En el vasto y, a veces, caótico universo de las redes sociales, las líneas que separan la creatividad de la irresponsabilidad se desdibujan con facilidad. Uno de los últimos episodios que ha sacudido la esfera de la influencia digital es la condena de la famosa influencer portuguesa Joana Mascarenhas, quien ha sido sentenciada a dos años y seis meses de prisión por un delito de violencia doméstica. Su caso ha encendido un candente debate sobre el uso de métodos de crianza poco convencionales y, por supuesto, sobre la responsabilidad que tienen las figuras públicas en la promoción de prácticas que pueden ser perjudiciales.

En un gesto que ha dejado a muchos boquiabiertos (y, también, con una mueca de incredulidad), Mascarenhas compartió en un video su técnica para lidiar con las rabietas de su hija de tres años: sumergirla en agua fría. A pesar de la naturaleza controvertida de sus acciones, la influencer afirmaba que se trataba de «la forma más eficaz de calmarla».18

Pero, ¿hasta dónde llega la libertad de expresión en las plataformas digitales? ¿Es el contenido presentado por influencers una forma válida de educación o es, en cambio, un peligroso malentendido sobre la crianza? Vamos a profundizar en esta polémica.

La sentencia y sus implicaciones legales

El Tribunal Penal Local de Lisboa no se tomó a la ligera la situación. La influencer no solo fue condenada a una pena de prisión con ejecución en suspenso, sino que también deberá cumplir con un plan de reinserción y pagar una indemnización de 1.000 euros a su hija. Por si fuera poco, la Fiscalía no dudó en calificar el método utilizado por Mascarenhas como «humillante» e «indigno».

Aquí hay algo muy importante que mencionar: muchas veces, los métodos de crianza se pueden ver empañados por la falta de información y la presión social. La presión de ser «la madre perfecta» puede llevar a algunas personas a adoptar enfoques extremos, convencidas de que están haciendo lo correcto. Pero, ¿dónde trazamos la línea entre el amor y la desesperación?

Un vistazo a la crianza moderna

En una época donde las redes sociales predominan, hay un claro cambio en la manera en que se aborda la crianza de los hijos. Se ha popularizado una especie de «maternidad influencer», donde algunas mamás se sienten presionadas a mostrar un ideal inalcanzable de maternidad en sus plataformas. Y así como la influencer Joana, muchas comentan sus métodos, desde lo más convencional hasta lo más exótico.

Personalmente, recuerdo el día que una compañera de trabajo me habló sobre su “método de crianza respetuosa”. Me quedé casi paralizado al escuchar cómo había transformado completamente su hogar en un mini refugio zen. Una vez le pregunté cómo hacía para lidiar con las rabietas de su hijo, a lo cual me respondió: “simplemente respiro hondo y lo abrazo”. En ese instante pensé, ¿es esto realmente efectivo? Un abrazo ante un berrinche puede sonar más atractivo que sumergir a tu hijo en agua fría, ¿verdad? Pero cada hogar es un mundo, y las cosas nunca son tan simples.

La influencia en la crianza: un arma de doble filo

Uno de los aspectos más preocupantes de la condena de Joana Mascarenhas es la influencia que estas figuras públicas pueden ejercer sobre sus seguidores. La proyección de un estilo de crianza a través de una pantalla puede sembrar la semilla de la duda en otros padres sobre sus propias decisiones. Todos hemos visto esas publicaciones ideales sobre la crianza respetuosa, donde cada niño es un pequeño guru de la espiritualidad moderna. ¿Y qué hay de la clásica rabieta en el supermercado, cuando decides que ya has tenido suficiente y comienzas a buscar una salida que combine la cordura con una pizca de creatividad?

Un tuit reciente decía: «La maternidad está sobrevalorada. ¿Alguien más siente que a veces solo estamos tratando de sobrevivir?» Y definitivamente, hay un trasfondo de verdad en ese mensaje. La presión por seguir el “manual perfecto de crianza” es auténtica y real. Lo que Mascarenhas no entendió es que la violencia, ya sea física o psicológica, nunca debería ser aceptada como una opción.

