¡Hola, cinéfilos y amantes del buen cine! Hoy nos sumergimos en el intrigante universo de Heretic, la última película de Scott Beck y Bryan Woods, un filme que ha desatado una ola de opiniones y reflexiones sobre la religión, el miedo y, sí, hasta el tamaño de los preservativos. ¿Qué? ¿No lo habías visto venir? Pero espera, que la cosa se pone buena.

El dilema de la fe y la comedia

En esta peculiar película, Hugh Grant devuelve una vez más una actuación tan peculiar como débilmente concordante, donde su papel desafía nuestras creencias sobre la religión y, paradójicamente, nos hace reír. ¿Quién hubiera pensado que el rompecorazones británico se convertiría en un maestro del horror reflexivo? ¡La vida es una caja de sorpresas!

Ya desde el principio, nos encontramos con dos jóvenes mormonas, que además de ser misioneras, discuten sobre su fe como si estuviesen en una charla sobre moda en un festival de música. ¡Hombre! Ciertamente no es lo que esperas cuando piensas en un diálogo religioso. Pero la película rápidamente se convierte en una exploración de la fe, la duda y, lo más inquietante de todo, el control.

La comedia como un reflejo de la realidad

¿Sabías que las creencias religiosas pueden ser una especie de estrategia de marketing? Heretic se adentra en esta intrigante analogía cuando nos muestra que la religión puede funcionar de manera similar a la publicidad de un producto. Al final del día, todos queremos sentir algo, ¿verdad? Ese fin de semana estaba en una reunión con amigos y uno de ellos argumentó que, al igual que la fe, las marcas también manipulan nuestras emociones. ¿Te suena familiar?

Hugh Grant interpreta a un personaje que juega con esta idea, mostrando cómo las religiones son simplemente «iteraciones» unas de otras. De hecho, la película no evita darle un giro divertido, al comparar, por ejemplo, las distintas palas de fe al marketing de los juguetes en Navidad. ¿Quién no ha sentido la presión de elegir el «juguete de moda» en lugar de lo que realmente quiere? De la misma manera, el dogma puede ser más un producto que un verdadero camino a seguir.

Hablemos de los condones

No puedo evitarlo, debo abordar este tema. La escena en la que nuestras mormonas discuten acerca de los tamaños de preservativos es simplemente brillante. ¿Es que acaso los llamados XXL son un truco de marketing? ¿O hay algo más profundo detrás de esa conversación? Me recuerda a la última vez que compré una camisa en la que ponía «talla única»; 8 horas después, estaba luchando por quitarme la prenda. A veces, las apariencias pueden ser engañosas.

Este momento cómico en Heretic pone de relieve el hecho de que la confianza y la inseguridad están ligadas muy de cerca con nuestras experiencias de vida. Las mormonas, al plantear estas preguntas sobre los preservativos, inician un viaje de descubrimiento no solo acerca de la fe, sino también sobre lo que significa realmente «creer» en algo.

El terror como un mecanismo de control

Pero aquí no todo es risas y diversión. Heretic se vuelve un tanto más oscuro cuando nos fantasea con la idea de que el miedo puede ser una herramienta poderosa utilizada por las instituciones religiosas para mantener a la gente bajo control. ¡Cuidado! El maestro de ceremonias, interpretado por Grant, parece ser la encarnación misma de esa idea, y no es acongojante en el sentido de asustarte con un susto repentino, sino que te lleva a cuestionarte más allá de lo superficial.

Recuerdo una vez que me fui de campamento y un amigo nos contó historias de miedo a la luz de la hoguera. Todos estábamos tan absorbidos en el terror que no nos dimos cuenta de que la noche se había tornadon más oscura de lo que esperábamos. La atmósfera era tal que comenzamos a cuestionar todo, desde si realmente había un monstruo en el bosque hasta si nuestras decisiones eran las correctas. Algo similar ocurre en Heretic, donde el terror está tan intrínsecamente unido al control y la manipulación de nuestras mentes.

Una fábula moderna del desconcierto

La narrativa de Heretic es a la vez simple pero abarrotada de conceptos complejos. Este es un filme que, a pesar de sus tropiezos en el tercer acto y unas cuantas referencias confusas, nos reta a pensar. La película no está diseñada solo para asustarnos, aunque lo hace; también busca hacernos reflexionar, a través de sus personajes y de la ironía de sus diálogos, sobre nuestra percepción de la religión y el poder.

El hecho de que la trama gire en torno a una «ratonera» existencial en la que los personajes deben elegir entre «Fe» e «Incredulidad» redefine lo que significa tener fe. Pero, ¿realmente necesitamos ser «capturados» en esos términos? ¿No está eso más cerca de una máquina de marketing que de una verdadera búsqueda espiritual?

La hermosa disfunción del final

Es fácil criticar las fallas de una película, sí, pero hay belleza incluso en su pérdida de rumbo. Al final, aunque el tercer acto podría sentirse apresurado y convencional, el viaje sigue siendo lo que importa. Los creadores de Heretic nos muestran que el camino hacia la verdad podría incluir tanto risas como lágrimas, y que a veces el miedo puede ser nuestro más grande educador.

Así que aquí estoy, sentado frente a mi computadora, preguntándome: ¿realmente nuestras convicciones son auténticas, o simplemente respondemos a lo que nos han vendido? ¿Te has preguntado alguna vez por qué crees lo que crees? La magia de Heretic radica en dejarnos esas preguntas en la cabeza, y a menudo encontrando las respuestas en un espejo deformado.

Conclusión: Humor, miedo y reflexión

A medida que salimos de Heretic, es fácil dejarse llevar por el humor y el suspense. Sin embargo, lo verdaderamente poderoso de esta película es su manera ingeniosa de abordar temas tan serios como la fe y el miedo, todo mientras nos mantiene en suspenso y riéndonos. ¿Quién dice que no se puede aprender mientras nos reímos?

Así que la próxima vez que pienses en la religión, recuerda: a veces puede ser solo una estrategia de marketing. Quizás, solo quizás, deberíamos tomar nuestras decisiones con un poco más de escepticismo. O igual hay que pedir eliminar las imágenes de las máquinas expendedoras de preservativos y reemplazarlas por un video de Hugh Grant hablando de Eclesiastés. ¿Te has imaginado eso? ¡El encuentro cinematográfico del milenio!

Para los que se quedan, mi recomendación es que vean esta película con un amigo, y si tienen un paquete de condones a la mano, pues agreguen un toque de humor a la ocasión. Al fin y al cabo, es solo una película, pero sus lecciones son bastante serias. Heretic no solo es un viaje a través del terror y la comedia, sino una exploración de las verdades ocultas detrás de nuestras creencias más arraigadas. ¡Nos vemos en la próxima función!