En un mundo donde las redes sociales han dado voz a aquellos que antes carecían de ella, el silencio y la complicidad dejan de ser opciones viables. Recientemente, la cuenta de Instagram @denunciasgranada ha sacudido el panorama musical de España al exponer graves acusaciones de abuso y comportamientos machistas dirigidos a los hermanos Ayax y Prok, dos figuras prominentes en la música urbana. Pero más allá del escándalo, la respuesta (o falta de ella) de la industria musical invita a reflexionar sobre la responsabilidad social de los artistas y sus círculos cercanos.
El contexto de las denuncias y su repercusión
Permíteme comenzar con una pequeña anécdota personal: hace un par de años, asistí a un festival donde uno de estos hermanos estaba en la lista de artistas. Recuerdo que la multitud coreaba sus letras, mientras yo pensaba en cómo la música puede unir a las personas, pero también en cómo puede esconder comportamientos preocupantes. Si tan solo hubieran tenido un antídoto para el machismo, ¿no sería el mundo musical un lugar más seguro?
Las publicaciones de Cristina Fallarás destaparon un problema que muchos parece que preferirían ignorar. Las acusaciones de meses de abuso y agresiones sexuales no son temas menores. Habitualmente, en la música urbana, se da esa mezcla de ira, celebración y un poco de provocación. Pero, ¿hasta qué punto la provocación puede llevar a la justificación del abuso? La cancelación de conciertos y la ruptura de relaciones profesionales con la agencia Taste the Floor son pasos necesarios, pero aún queda mucho por hacer.
La cultura de la complicidad en la música
¿No les resulta extraño cómo, con frecuencia, las figuras públicas se convierten en intocables? La pregunta recurrente entre los que comentan estas situaciones es: ¿por qué el silencio se convierte en una respuesta tan común? Hablar de amigos en pasado, especialmente cuando se descubren comportamientos abusivos, resulta doloroso. Háganlo como yo: visualicen a un amigo que creen que es un buen tipo, pero que en el fondo ha demostrado que es más papista que el Papa, o en este caso, un claro ejemplo de la cultura de la complicidad.
Aquí es donde la cuestión se torna interesante. La solidaridad y la lealtad son virtudes hasta que se encuentran con la falta de ética. Irónicamente, el mundo del hip-hop y la música urbana, que han surgido como plataformas de expresión para muchos, también pueden convertirse en un refugio para la misoginia y el abuso. Al parecer, algunos artistas temen romper esa lealtad no escrita por miedo a perder su estatus.
Reflexiones sobre el silencio
Los testimonios de las víctimas revelan una triste verdad: el silencio no solo es cómodo para algunos; es perjudicial para muchos. Si bien no siempre es fácil hablar, si uno ha sido testigo de comportamientos inapropiados y decide callar, ¿qué dice eso de nosotros? Podrías pensar que deberíamos estar luchando por construir un ambiente más seguro, pero el miedo a las repercusiones puede ser paralizante. ¿Te suena familiar esta sensación?
Una reflexión más profunda puede ser necesaria aquí. Hablamos de cómo los hombres, en algún momento, pueden haber contribuido involuntariamente a una cultura de abuso, y sí, yo estoy en esa lista. A menudo, es fácil pensar que somos inocentes, pero, ¿cuántas veces hemos reído de un chiste inapropiado? A veces lo que parece ser un momento inofensivo puede estar alimentando el fuego del machismo. Puede sonar drástico, pero en el fondo, todos sabemos que un chiste es solo eso… hasta que no lo es.
Los roles de los artistas en la generación de cambios
Cuando los grandes nombres de la música emprenden una lucha contra las injusticias, tienen el poder de generar una ola de cambio. Sofía Vergara, por ejemplo, recientemente hizo olas en «El Hormiguero» y su postura ha servido para confrontar a figuras intocables. Sin embargo, ¿por qué su voz se escucha más que la de otros? Si no somos capaces de defender a las víctimas en nuestras conversaciones cotidianas, ¿podemos esperar que lo hagan aquellos que viven en la burbuja del estrellato?
Honestamente, siempre he creído que un artista no solo debe entretener, sino también asumir un rol como líder y guía. Cada vez que un artista se manifiesta contra el abuso, genera una reacción en cadena positiva en sus seguidores. Sin embargo, ¿qué sucede con aquellos que deciden permanecer en silencio? Aquí es donde me siento frustrado. Esas voces calladas no solo invalidan las experiencias de las víctimas, sino que perpetúan el ciclo de abuso. No obstante, es crucial entender que no todos están listos para hablar. Algunos están lidiando con sus propias batallas internas.
La industria musical y la responsabilidad colectiva
Como alguien que solía escribir sobre música, puedo atestiguar que la presión por mantener la imagen es enorme. Hay un lado oscuro en la industria musical que a menudo queda sepultado bajo el brillo de las luces y el ruido de los aplausos. Pero, ¿no deberíamos preguntarnos si, como comunidad, estamos haciendo lo suficiente? La voz colectiva de los artistas forma parte de la solución, y el silencio puede ser mortal.
Veamos esto desde otro ángulo: ¿qué tal si los festivales se convirtieran en plataformas de apoyo a las víctimas en lugar de solo espacios de entretenimiento? Imagine un lugar donde no solo cabe el rap y el reguetón, sino también la denuncia, la empatía y el cambio. Cuanto antes la industria reconozca su papel en el empoderamiento de las víctimas, más cerca estaremos de eliminar la cultura de la complicidad.
Conclusión: unidos por un cambio real
Hoy, al reflexionar sobre la situación actual, no puedo dejar de pensar en el poder de la música. Esta tiene la habilidad de unir, de comunicar y también de transformar. Pero, ¿qué tipo de transformación queremos ver? Si bien la denuncia de casos como los de Ayax y Prok es un paso positivo, no es suficiente. Necesitamos que cada persona, artista, fan y miembro de la industria asuma su responsabilidad.
Así que la próxima vez que te encuentres en un concierto, piensa en lo que realmente apoyas. Recuerda que la responsabilidad social no duerme. Y tú, ¿estás dispuesto a dar ese paso adelante por el cambio? Ahora más que nunca, el momento de actuar es aquí y ahora. La industria musical y sus protagonistas tienen el deber de renacer sobre bases más sólidas, donde el respeto y la equidad ocupen el lugar que siempre debieron tener. ✊
Claro que será un camino complicado, pero juntos, con empatía y coraje, podemos construir un ambiente donde la música no solo sea deleite, sino también una plataforma de justicia. ¡A por ello! 🎶