El papel de las redes sociales en la perpetuación de la violencia

A medida que la noticia de la condena de Mascarenhas se diseminó como un reguero de pólvora en las redes, también reveló una gran verdad sobre la cultura de las redes sociales: algunos practicantes de la crianza extrema buscan validación dentro de su círculo social en línea. El fin del video de la influencer no fue otro que hacer alarde de una técnica que, a sus ojos, parecía efectiva. Sin embargo, lo que realmente hizo fue normalizar un comportamiento violento.

¿Y si te dijera que muchos de los consejos que encontramos en línea sobre crianza no solo son cuestionables, sino que además pueden ser dañinos? Para algunos, un like puede ser suficiente para convencerlos de que lo que están haciendo está bien. La desinformación puede difuminar la línea entre lo que se presenta en la pantalla y lo que es seguro y correcto. Es esencial recordar que hay un potente efecto de copia en el comportamiento de padres e hijos, especialmente durante esos años formativos.

Reflexionando sobre el papel de los influencers

Los influencers tienen una poderosa herramienta a su disposición: la posibilidad de conectarse profundamente con su audiencia. ¿Cuántas veces hemos tomado decisiones basadas en las recomendaciones de alguien a quien seguimos? Sin embargo, esa misma influencia puede ser el origen de decisiones erróneas. La responsabilidad recae en aquellos que tienen el poder de dar voz a una cultura.

Desde una perspectiva más amplia, como sociedad, debemos hacernos preguntas difíciles. ¿Hasta qué punto permitimos que otros definan lo que es correcto en la crianza y en nuestras vidas? ¿Y cómo podemos educar a las generaciones futuras para que no sigan el ejemplo de aquellos que eligen el camino de la violencia?

La prevención de la violencia en la crianza

Después de todo este revuelo, es lógico preguntarse: ¿qué podemos hacer para prevenir que ocurran situaciones similares en el futuro? Aquí te dejo algunas sugerencias que podrían guiar la discusión:

  1. Educar sobre la crianza positiva: Es fundamental que los padres tengan acceso a recursos sobre métodos de crianza positiva, que promuevan el respeto mutuo y la empatía.

  2. Fomentar el diálogo abierto: Las redes sociales deben ser un lugar donde se hable de crianza y salud mental. La comunidad debe animar a los padres a compartir sus luchas sin temor a ser juzgados.

  3. Promover la responsabilidad de los influencers: Las figuras públicas tienen el deber ético de hablar conscientemente sobre la crianza. Quizás se podría implantar un código de conducta que rija los contenidos relacionados con la crianza.

La responsabilidad de los padres en la era digital

Ante casos como el de Joana Mascarenhas, es esencial recordar que, como padres, somos responsables de nuestras decisiones. Es decepcionante que la busca de validación social pueda llevar a métodos de crianza destructivos. La crianza nunca será un camino perfecto, pero ser conscientes de nuestras acciones y de su impacto es el primer paso hacia un cambio positivo.

Reflexiones finales

Los tiempos han cambiado, y la crianza ha llegado a ser un tema tanto de amor como de ira, y también de responsabilidad compartida. ¿Podría ser que nuestros hijos heredan no solo nuestro amor sino también nuestras decisiones erradas? La historia de Joana Mascarenhas no solo nos muestra la vulnerabilidad de los influencers, sino que sirve como un recordatorio sobre la importancia de la crianza con empatía.

Al fin del día, la crianza es el reflejo de nuestras propias experiencias, nuestros sentimientos y nuestra búsqueda de ser mejores. A veces, podemos errar en el camino, pero es esencial reconocer nuestras fallas y aprender de ellas. Después de todo, ¿quién craneó la idea de que ser padre o madre era fácil?