Desde que la Televisión Española (TVE) anunció la incorporación de David Broncano, el presentador y humorista gallego, no ha dejado de sonar el eco de las críticas en diversos ámbitos. De hecho, la esfera política y mediática, marcada por una fuerte carga ideológica, no ha perdido la oportunidad de apuntalar sus respectivas agendas. En esta vorágine de comentarios, me doy cuenta de que el entretenimiento al que estamos tan acostumbrados muchas veces se entrelaza de manera curiosa y compleja con la política. Así que, ¿dónde queda el humor? Y más importante aún, ¿quién realmente se beneficia de todo esto?
Un maratón de críticas y debates políticos
Desde el principio, figuras como Pablo Motos, Susanna Griso y Ana Rosa Quintana, entre otros, se han unido al coro de voces críticas ante el fichaje de Broncano. A menudo, me suelo preguntar si estas críticas son realmente por su estilo o por su reciente vinculación con lo que algunos llaman “la mano que mece la cuna” en la Moncloa. Es decir, el presidente Pedro Sánchez.
La situación es alarmante, como si estuviéramos en un juego de cartas, y todos los protagonistas sacan sus mejores estrategias para debilitar al oponente en este tablero político que se ha vuelto un tanto ridículo. Propongo que, en lugar de criticar el fichaje de Broncano, podríamos preguntarnos: ¿realmente está “hipotecando” TVE o, por el contrario, está trayendo una visión fresca a un panorama que se siente estancado?
Y aunque mi inclinación natural es hacia la comedia, no puedo evitar ver en esta situación un buen ejemplo del “yo critico lo que no entiendo”. En mi experiencia como blogger, he visto que la reacción a lo nuevo siempre es extrema, incluso en el ámbito del entretenimiento. Recuerdo una vez cuando decidí hacer un post sobre cómo los memes estaban transformando el humor en la red, y por un momento pensé que debería buscar un lugar donde esconderme por los comentarios. La lección es clara: ¡siempre habrá alguien que no esté de acuerdo!
Rivalidad entre cadenas: TVG vs. TVE
En este contexto, hemos tenido a Roberto Vilar, un habitual en la televisión gallega, realizando bromas sobre la situación. Vilar es un personaje icónico en TVG, que finalmente ha logrado posicionarse como el rey del prime time en Galicia. Pero, ¿qué hay detrás de esta rivalidad?
Vilar, quien ha hecho de la sátira y la comedia su sello personal, ha insinuado que el gobierno gallego está “recaudando” para pagarle a Broncano. ¡Esa es una buena forma de presentar la competencia! El sentido del humor se convierte en una herramienta política, igual que el fuego es utilizado en una barbacoa: si no se maneja adecuadamente, puede terminar descontrolándose.
La diferencia en la inversión para estos programas es notable: TVE ha destinado cerca de 14 millones de euros a su proyecto estrella, en comparación con TVG, que ha utilizado menos de 10 millones. Y aquí surge una pregunta interesante: ¿estamos hablando de calidad o de cantidad en la televisión pública? Mientras unos gastan cifras astronómicas, otros se las arreglan de manera más astuta, haciendo que la competencia no sólo sea un espectáculo, sino un verdadero juego de ajedrez.
La burbuja de la fama y el entretenimiento
A lo largo de los años, hemos visto a Vilar y su equipo convertir su programa en un escaparate de la cultura gallega, al igual que Broncano ha hecho con su “La Resistencia”. Sin embargo, la historia nos recuerda que no siempre el éxito se traduce en originalidad. Land Rober, el programa de televisión más exitoso de Vilar, ha pasado por sus altibajos. Es fascinante pensar en cómo el humor puede ser un reflejo de la sociedad y, al mismo tiempo, un espacio para la crítica social. La pregunta es: ¿cómo navegar eso sin caer en clichés?
Tomándose a sí mismo como el “Buenafuente gallego”, la ironía no se pierde en Vilar. Con diferentes secciones que recuerdan a otros formatos de televisión, como el “Hormiguero”, se hace evidente que el juego de los horarios y las audiencias no es solo para hacer reír, sino también para establecer conexiones.
La danza de los números y la audiencia
Con la llegada de Broncano y su formato que, según datos de audiencia, supera las cifras de Vilar casi por el doble, queda claro que la capacidad de un programa para atraer a la audiencia está ligada a mucho más que el presupuesto. ¿Es el carisma del presentador el nuevo rey en el juego de la televisión? A veces parece que el amor por tener un buen rato se impone a los números. Como en una primera cita, dónde la química vuelve a ser el protagonista y el dinero se convierte en un mero espectador.
En la guerra por las audiencias: ¿quién gana?
Si colocamos a Broncano y a Vilar en una especie de ring de boxeo, parece que la balanza se inclina hacia el primero. Con unos impresionantes 2.600.000 espectadores en todo el Estado, y considerando que lo que se espera de TVG, encabezada por Vilar, es una audiencia de aproximadamente 91.000, la competencia es notoria. Sin embargo, nunca debemos olvidar algo importante: la calidad de un programa va más allá de la cantidad de espectadores.
Lo que me lleva a reflexionar sobre mis propias experiencias en el mundo del contenido en línea. Tal vez no tenga millones de espectadores por cada artículo que escribo, pero el hecho de que algunas personas encuentren valor en lo que hago, me da más satisfacción que cualquier cifra. ¿No es eso lo más importante al final del día?
Reflexiones finales: el humor como arma política
Ya sea defendiendo el absurdo de una situación política o simplemente ofreciendo una risa en tiempos difíciles, el humor se ha convertido en una herramienta. En el caso de estos dos presentadores, David Broncano y Roberto Vilar, vemos cómo sus trayectorias han sido hijas de un entorno complejo en el que lo político y lo mediático chocan.
¿Y quién puede decidir finalmente qué es más valioso: la risa o el rigor? La respuesta es sencilla: ambos son necesarios. Como dice el refrán, “cada maestrillo tiene su librillo”. Al final del día, la televisión sirve no solo como entretenimiento, sino también como un espejo de la sociedad. Si tanto Broncano como Vilar logran que el público se detenga un segundo para reír o reflexionar, sin duda han cumplido su objetivo.
Así que, al igual que en un buen programa de humor, mientras haya risas y algunas críticas (o incluso bromas pesadas), siempre podremos encontrar un camino a través de la confusión política. En el fondo, todos deseamos un poco de luz y risa en medio de toda esta neblina mediática. ¿Eso no es suficiente para seguir conversando? O al menos, para pasar un buen rato. Y yo, mientras tanto, seguiré aquí, haciendo malabares con las palabras, al igual que Broncano, Vilar y todos aquellos con los que compartimos risas en este complicado juego llamado vida.