El conflicto entre Ucrania y Rusia ha hecho más ruido que la última película de acción de Hollywood, pero la realidad detrás de los titulares es más dura y trágica de lo que muchos podrían imaginar. A medida que nos acercamos a los dos años y siete meses de hostilidades, el desgaste humano y emocional se ha hecho profundamente palpable en ambos lados de la frontera. ¿Cómo se vive este conflicto en el día a día?
La monotonía del horror: una guerra sin fin
Podríamos pensar que, tras casi tres años de conflicto, ya estamos acostumbrados a las noticias que llegan desde Ucrania. Pero, seamos honestos: hay un abismo entre leer sobre una guerra y experimentar sus efectos día a día. Lo que claramente se ha convertido en una guerra cronificada se siente más como una telenovela desgastada que no deja de emitir episodios. La situación, lejos de de mejorar, se ha estancado en una especie de limbo bélico, donde los avances son tan escasos como encontrar un gimnasio en un festival de comida rápida.
Me pregunto, ¿qué podría hacer uno si, en medio del caos, todavía tuviera que buscar quiénes son sus amigos y quiénes son sus enemigos?
La ley de reclutamiento en Ucrania
Desde mayo de 2023, el gobierno ucraniano aprobó una ley que obliga a todos los hombres de entre 25 y 60 años a registrarse para potencialmente ser llamados a filas. Esto ha generado un ambiente de ansiedad y desesperación en muchos. De alguna manera, podríamos pensar en ello como una mezcla entre el registro para votar y el sorteo de lotería… pero sin el premio y con un alto riesgo de muerte.
Alex, un gerente de producto de 34 años en Kiev, proporciona una mirada reveladora sobre esta situación. Durante los últimos ocho meses, su hogar se ha convertido en su mundo. Las compras por internet son su única vía al exterior y la idea de salir es más aterradora que recibir una llamada de su ex. “Incluso cuando mi novia dio a luz a nuestra hija hace tres meses, no fui al hospital», dice. Su historia es un reflejo de la lucha de muchos hombres que prefieren el aislamiento a arriesgarse a ser reclutados.
Deserción: el camino de la resistencia
La decisión de no participar en la guerra no siempre es tomada a la ligera. Roman, un empresario de 33 años de Lviv, comparte su experiencia: “El 80% de mis amigos que fueron a luchar han muerto y no quiero unirme a ellos». Las deserciones del Ejército Ucraniano están en niveles más altos que nunca. Es casi increíble pensar que, en lugar de ir a la guerra, algunos hombres están convirtíéndose en expertos en la evasión del reclutamiento. ¿Acaso habrá un curso de “Cómo evitar ser reclutado 101”?
Aunque hay quienes cuentan con recursos financieros, como Roman, que paga unos 1.000 dólares al mes para recibir una exención, muchos simplemente no tienen esa opción. Sin embargo, el costo emocional de vivir en un estado de constante miedo y tensión es algo que no se puede comprar.
¿Y el apoyo a las fuerzas armadas?
Es curioso pensar que, a pesar de los sentimientos de rechazo hacia la guerra, hemos visto un aumento en el deseo de apoyar a las fuerzas armadas. Alex, por ejemplo, afirma que «recaudo dinero para nuestras fuerzas, pero no quiero matar a gente ni quiero morir». Esta disonancia entre apoyar a su país y el deseo de vivir en paz es algo que muchos inscritos en filas militar comparten. Es una lucha interna que puede resultar devastadora.
El eco de la fatiga: ¿cuánto durará esto?
Polonia ha identificado una realidad que resuena en el corazón de muchos: el cansancio de los ucranianos en el campo de batalla es enorme. Esta no es solo una guerra física; es un desgaste emocional que pasa factura. Es fácil mirar desde fuera y criticar las decisiones de los soldados o el gobierno, pero nadie se detiene a preguntarse cuánto pesa la carga en su mente y su alma.
Podemos utilizar el ejemplo de una carrera de maratón: los primeros kilómetros son emocionantes, pero, a medida que avanza la distancia, la fatiga y el dolor se intensifican. La guerra no es diferente.
Cambiando el enfoque
En lugar de enfocamos únicamente en las estadísticas de bajas y costos, ¿quizás deberíamos mirar en la dirección de las soluciones? Al igual que en una relación tóxica, puede llegar un momento en que se necesite un cambio radical. Lo que se necesita ahora es un verdadero enfoque en hambrientos de paz. Pero, ¿cómo?
Un llamado a la comunidad internacional
Mientras muchos observan desde la barrera, hay una oportunidad clara para que la comunidad internacional juegue un papel más activo. Ya sea a través de conversaciones pacíficas o mediación, el mundo tiene el poder y la responsabilidad de participar. Sin embargo, las decisiones políticas a menudo están dominadas por intereses egoístas y agendas ocultas.
Con la guerra cada vez más crónica, deberíamos preguntarnos: ¿qué impacto está teniendo esto en la próxima generación? Vivimos en un tiempo en el que los jóvenes ya no solo son espectadores; son los futuros líderes y creadores de cambio. Pero si continúan viendo cómo sus padres y amigos son arrastrados a un ciclo interminable de violencia, ¿qué tipo de mundo construirán?
Conclusiones de una guerra desgastante
La situación en Ucrania y Rusia es un recordatorio brutal de que la guerra no solo se mide en términos de territorio o economía, sino en la salud mental y emocional de un país. La determinación de la gente de evitar la guerra es tan fuerte como su deseo de proteger a sus seres queridos.
¿Es posible encontrar la paz cuando el eco del conflicto resuena en cada rincón de la vida cotidiana? En medio de las dificultades, hay historias de resiliencia, y eso es lo que debemos recordar. Las luchas de Alex, Roman y otros muchos nos muestran que, a pesar de la desesperación, la humanidad y el deseo de vivir en paz siempre encontrarán una fuga por donde escapar.
Así que, aunque la guerra entre Ucrania y Rusia se extienda, no debemos perder la esperanzadora capacidad humana de resistir y, eventualmente, reconstruir. La historia está lejos de concluir, y todavía hay tinta en el tintero.
Con esto, espero haber capturado no solo los aspectos duros del conflicto, sino también la resiliencia y la lucha de un pueblo que sigue buscando su camino en medio de la adversidad. ¿Qué piensas de esta compleja situación?