La tecnología avanza a pasos agigantados, y con ella, los métodos para disfrutar del deporte rey, el fútbol. Sin embargo, esta evolución también ha traído consigo una campaña polémica liderada por LaLiga, que busca erradicar las emisiones ilegales de partidos a través de IPTV y card sharing. Si eres amante del fútbol, seguramente has escuchado o incluso has vivido en carne propia el caos que se ha desatado. ¿Realmente se trata de una lucha por proteger el contenido o estamos ante un ataque a nuestra libertad en internet?
Un poco de contexto: la guerra contra la IPTV y el cardsharing
LaLiga, en su afán de luchar contra la piratería, ha tomado medidas cada vez más severas, como si se tratara de una especie de superhéroe digital. Según un artículo de Javier Pastor, un juzgado de Barcelona ordenó el bloqueo de dominios relacionados con varios proveedores de IPTV y card sharing en 2021. Vamos, que en lugar de luchar contra villanos, parece que están poniendo en la mira a unos pobres usuarios que solo quieren ver el partido de su equipo.
A menudo me detengo a pensar si esos magistrados no se sienten un poco como los protagonistas de una película de acción, sentados en sus escritorios, observando cómo se despliegan sus comandos por el ciberespacio. Pero, ¿cuál es el costo de estas campañas? La respuesta corta es que los costos se están trasladando a nosotros, los usuarios comunes.
Los bloqueos semanales: ¿la solución o un problema más?
En agosto de 2022, LaLiga se apuntó una nueva victoria: se le otorgó el poder de bloquear semanalmente el acceso a dominios que facilitan la piratería. Como si de un juego de “Whack-a-Mole” se tratara, se van cerrando páginas a medida que aparecen nuevas. Pero, ¿dónde nos deja esto?
Imagina que te encanta ver fútbol y, de repente, tu proveedor de internet bloquea la página de tu deporte favorito. ¿Te suena? La mayoría de nosotros solo queremos ver el partido del domingo y no la novela de la lucha por cumplir con las exigencias de LaLiga.
Anécdota personal
Recuerdo una vez que estaba en casa, ansioso por el partido decisivo. Tenía todo listo: las palomitas, la bebida, y hasta la camiseta de mi equipo. Pero cuando fui a conectarme, ¡puff! Me encontré con una página bloqueada. ¡El desasosiego fue real! Intenté varias soluciones ingeniosas, como cambiar de DNS y resetear mi router, pero nada funcionó. Fue un momento digno de una comedia de enredos.
El largo brazo de LaLiga: intentando rastrear usuarios
En marzo de 2024, LaLiga hizo un anuncio aún más preocupante: buscaba rastrear las direcciones IP de los usuarios que consumían contenido de forma ilegal. Esto suena un poco a ciencia ficción, y yo me lo imagino como si estuvieran jugando a “dónde está Wally”, pero con nuestras IPs. La diferencia es que, mientras Wally se escondía en una multitud amigable, nuestras direcciones IP son el centro del descontento.
La sensación es de tristeza. LaLiga afirma que busca proteger sus derechos, pero ¿hasta qué punto es aceptable perseguir a aquellos que solo buscan disfrutar de un partido de fútbol? Es evidente que estamos ante un dilema moral.
¿La Deep Web del fútbol? El intento de bloquear Telegram
¡Y como si eso no fuera suficiente! En ese mismo marzo, la Audiencia Nacional sugirió un bloqueo —nada menos— que de Telegram, a raíz de la proliferación de contenido pirata. Aquí, la situación se pone aún más absurda. ¿De verdad? ¿Estamos hablando de bloquear una de las plataformas de mensajería más utilizadas del mundo por culpa de unos pocos que comparten contenido ilegal?
Imagina que, en lugar de zambullirte en un hilo divertido sobre el último partido de tu equipo, el mensaje que recibes sea: “Lo siento, no puedes acceder a Telegram porque hay una conspiración entre LaLiga y unos hackers en la sombra”. A veces, siento que estamos viviendo un episodio de una serie distópica.
