La reciente controversia en torno a la Federación Española de Pelota y la Euskadiko Euskal Pilota Federakuntza (EEPF) ha sacudido tanto el ámbito deportivo como el político en España. En una movida que ha dejado a muchos rascándose la cabeza y otros vitoreando, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha sido acusado de traicionar compromisos electorales y de ceder ante presiones políticas del PNV. Pero, ¿qué hay detrás de toda esta maraña? ¿Es el deporte un campo de batalla político más? Vamos a desentrañar esta historia y, por supuesto, a rastrear hasta sus últimas consecuencias.
Un presidente en la cuerda floja
El ex presidente de la Federación Española de Pelota, Julián García Angulo, no tiene pelos en la lengua. En una reciente entrevista, él afirmó algo que, sinceramente, a muchos nos resultó revelador: “Pedro Sánchez no tenía ningún derecho a ofrecer los deportes de Pelota y Surf al mundo nacionalista.” Es curioso pensar cómo un deporte puede llegar a ser un tema tan candente de debate político, ¿no?
Imagine esto: tú vas a una reunión familiar. Todos están discutiendo sobre qué tipo de pizza pedir y, de repente, alguien levanta la mano y dice que comprará sushi porque «es más moderno». En medio de la confusión, al final terminan malgastando la pizza. Algo similar parece haber sucedido con la FIPV y la inclusión de Euskadi como federación de pleno derecho.
La Asamblea de la discordia
La Asamblea General Ordinaria de la Federación Internacional de Pelota Vasca (FIPV) celebrada en Pamplona provocó un revuelo que ni el batir de raquetas pudo apaciguar. Mediante un proceso que García Angulo describió como una “encerrona”, la entrada de la EEPF fue finalmente aprobada. En términos simples, Euskadi tendrá la posibilidad de competir en torneos internacionales. Las reacciones fueron dispares; mientras que el PNV celebró lo que consideraron un “paso histórico”, otros lo vieron como una traición a la unidad nacional.
¿No te parece sorprendente que el deporte, un supuesto espacio de unidad, se convierta en un campo de batalla político? Recordando un poco mis años en la universidad, era común ver cómo el fútbol unía a las personas. Sin embargo, hoy parece que el empate es una opción ya no viable.
Una asamblea con sabor a rencor
El 11 de octubre, la Asamblea, que se suponía un espacio para la cooperación internacional en el deporte, se convirtió en un escenario digno de un drama de Shakespeare. Javier Trigo, exvicepresidente de la FIPV, dejó caer su crítica, calificando la experiencia como una “chapuza”. Según él, las reglas del juego no se siguieron, y eso, querido lector, es el tipo de cosas que ni en la mejor película de acción puedes permitir que suceda.
Se dice que en la vida hay que seguir las reglas. Un buen sencillo, pero parece que apropiarse de esas mismas reglas se volvió parte del juego. Los representantes de España y Cuba fueron excluidos; una jugada que creó desconcierto en el ámbito deportivo. La excusa fue más que discutible y suena a truco de magia: ¡abracadabra, y los votos desaparecen!
Gritos de indignación
La oportunidad de participación de España y Cuba fue echada a perder en este juego de ajedrez internacional. Al parecer, esta “jugada maestra” fue planificada con cuidado por parte de las federaciones presentes, como si fueran un equipo de fútbol aficionado en la final de un torneo infantil. Según las palabras de Trigo, “existían sobrados fundamentos jurídicos para anular los acuerdos adoptados”. Vaya, eso suena a que alguien debe lidiar con las repercusiones.
Desde luego, como en cualquier juego entre amigos, pasarse de la raya puede dejar a más de uno con mal sabor de boca. En este caso, el drama es aún más grande y las apuestas aún más altas.
La ley que lo cambió todo
Hablando de apuestas, la Ley del Deporte de 2022 es el verdadero protagonistas detrás de este movimiento. Con su aprobación, los deportes autonómicos ganaron un grado de autonomía en el ámbito internacional. Como si esto no fuese suficiente, la modificación permitió una serie de competencias para que las selecciones autonómicas pudiesen brillar en el escenario internacional.
¿Acaso estas leyes bien intencionadas no hacen más que abrir un campo fértil para nuevas rivalidades y conflictos? ¿No es irónico que la intención fuese unir y, en cambio, lo que se desató fue la división?
La reacción de las partes implicadas
La reacción del UPN no se hizo esperar. La palabra “cacicada” se convirtió en el centro de atención. ¿Es acaso el deporte un medio para la política? Lo que se supone debería ser un ambiente de competencia parece haberse puesto al servicio de agendas políticas.
Imanol Pradales, lehendakari de Euskadi, se reunió ante los medios para calmar las aguas: “La Pelota es un deporte que nació aquí”. Está claro que el liderazgo vasco se erige como defensor de la historia local, y ¿quién podría culparlos? Sin embargo, ¿realmente el origen de un deporte debería tener tanta repercusión política?
Reflexiones finales: El deporte como refugio
Entendiendo este tipo de disquisiciones sobre el deporte y la política, me pregunto: ¿Cómo es este mundo en el que los ciudadanos terminan siendo prisioneros de juegos ajenos?
Como amante del deporte, puedo afirmar que es un refugio, un espacio donde compartir risas y alegrías. Recordando mi experiencia de jugar fútbol con amigos, donde la discusión más acalorada era quién debía ser el portero. ¿No debería ser eso lo que define al deporte? La conexión y el compañerismo.
Al final del día, la pelota de la polémica está en el tejado del Gobierno. Pero una pregunta permanece: en todo este juego de pelota, ¿quién es verdaderamente el que pierde? ¿El deporte, la política o, en último caso, la gente a la que se supone debe representar?
La pelota, efectivamente, sigue avanzando, y lo que está claro es que la historia de la Pelota Vasca y su búsqueda de oficialidad está lejos de terminar. Mientras tanto, los aficionados y ciudadanos deberán estar atentos a las jugadas que vienen.
Y así es cómo este entramado de intereses y pasiones se entrelaza en torno a un tema que, a primera vista, podría parecer simple, pero que revela las complejidades del mundo en el que vivimos. ¿Qué opinas tú sobre esta polémica? ¡Te invito a compartir tus pensamientos!