El reciente episodio en València ha arrojado luz sobre un tema candente y a menudo incómodo: la transparencia en la gestión pública. La alcaldesa María José Catalá, tras su visita a pedanías afectadas por la DANA del pasado 29 de octubre, ha dejado un rastro de controversia que no podemos ignorar. Si hay algo que aprendí en la universidad (en mis días de estudiante más despreocupado que aplicado) es que la comunicación es clave. Pero, ¿realmente están todos los actores políticos en la misma página? Vamos a desglosar este panorama.

La tragedia y la respuesta local

Primero, pongámonos en contexto. La DANA que afectó a València no fue un evento menor: se cobró 223 vidas, de las cuales 17 se registraron en las mencionadas pedanías de Forn d’Alcedo, La Torre y Castellar-Oliveral. Imaginen el dolor de esas comunidades. Recuerdo una vez que un temporal similar impactó en mi localidad, y el sentimiento de pérdida y desamparo se siente profundo. La gente no solo se siente traicionada por las condiciones climáticas, sino también por la falta de respuesta adecuada por parte de aquellos que los representan.

María José Catalá, en un esfuerzo por regresar un poco de esperanza a estas áreas devastadas, anunció la construcción de un nuevo campo de fútbol en La Torre. La reacción de la asociación de vecinos fue rápida y crítica. Se preguntan, con razón: “¿Por qué no nos informaron antes?”.

La comunicación fallida de la alcaldesa

En mi opinión, nada es más frustrante que enterarse de un tema crucial a través de los medios de comunicación. Es como descubrir que tu amigo se va de vacaciones a un lugar increíble y no te invitó. Por eso, la insinuación de que Catalá no incluyó en su agenda pública esta visita es alarmante. ¿No es la transparencia un pilar fundamental de la democracia? Por lo que se ve, la respuesta de Sanjuan y el PSPV sugiere que, efectivamente, hay un problema.

¿Acaso mantenerse informado sobre las acciones de nuestros representantes no debería ser un derecho ciudadano? Pero aquí entramos en un gris donde la burocracia y la política parecen interponerse entre la ciudadanía y el ejercicio efectivo de la democracia.

La ley de transparencia y sus implicaciones

Según la Ley 1/2022 de Transparencia y Buen Gobierno de la Comunitat Valenciana, los funcionarios tienen la obligación de publicar sus actos y visitas. Es cuestión de responsabilidad pública. La falta de cumplimiento no solo afecta la confianza de los ciudadanos, sino que también puede conllevar consecuencias legales. Cuando escucho la palabra “ley”, me imagino a cómicos tratando de envolvernos en un monólogo complicado, como en un episodio de ‘The Office’, pero en serio, las leyes están ahí para ser respetadas.

La denuncia del PSPV no es trivial. La desatención a los requerimientos del Consell Valenciano de Transparencia puede abrir la puerta a un procedimiento sancionador. Imaginemos a un niño que no hace su tarea y, en lugar de recibir una reprimenda, termina recibiendo un premio. ¡Sería un caos!

El uso del gabinete de prensa del Ayuntamiento: un arma de doble filo

La cuestión se complica aún más con la llegada de las acusaciones sobre el uso partidista del gabinete de prensa del Ayuntamiento. La insinuación de que la comunicación está siendo utilizada para vagar por una agenda oculta solo añade combustible al fuego.

Carlos Mazón y María José Catalá, ambos de IU y PP respectivamente, parecen haber hallado el mismo guion: ocultar encuentros y reuniones con la esperanza de evitar enfrentamientos o, peor aún, preguntas incómodas. Recuerdo un par de ocasiones en que he querido vivir en la clandestinidad, pero al final, es mejor salir del escondite. La política debería ser un ejercicio de transparencia, no de evasión.

La cercanía con la ciudadanía y su importancia

La participación ciudadana está en el corazón de la democracia. No se trata solo de hacer anuncios; se trata de construir una relación sólida y constante con los ciudadanos, algo que parece estar perdiendo el rumbo bajo la administración de Catalá. Nos enteramos por la prensa, en lugar de ser convocados y escuchados. ¿No es más enriquecedor tener una conversación cara a cara, donde se puedan intercambiar ideas y preocupaciones?

Se trata de reconocer y validar el esfuerzo que cada vecino ha hecho para construir su comunidad. Pero, a veces siento que los políticos parecen más ocupados en las redes sociales que en las necesidades de sus constituyentes.

¿Qué nos depara el futuro?

Así las cosas, con esta situación surgiendo en València, no podemos evitar preguntarnos: ¿qué camino tomará la alcaldesa? La respuesta puede ser tan incierta como una película de Christopher Nolan, donde los giros argumentales a menudo dejan al espectador atónito. Para mejorar la relación con los ciudadanos y abordar la desconfianza actual, será crucial que Catalá tome medidas concretas hacia una comunicación más abierta y accesible.

Recuerdo que un buen amigo mío solía decir que «una conversación puede curar más que una medicina». Creo que es hora de que los líderes comiencen a hablar de nuevo con sus comunidades. La gente necesita sentirse conectada, informada y, sobre todo, incluida en el proceso.

Reflexiones finales sobre la transparencia en la política

En conclusión, mientras las imágenes de localidades devastadas por la DANA todavía están frescas en nuestras memorias, la reacción de las autoridades se convierte en un elemento crucial para el restablecimiento de la confianza pública. La situación actual en València es un recordatorio doloroso de la importancia del diálogo, la comunicación efectiva y el deber de rendir cuentas.

Como ciudadanos, necesitamos exigir más de nuestros representantes. Desear que actúen no es suficiente. Ganar el derecho a ser escuchados y visibilizados debe ser nuestra misión. Porque, al final del día, todos somos parte de esta comunidad, y juntos debemos trabajar para un futuro más transparente, responsable y unido.

¿Qué piensan ustedes, amigos? ¿Han sentido alguna vez que se encuentran en la periferia de una decisión que afecta a su comunidad? La historia de València nos recuerda que a veces, la mejor forma de avanzar es dejando de lado los matices políticos y enfocándonos en lo que realmente importa: la comunicación honesta y abierta. ¡Así que hablemos de ello!