación ‘Be my eyes’ ha demostrado que la tecnología puede generar empatía y conexión en un mundo donde a menudo somos demasiado individualistas. Tal vez no siempre sepamos cómo ayudar, o quizás nos falte confianza en poder ser de utilidad, pero al final, todos podemos ser ojos para los que no pueden ver. Lo importante es reconocer que hay mucho que podemos hacer y que cada uno de nosotros puede ser protagonista en esta historia de solidaridad.

Así que la próxima vez que mires a tu alrededor, recuerda que la inclusión y la bondad están a un clic de distancia. Tal vez, solo tal vez, sea hora de que te unas a esta ola de cambio social. ¿Te animas? ¡Las oportunidades para ayudar están esperan!