En un mundo en el que las barreras de comunicación parecen ser la norma, siempre hay personas que se atreven a romper esas limitaciones. Hoy vamos a profundizar en la extraordinaria vida de Noemí García Fernández, una joven sorda que ha llevado la interpretación en lengua de signos a un nuevo nivel, convirtiéndose en un referente para la comunidad sorda. Su reciente actuación en el Benidorm Fest, donde interpretó canciones a través de la lengua de signos, no solo ha deslumbrado al público, sino que también ha desatado un importante debate sobre la inclusión y la percepción de la discapacidad. ¿Puede la música ser disfrutada por quienes no pueden oír? La respuesta de Noemí nos abrirá los ojos a un mundo de posibilidades.

De la tímidez a la notoriedad: Un camino corrido

Con 27 años, Noemí se ha convertido en una celebridad dentro de la comunidad sorda y, aunque quizás no la reconozcan los oyentes, su trabajo hace que muchos se detengan a pensar en lo que significa ser sordo en una sociedad que a menudo olvida las necesidades de las personas con discapacidad auditiva.

Imaginemos por un momento ser Noemí. Desde pequeña, ha tenido que aprender a comunicar sus pensamientos y emociones en un mundo que, a menudo, parece diseñado exclusivamente para quienes oyen. Aun así, nunca ha dejado que eso la detenga. En lugar de adaptarse a un modo de vida que no era el suyo, decidió reivindicar su identidad y compartir su historia con el mundo. En sus propias palabras: «Cuando entendí que no tengo por qué adaptarme a lo inalcanzable, fue un antes y un después». Esa es la metáfora perfecta para resumir su filosofía: no hay que adaptar la vida a los demás, sino hacer que el mundo se adapte a ti.

Un vistazo a la pluridimensionalidad de la identidad sorda

Noemí es sorda de nacimiento, al igual que muchos de sus familiares, pero eso no la ha definido de manera negativa. Más bien, ha transformado su condición en un activo invaluable. A través de su plataforma en TikTok, conocida como ladyiluminati, ha hecho que las experiencias y desafíos de la comunidad sorda sean mucho más visibles.

En una de sus entrevistas, afirmó que su objetivo es «hacer que el sonido sea visible». Nos invita a cambiar nuestra forma de pensar sobre la música. ¿Quién dice que la música solo se puede disfrutar a través del oído? Noemí no solo utiliza signos; ella incorpora expresión corporal y facial para dar vida a las melodías. Esto me recuerda a una conversación que tuve con un amigo bailarín que siempre dice: «La danza es un diálogo sin palabras». Y en su caso, Noemí habla el lenguaje de la música sin necesidad de que suene.

Las barreras sociales y el concepto de discapacidad

La discapacidad, como bien señala Noemí, puede percibirse de diferentes maneras. Ella argumenta que se siente relativamente menos discapacitada dentro de su comunidad que en el mundo de los oyentes. ¡Vaya concepto, eh! ¿Qué pasaría si la sociedad se comprometiera a aprender la lengua de signos? ¿Seguiría siendo percibida como una «discapacidad»? Este es un punto interesante que nos invita a reflexionar sobre la forma en que definimos la discapacidad en nuestro día a día.

A menudo nos encontramos atrapados en un ciclo de asumiciones, incluso en debates sobre inclusión y diversidad, pero ¿podríamos ser realmente inclusivos si no entendemos a las personas que están directamente a nuestro alrededor? Las preguntas que lanza Noemí son un toque de realidad que debería hacernos replantear nuestras concepciones.

Educación, integración y autodeterminación

Al hablar sobre su trayectoria educativa, Noemí desvela las difíciles experiencias que vivió al estudiar en un colegio convencional. «Crecí en un entorno donde me daba vergüenza ser quien era», comenta. A menudo, se esforzaba por encajar, llegando incluso a ocultar su sordera. Sin embargo, todo cambió al cambiar a un colegio especializado, donde finalmente reconoció su potencial.

En su camino hacia la educación superior, Noemí se encuentra actualmente en la UNED estudiando Psicología. Es interesante escuchar cómo ha encontrado su pasión en una disciplina que ofrece tanto apoyo. ¿Sabías que hay solo siete psicólogos sordos en España? Eso revela lo mucho que podemos mejorar en términos de representación en diversas áreas profesionales. Al igual que en cualquier otro ámbito, la inclusión de personas con diferentes perspectivas solo puede enriquecer la experiencia general.

Accesibilidad en entornos públicos: Una batalla constante

Si hay un lugar donde las barreras se notan más, son los hospitales. Noemí menciona que, con el uso de mascarillas durante la pandemia de COVID-19, la dificultad se multiplicó. La ansiedad que experimentó durante ese periodo lleva a reflexionar sobre lo que a menudo damos por sentado, y esa es una experiencia universal en la que todos podemos involucrarnos.

La lucha por mantener la accesibilidad es constante y, como dice Noemí, «siempre que la gente esté abierta a aprender y a adaptarse, lo lograremos». Esa es una invitación a la empatía que nos toca a todos. Imagínate ser alguien que necesita que le repitan las cosas constantemente. ¿Quién no se ha sentido angustiado por no hacer las preguntas adecuadas o sentirse incomprendido en una conversación?

Ser un referente: El poder de la representación

Hoy en día, Noemí tiene casi 40.000 seguidores en TikTok, donde comparte sus reflexiones, anécdotas y aportaciones a la comunidad sorda. Ella misma se describe como una figura conocida en su mundo, un mundo que todavía está muy fragmentado y a menudo invisibilizado por la sociedad en general. Sin embargo, sus esfuerzos no solo son para su propia comunidad; son un faro de luz para cualquier persona que sienta que tiene que ocultarse o adaptarse a algo que no es.

La representación es clave, sobre todo en un mundo tan vasto. Me recuerda un poco a esos superhéroes de películas que, sin ser perfectos, enfrentan desafíos que resuenan en nosotros y reflejan las luchas que todos enfrentamos de una manera u otra. Noemí es ese tipo de heroína para muchas personas que se sienten atrapadas.

Conclusión: El viaje continúa

La historia de Noemí es un recordatorio poderoso de que la discapacidad no debería suponer una barrera; en realidad, puede ser un catalizador para el cambio y la conciencia en nuestras comunidades. La alegría con la que realiza su trabajo y la manera en que edifica puentes para otros nos demuestra que todos podemos ser parte de una solución más amplia.

Nos queda una pregunta en el aire: ¿qué hacemos cada uno de nosotros para ser más inclusivos y fomentar la diversidad en nuestras vidas diarias? Al final del día, lo que realmente importa no es solo que entendamos a aquellos que nos rodean, sino que cada vez más personas como Noemí puedan vivir plenamente su verdad en una realidad que, hasta ahora, ha sido inalcanzable.

Así que, pongámonos las pilas y aprendamos un poco de lengua de signos. Porque, al final, la música puede ser visible, y la inclusión comienza con cada uno de nosotros.