La llegada de un hijo: esa mezcla de euforia, agotamiento y un toque de caos familiar. Aquellos que han experimentado la paternidad o la maternidad lo entienden perfectamente. Pero, más allá del amor incondicional y las noches en vela, una pregunta persiste: ¿están los permisos de paternidad en Europa adecuadamente diseñados para apoyar a las familias en esta etapa tan crucial de sus vidas? Con experiencias de España, Italia, Suecia y otros países europeos, la situación parece más compleja de lo que parece a simple vista.

Paternidad en España: Un modelo simétrico

En el caluroso corazón de Valencia, Pau, un profesor de 32 años, comparte con nosotros la travesía de su primer año de paternidad con su hijo. «Desayuno, juego, siesta, repite», bromea mientras recuerda la rutina. Lo diferente en su historia es que él y su mujer decidieron alternar las bajas por maternidad y paternidad, buscando proporcionar al pequeño unos cuidados constantes. En sus palabras, «En lugar de compartir el tiempo, queríamos que siempre estuviese con nosotros», lo cual resuena con las inquietudes de muchos padres modernos.

Contrasta esta experiencia con la de Alejandro, un zaragozano que ahora reside en Milán. A nivel personal, Alejandro enfrentó un reto: tuvo que regresar al trabajo unas horas después de que su hija Ambra naciera. La ley italiana le otorgaba solo dos semanas de permiso, y, aunque había opciones de complementarlo, el escaso 30% de salario le hizo dudar. «Confía en que estarán bien, pero el corazón no para de preguntarse, ¿estoy haciendo lo correcto?», comparte.

La desigualdad en las políticas de permiso de paternidad es abismal en comparación con España, donde la baja se sitúa en 16 semanas con un 100% de remuneración. Aquí, tanto padres como madres cuentan con el mismo tiempo, y lo más interesante es que no puede ser transferido. Es decir, o lo coges o lo pierdes. Este modelo simétrico busca cambiar roles de género prolongados y es visto como uno de los más progresivos de Europa.

Paternidad en Suecia: una generosidad desigual

Suecia, el faro de la igualdad de género, sorprende con su generoso permiso parental: 480 días que ambos padres pueden repartirse. Suena idílico, ¿verdad? Sin embargo, la realidad muestra que este sistema a menudo deja en la sombra a los hombres. Según datos recientes, solo el 31% de los días son disfrutados por los padres, en comparación con el 69% que disfrutan las madres.

Robyn, un padre sueco, se rinde ante su experiencia con su hijo Elton. Tras escuchar a su esposa tomar once meses de baja, él optó por tres. «La mejor parte era ir al parque y ver cómo disfrutaba de los columpios», recuerda. Pero el dilema de las reconversiones laborales y el equilibrio familia-trabajo es palpable: “No creo que mi empresa hubiera estado contenta si tomara más tiempo”, confiesa.

Linda Haas, profesora emérita, añade que esta situación refleja resistencias culturales y laborales. La idea del “trabajador ideal” sigue impregnando muchas empresas. “Es difícil salir antes a cuidar a los niños, pues se teme ser etiquetado”, explica.

Paternidad en el Reino Unido: la angustia de un permiso escaso

Por otro lado, al otro lado del Canal de la Mancha, el panorama en el Reino Unido es desolador. Con solo dos semanas de baja pagada a 220 euros, muchos padres se sienten casi obligados a elegir entre diversas responsabilidades. Ante esta situación, un grupo llamado The Dad Shift ha tomado la delantera en la lucha por permisos de paternidad dignos. “Queremos permisos sustanciales y que nos los podamos permitir”, clama Alex Lloyd Hunter, cofundador del grupo mientras observa las estatuas de Londres con muñecos de bebés, buscando generar consciencia sobre la necesidad de un cambio significativo.

Los estudios indican que solo un 5% de las parejas utilizan el permiso parental existente, lo que es alarmante. “La evidencia de otros países muestra que asignar bajas a los padres no solo es necesario, es crucial”, insiste Hunter.

La inquietante elección en Grecia y Rumanía

En Grecia, los padres tienen derecho a 14 días de permiso, contrastando con las 17 semanas que se permiten a las madres. La situación no mejora con los permisos parentales, que no son remunerados en su totalidad. Stella Kasdagli de Women On Top revela que el 47% de los padres griegos no han utilizado ningún tipo de permiso porque la cultura continúa estigmatizando al padre que decide cuidar a su hijo, reforzando estereotipos de género.

Mientras tanto en Rumanía, los padres pueden quedarse hasta dos años cuidando de sus hijos con un 85% del salario. Sin embargo, las estadísticas muestran que son las madres quienes en su mayoría utilizan este permiso, cuestionándose los estándares culturales existentes.

Lecciones de la diferencia intergeneracional en Austria y República Checa

Un vistazo a Austria revela que el 82% de los padres no coge más de seis meses de baja, reflejando la resistencia empresarial y la crítica internalización de roles de género. En contraste, en República Checa, a pesar de un sistema prometedor, un 79% de los permisos parentales se destinan a las mujeres, atrapadas en roles tradicionalmente femeninos.

Desde una perspectiva crítica, se pueden ver patrones similares en muchos de estos países. A medida que se recogen datos de la fluidez de las políticas e historias personales, se vuelve evidente que muchos hombres enfrentan barreras tanto económicas como culturales para poder participar plenamente en la crianza de sus hijos.

La importancia de equilibrar lo laboral y lo personal

¿Es solitario ser papá en este contexto? Posiblemente. Al dar una mirada más cercana a las diversas naciones que han abordado este tema, la complejidad de la paternidad va más allá de las políticas formales. En cada historia, hay un rostro humano que revela anhelos, temores y expectativas fallidas. Desde aquellos que lloran la falta de tiempo con sus hijos hasta quienes luchan por encontrar un equilibrio adecuado entre la paternidad y su carrera, la necesidad de avanzar hacia un futuro más equitativo es clara.

“Hacen falta instrumentos que obliguen a los padres a hacerse cargo de la crianza”, sostiene Lidia Farré, del Instituto de Análisis Económico. Una idea preocupante pero que, en última instancia, podría cambiar para siempre el paisaje social.

Reflexionando sobre el futuro: ¿qué viene después?

En medio de este laberinto de normas, decisiones y políticas, lo que queda en claro es que la paternidad en sí misma se está redefiniendo. En un mundo que evoluciona, no podemos esperar que las cosas queden igual. A medida que más padres buscan un equilibrio más adecuado entre su vida laboral y familiar, la presión acumulada podría eventualmente forzar a las políticas a adaptarse.

Así que ahora toca reflexionar. ¿Estamos listos para abordar el cambio? ¿Qué papel debemos desempeñar todos, ya sea como padres, empleadores o ciudadanos, para lograr que nuestras sociedades sean más inclusivas y solidarias con las familias? La respuesta está en nuestras manos.

Y tú, querido lector, ¿dónde te situarías en este rompecabezas de permisos de paternidad? ¿Te gustaría poder tener más tiempo con tus pequeños? ¿O alguna vez te has sentido limitado por convencionalismos culturales en tu rol como padre? La conversación está abierta, así que no dudes en dejar tus comentarios y experiencias. La paternidad es una aventura que se vive mejor en compañía.