La Navidad se ha convertido, en los últimos años, en un punto de controversia e incluso, a veces, de risa cómplice. En una época donde el sentido de pertenencia y la diversidad cultural son más relevantes que nunca, encontramos un cruce de caminos entre tradición y modernidad. Así que, ¿es realmente necesario usar fórmulas como “felices fiestas” en lugar de “feliz Navidad”? ¿Qué piensan los grandes actores de esta discusión? ¿Y, más importante aún, nosotros como sociedad?

Una historia navideña con un toque político

Permítanme poner un poco de contexto. Recordemos el 23 de diciembre de 2017, cuando Mariano Rajoy, entonces presidente del Gobierno español, pronunció un mensaje navideño que empezaba con unas palabras que, en su momento, podrían haber sido vistas como un intento de conciliación: “En estas fechas tan señaladas, nuestros militares y sus familias cuentan con el afecto de todos […] Felices fiestas”. Ahora, si estuvieras en una cena navideña con tu familia y un pariente que no veías desde hace años decidiera cambiar el brindis por “felices festividades” en lugar del tradicional “feliz Navidad”, ¿no tendrías esa mezcla de risa nerviosa y mirada de complicidad hacia el otro lado de la mesa?

Esa es la realidad de muchos de nosotros. El uso de expresiones que abarcan todas las festividades, como “felices fiestas”, no solo es un reflejo de una inclusión cultural, sino también de un intento de ser más tolerantes y comprensivos hacia las variadas creencias que coexisten en nuestro país. Sin embargo, no todos lo ven de esta manera.

El debate entre tradición e inclusión

A medida que la sociedad se transforma, también lo hacen nuestras costumbres y celebraciones. En un país donde la Navidad está inextricablemente ligada a nuestras raíces cristianas, no es raro que algunas personas experimenten una especie de shock cultural al escuchar “felices fiestas”. La pregunta surge: ¿por qué algunos se sienten ofendidos o molestos por dicha expresión?

Es interesante notar cómo, en la era de las redes sociales, un simple tuit puede desencadenar un torrente de debates acalorados. No es raro ver a políticos de gran renombre, como los de PP o Vox, alzar la voz en favor de la «verdadera esencia» de la Navidad, mientras que otros la abrazan como una oportunidad para celebrar la diversidad cultural. La Navidad puede ser esta celebración llena de luces y regalos, pero también es un espacio donde se manifiestan las tensiones culturales.

Un vistazo a otras festividades

Pero, ¡espera! No estamos aquí solo para hablar de la Navidad. Existen otros eventos, otras festividades que son parte del rico mosaico cultural de España, como la Hanukkah, que luce como un festín de luces; el Diwali, que trae un destello de colores y alegría; e incluso el Ramadán, que invita a la reflexión y la comunidad. Entonces, en este contexto, ¿deberíamos reservar solo una pequeña parte del año para celebrar nuestras diferencias?

La reflexión personal: ¿tradición o evolución?

Cuando miro hacia atrás y pienso en mis propias experiencias navideñas, recuerdo a algunos miembros de mi familia que se resistían a aceptar el cambio. La tía Marta, por ejemplo, se negaba a escuchar cualquier música que no fuera villancicos tradicionales. Sin embargo, al mismo tiempo, su esposo, el tío Juan, traía una botella de spumante de todos los rincones del mundo para brindar con un «¡Salud!» que resonaba a través de la sala. La diversidad estaba en mi propia familia, y aún así fielmente manteníamos la tradición.

Esto refleja lo que sucede en la sociedad en su conjunto. Se trata de encontrar un equilibrio. No necesariamente hay que eliminar lo que es valioso, sino adaptarlo. ¿No sería todo más fácil si simplemente brindáramos por lo que tenemos en común en lugar de lo que nos separa?

La voz de las celebridades y el impacto en la sociedad

En un mundo donde las celebridades tienen un impacto enorme en nuestras vidas cotidianas, la forma en que gestionan sus propias celebraciones puede influir en cómo el público percibe las festividades. Por ejemplo, pensemos en cómo artistas como Adele o Beyoncé celebran las festividades en sus redes sociales, mostrando imágenes que promueven el amor y la unidad. Entre los retweets y likes, las celebridades tienen el poder de moldear la percepción social sobre términos como “Navidad” o “felices fiestas”.

Hablemos un poco de otra celebridad que ha entrado en este dilema: el multifacético Miguel Bosé. En sus intervenciones, ha tocado el tema de la diversidad cultural, siempre fomentando el respeto hacia los valores cristianos, pero también extendiendo su mano a lo que otros celebran. Y es que, en el fondo, en cada acción hay una lección de empatía, algo que todos podríamos aprender a practicar más diariamente.

El papel de los medios de comunicación

No podemos dejar de lado el papel que los medios de comunicación desempeñan en este debate. En un artículo reciente de El País, se destaca cómo la cobertura de festividades inclusivas ha cambiado con el tiempo. Antes, la Navidad era predominantemente representada con villancicos y decoraciones típicas. Sin embargo, a medida que se ha introducido un enfoque más diverso, estos mismos medios han comenzado a mostrar una variedad más amplia de celebraciones, reflejando cambios en la cultura nacional. ¿Quizás esos villancicos necesiten una actualización para abrirse camino a un remix más moderno?

El efecto de las redes sociales

Las redes sociales también han sido un factor determinante. La viralización de memes sobre las fiestas que incluyen mascotas, tradiciones de diferentes cultos hasta la famosa “Navidad de Gwyneth Paltrow” han influido en cómo vemos y vivimos estas épocas. La risa es una gran herramienta de conexión, y eso es exactamente lo que buscamos: unir a la gente alrededor de la mesa, independientemente de cómo elijan celebrar.

Una mirada hacia el futuro: ¿qué nos depara el siguiente brindis?

A medida que avanzamos hacia el futuro, el desafío será equilibrar las tradiciones que nos han definido con las nuevas formas de celebración que reflejan nuestra sociedad diversa. Quizás, en vez de pelearnos por el término que usemos, deberíamos enfocarnos en lo que realmente importa: estar juntos, disfrutar la compañía de los que amamos y celebrar la vida.

Ese es el verdadero espíritu de la Navidad, ¿no creen?

En conclusión: espacio para todos

Así que, en el ocaso de otro año, recordemos que es completamente posible celebrar nuestra identidad cultural sin dejar a nadie atrás. Como una buena comida navideña, hay espacio suficiente en la mesa para cada plato y cada persona. Claro que la tradición tiene su lugar, pero no tiene que ser el todo. Quizás al final de cuentas, lo que realmente importa es un abrazo y un “feliz todo” en lugar de un “feliz algo”.

La Navidad, o las fiestas, o como te guste llamarlo, deben servir como recordatorio de lo que realmente contamos en nuestras vidas: la familia, la amistad y el amor. Así que, cuando levantes tu copa o te sientes a la mesa, piensa en todas las maneras en que podemos celebrar juntos. Felices fiestas y que el próximo año venga lleno de oportunidades para ser más inclusivos y, sobre todo, más humanos.