¿Es posible el equilibrio entre legalidad y libertad?
LaLiga ha intentado establecer un bloque dinámico en sus esfuerzos por controlar la piratería, permitiendo que se bloqueen URLs y direcciones IP sin necesidad de un consentimiento previo del juzgado. Esto puede sonar eficiente, pero a la larga, solo crea un efecto dominó de bloqueos indiscriminados que afecta a usuarios legítimos. Es como un policía que decide arrestar a todos los jóvenes en un parque, porque dos de ellos estaban haciendo algo ilegal. ¿Es esto justo?
Según expertos en derecho, estas acciones contradicen el principio de proporcionalidad. ¿No deberían buscarse métodos menos autoritarios para erradicar la piratería sin ahogar la libertad de expresión?
Las IPTV: ¿amenaza o solución?
La empresa Newplay, considerada una IPTV legítima, tiene una función similar a la de un reproductor VLC. Así es, en un mundo donde las aplicaciones de streaming están a la orden del día, una IPTV puede ser simplemente una herramienta para acceder a contenido, pero LaLiga ha decidido que es parte del problema.
Así como un buen guiso necesita varios ingredientes, el fútbol y sus formas de acceder al contenido son complejos. Es similar a cuando uno va a un restaurante y ve platos que son más o menos un “fusion” entre lo tradicional y lo moderno. Pero al parecer, LaLiga solo ve el lado oscuro de la situación.
Reflexionando sobre las consecuencias: ¿deberíamos preocuparnos?
¿Realmente estamos a merced de un selecto grupo que decide sobre nuestras libertades? A muchos nos preocupa que estas intervenciones se vuelvan cada vez más invasivas. Es como si un niño pequeño que juega a fortaleza decide que su caja de cartón es, de hecho, un castillo, y tú no puedes entrar porque lo dice él.
Una ley de enjuiciamiento criminal recogía mecanismos que permiten bloquear provisionalmente servicios que ofrecen contenidos no legales. Sin embargo, al final, lo que sucede es que el mismo sistema que debería protegernos parece estar causando más rabia que alivio.
La lucha contra el descontrol en Internet
Uno de los aspectos más ridículos de todo esto es el papel que juegan empresas como Cloudflare, a quienes LaLiga ha acusado de colaborar con la piratería. Después de todo, Cloudflare protege muchos servicios legítimos, pero su tecnología de privacidad hace que bloquear IPs compartidas sea como intentar encontrar una aguja en un pajar. Desde su punto de vista, ellos están protegiendo a sus clientes, incluidos los servicios legítimos que podrían verse atrapados en este despilfarrador efecto de bola de nieve.
Y, para sumar más presión a la situación, usuarios de Movistar se han quejado de bloqueos indiscriminados que les impiden acceder a numerosos sitios. A veces me pregunto cuántos de esos usuarios pisoteados solo querían ver el último gol en un domingo aburrido.
Una mirada hacia el futuro: ¿cuál es el camino?
Las tecnologías avanzan, las plataformas cambian, y lo que hoy es la lucha estrella de LaLiga puede que mañana sea un problema completamente diferente. No obstante, es crucial que todos estemos atentos. Al final del día, todos buscamos disfrutar de la belleza del fútbol y, como comunidad, debemos encontrar un camino que respete tanto los derechos de los creadores como nuestra libertad de acceder al contenido de forma justa.
Así que aquí estamos, ¿no? Convertidos en testigos y, tal vez, en víctimas de una guerra que parece no tener un final claro. Tendremos que esperar y ver cómo evoluciona. ¿Quizás deberíamos unirnos para ver el próximo partido juntos, eso sí, sin violar ninguna ley? Al fin y al cabo, el fútbol une y los problemas, aunque serios, también pueden ser resueltos con una buena conversación y, por qué no, algo de humor.
Y tú, ¿qué opinas sobre la guerra de LaLiga contra la piratería? ¿Crees que están yendo demasiado lejos o que es necesario para proteger el contenido? ¡Déjame tu opinión en los comentarios!