La ciudad de Zaragoza está viviendo un momento de efervescencia cultural que gira en torno a uno de sus más ilustres hijos: Francisco de Goya. Desde la inauguración de la exposición «Goya, del museo al palacio» en la impresionante Aljafería, hasta la ambiciosa propuesta de crear múltiples espacios dedicados a su legado, hemos sido testigos de cómo el arte puede generar un gran revuelo en el seno de una comunidad. Pero, ¿realmente estamos entendiendo y valorando lo que Goya representa? En este artículo, exploraremos los entresijos de estas iniciativas, sus implicaciones culturales y sus posibles repercusiones en la identidad de Zaragoza.

La exposición en la Aljafería: un éxito rotundo y simbólico

Nada más poner un pie en la Aljafería, un palacio medieval que se erige como uno de los principales símbolos de la arquitectura islámica en Europa, uno no puede evitar sentirse transportado a otro tiempo. El contraste entre la historia del edificio y la obra de Goya, que abarca desde sus primeros años hasta su consagración, es fascinante. Imagínate recorriendo las mismas salas donde siglos atrás se discutían los destinos de reinos y países, y ahora bajo esas bóvedas contemplando 62 obras maestras, incluyendo 34 óleos y una serie de grabados que invitan a la reflexión.

Personalmente, al caminar por estos espacios llenos de historia, me acuerdo de la primera vez que vi un cuadro de Goya: un frío día de invierno en un museo donde, sinceramente, lo que más sentía era el frío en mis huesos. Recuerdo que me detuve enfrente de «El 3 de mayo de 1808» y, de repente, me olvidé del frío. Allí estaba Goya, burdo y brillante a la vez, capturando la esencia del sufrimiento humano. Esa conexión emocional es la que se busca reavivar en Zaragoza a través de esta exposición.

Una entrada con costo, pero con valor

La exposición en Aljafería tiene un pequeño costo de 7 euros, que se eleva a 9 si optas por un guía. Aunque algunas voces se alzan en contra de las tarifas, no se puede escapar de la realidad: la cultura también necesita recursos. Después de todo, ¿qué es un museo sin fondos? En mi viejo barrio, el centro cultural, que fue un bullicioso espacio de encuentros y talleres, tuvo que cerrar sus puertas por falta de apoyo financiero. ¿No preferimos invertir en el arte genuino que en la publicidad de un refresco?

Goya: ¿un héroe local o un tesoro nacional?

La ambición de Zaragoza por vincular a Goya con su identidad local está en su apogeo. La presidenta del Parlamento autonómico, Marta Fernández (Vox), ha sido una figura clave en este esfuerzo. Durante la inauguración de la exposición, se destacó su deseo de promover una imagen institucional. Sin embargo, siempre hay un «pero». La ironía de que el responsable de fomentar esta conexión en la Aljafería esté, de alguna manera, ignorando el legado musulmán del edificio dice mucho sobre el enfoque cultural que se está tomando.

Me acuerdo de un amigo que decía: “Si quieres saber en qué año estamos, basta con mirar a nuestros políticos”. Puedo ver cómo esta mezcla de visión y desencuentro cultural puede generar cierta confusión en el público. La intención de centrar la narrativa en Goya, en lugar de reconocer la compleja historia de la ciudad, puede hacer que la historia se presente de forma unidimensional.

La lucha por los espacios y los recursos

La ambición no se detiene en la Aljafería. Según se rumorea, Zaragoza podría tener tres o más museos dedicados a Goya junto a la plaza del Pilar para el bicentenario de su muerte en 2028. No hay duda de que la ciudad quiere exhibir su tesoro cultural. Pero, como todos sabemos, no todo lo que brilla es oro. La comunidad artística local ha expresado su preocupación por cómo se están gestionando los proyectos. Entre las críticas, se señala que la comunidad científica ha sido poco consultada, lo que podría conllevar una pérdida de rigor en la apreciación de la obra de Goya. ¿Estamos realmente listos para prescindir de la voz de quienes han estudiado su arte durante décadas?

Lo que es evidente es que esta inyección de recursos puede resultar benéfica. Siempre que se haga bien, por supuesto. En mi viaje a una reciente exposición sobre arte contemporáneo, me di cuenta de que el budget había terminado en una increíble estructura con luz led. Invertir en diseño es bueno, pero, ¿no deberían los artistas ser el centro de tal inversión?

La cultura como producto de consumo

A lo largo de esta serie de eventos, ha surgido una crítica sutil que no debe ser ignorada: la comercialización de la cultura. La creación de baños de masas basados en el espectáculo en lugar del contenido puede hacer que Goya, lejos de ser un referente artístico profundo, se convierta en un mero producto de consumo. El fenómeno de las “fiestas goyescas”, que incluyen pasacalles y espectáculos, si bien son atractivas para el turismo, están reduciendo la riqueza de la obra de Goya a una mera representación visual.

Un amigo una vez me dijo: “Ir a un museo es como ir a una iglesia, se siente sagrado, y transformar eso en un parque de atracciones parece un sacrilegio”. ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar por un puñado de euros y el aplauso del público? La búsqueda de la popularidad siempre puede llevar a la cultura a un terreno peligroso.

La historia de Goya en Zaragoza: un legado confuso

Goya nació en Fuendetodos, pero pasó gran parte de su vida en Zaragoza, donde la historia familiar se mezcla con la historia artística. Pero mientras exploramos sus raíces, encontramos que una gran parte de su legado arquitectónico y cultural ha ido desapareciendo. La ciudad ha tenido la fortuna de contar con un patrimonio rico, pero a menudo ha tomado decisiones que han dejado en el olvido la memoria de su artista más célebre.

Cuando visité por primera vez la Plaza de Salamero, un lugar donde una vez se alzaba la casa familiar de Goya, me di cuenta de que no hay nada que lo recuerde más allá de una pequeña placa que, por desgracia, se mantiene oculta en medio del bullicio. La falta de conocimiento y comprometida inversión en estructuras que podrían contar la historia de Goya preocupa a muchos. ¿Por qué cuando se realizan remodelaciones o nuevas construcciones nunca se hace un esfuerzo significativo para preservar lo que queda de estos espacios históricos?

Un futuro incierto: reflexiones finales

El futuro de la cultura en Zaragoza está lleno de promesas, pero también de desafíos. La exposición en la Aljafería y los proyectos en marcha para el bicentenario de Goya han despertado un interés renovado en el arte, pero también han generado malestar en la comunidad cultural. La pregunta que queda es: ¿hacia dónde nos dirigimos?

¿Es Goya solo una imagen en un cuadro, o es un reflejo de nuestras identidades culturales y sociales? Tal vez la respuesta no sea clara, y probablemente nunca lo sea. Pero lo que sí podemos hacer, como comunidad, es comprometerse con un enfoque que respete el legado de figuras como Goya y, al mismo tiempo, desafíe a nuevos horizontes que promuevan la cultura no solo como una atracción turística, sino como un elemento integral de nuestra identidad.

Quiero dejarte con una pregunta a la que vale la pena dedicar unos minutos: ¿qué aspectos de la cultura estás dispuesto a defender en tu propia ciudad? La cultura no es solo lo que vemos, sino también lo que sentimos, lo que discutimos, lo que respetamos. En este sentido, quizá lo más importante no sea cuántos museos abramos, sino qué historias elegimos contar y cómo las compartimos con nuestro presente.